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Biólogo y filósofo Pablo Razeto señala que la crisis es sistémica y generacional y advierte que los secundarios han sido subestimados CULTURA|CIENCIA

Biólogo y filósofo Pablo Razeto señala que la crisis es sistémica y generacional y advierte que los secundarios han sido subestimados

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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El director del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, que participó en el Congreso Futuro que termina este jueves, sostiene que, aunque el actual sistema se mantenga por algunos años más, a la larga cambiará, porque los problemas subyacentes no van a desaparecer. «Los partidos políticos no van a aumentar su legitimidad. Y el capitalismo, que dio tantos frutos, está en crisis. No es un problema de ignorancia de la gente que está alegando contra algo que en realidad es bueno. Lo que pasa es que es muy difícil declarar malo el sistema actual cuando no tienes una alternativa», admite. En Chile, advierte, la crisis refleja un problema generacional. «La generación de adultos está sistemáticamente, desde el inicio y hasta la actualidad, despreciando, menospreciando y subestimando a estos jóvenes (secundarios) que no son unos pocos. Son gente muy organizada, plantean sus quejas de manera bastante argumentativa», dice. Obviamente son «niños» y no tienen un modelo económico, político y social para proponer, «pero ni los adultos lo tienen».


El científico chileno Pablo Razeto cree que la crisis que estalló el 18 de octubre es sistémica y que los escolares han sido subestimados.

«La generación de adultos está sistemáticamente, desde el inicio y hasta la actualidad, despreciando, menospreciando y subestimando a estos jóvenes, que no son unos pocos. Son gente muy organizada, plantean sus quejas de manera bastante argumentativa»,  advirtió Razeto.

El científico fue parte del Congreso Futuro 2020, donde el martes participó en el panel «Gobernar», liderado por Agustín Squella, Premio Nacional de Humanidades.

Descontento generalizado

Razeto es doctor en Ciencias con mención en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chile y Magíster en Estudios Filosóficos de la Universidad Alberto Hurtado.

Antes se licenció en Filosofía de la misma universidad, y en Biología y Física en la Universidad de Chile. Es cofundador y director del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad-IFICC.

En su exposición, Razeto mostró que, según las encuestas, más de dos tercios de la población cree que la crisis tiene que ver con un descontento generalizado, y solo una minoría lo atribuye a «grupos violentistas».

«Hay un malestar general, y además la violencia es parte de todas las crisis sociales», explicó. «Pero también tiene que ver con el movimiento de los secundarios, que se suelen mencionar bien poco. Esto lo empezaron ellos. Y no es simplemente que un día se les ocurrió saltar un torniquete», destaca.

Movimiento vigente

Razeto señala que se trata de grupos bien organizados de larga data, que en los días previos al estallido lograron paralizar el Metro con acciones muy simples, como sentarse en los andenes e impedir el paso de los trenes, con actos que fueron in crescendo y cuya dura represión dentro de las estaciones terminó involucrando a los adultos, muchas veces sus propios padres, que salieron en su defensa y dieron origen al estallido.

«Si uno va al Instagram de estos grupos, como el Cones, uno ve que son cabros que están muy claros, sobre todo en lo que no quieren», y que fueron a protestar aunque el alza de los $30 como escolares no les afectaba. Y que finalmente incluso «lograron causar tal conmoción», que el Gobierno decretó el estado de emergencia y el toque de queda, prácticamente el último recurso del Estado para mantener el orden público.

Estos grupos llevan mucho tiempo y ya explotaron en otros momentos, como 2006 y 2011, y han demostrado su vigencia con el boicot a la PSU y la toma del Demre, agrega. «Y siguen ahí».

A este científico le parece que, a pesar su importancia, este movimiento no ha sido tomado en cuenta, partiendo por los intelectuales pero sobre todo los políticos, como muestra el ya famoso «esto no prendió, cabros», del abogado y empresario DC Clemente Pérez, exmiembro del directorio de Metro.

Ignorados

En este sentido, las autoridades primero ignoraron el movimiento y luego empezaron a amenazar a sus miembros con quitarles sus tarjetas estudiantiles, que en el caso de la PSU se tradujo en una prohibición a rendirla y la querella por Ley de Seguridad del Estado.

Asimismo, hubo un desprecio, «como muestran las columnas del rector Carlos Peña y Mario Waissbluth», al tratar de analizar la situación, según dice.

«Esencialmente, su diagnóstico es que los jóvenes reflejan la mala educación que tenemos en Chile, que no dominan sus emociones y son anómicos», dice.

Sin embargo, para Razeto en el fondo «es una lucha de los adultos contra los niños, a todo nivel», incluso es transversal políticamente, liderada por el Presidente Sebastián Piñera, pero también por miembros de la antigua Concertación, como los exministros Mariana Aylwin y José Joaquín Brunner, junto a los intelectuales ya citados.

Obviamente son «niños» y no tienen un modelo económico, político y social para proponer, «pero ni los adultos lo tienen. Sí tienen claro lo que les parece mal, las razones por las que les parece mal», ninguna de las cuales aparece en la prensa, ni en los comentarios de los intelectuales ni los discursos de los políticos ni de derecha ni de izquierda, critica.

«Es un tema generacional, sin duda».

Diagnóstico

Razeto destaca que un diagnóstico que él y sus colegas tenían hace rato es que la crisis no es nacional, sino «probablemente de civilización».

Así como en el paso del feudalismo al capitalismo perdieron legitimidad la nobleza y el clero, hoy sucede lo mismo con entidades como los partidos políticos.

En aquella época, el movimiento de cambio logró contar con el apoyo de intelectuales como Jean Jacques Roussseau, que le dieron herramientas para imponerse finalmente, como el libro El contrato social y con lo cual surgieron los Estados nación y el capitalismo, todo lo que está a su vez en crisis ahora.

«En varios lugares del mundo vemos que esta es la crisis de un modelo, que incluso va más allá del neoliberalismo», subraya.

Por eso la crisis actual se puede entender como «sistémica», pero de «alto calibre», como una revolución que se da cada tantos siglos, que afectará la forma de relacionarse, los hábitos de consumo y trabajo. «Es posiblemente un cambio de civilización», sostiene.

Agrega que incluso aunque el actual sistema se mantenga por algunos años más, a la larga cambiará, porque los problemas subyacentes no van a desaparecer.

«Los partidos políticos no van a aumentar su legitimidad. Y el capitalismo, que dio tantos frutos, está en crisis. No es un problema de ignorancia de la gente que está alegando contra algo que en realidad es bueno. Lo que pasa es que es muy difícil declarar malo el sistema actual cuando no tienes una alternativa», admite.

Para el futuro, Razeto propone que un grupo de académicos elabore un modelo social, económico y político de vida alternativo, basado en la evidencia, y tratar de persuadir a la mayor cantidad de gente posible de su conveniencia, algo que estuvo en la génesis del propio neoliberalismo, pero también del keynesianismo o el socialismo.

En ese sentido, resulta clave la nueva Constitución, primeramente por su significado simbólico, aunque por sí sola no puede hacer un cambio estructural.

«Es como nacer, reconstruir un país», dice, y lo compara con un parto, donde lo más difícil viene después, con la crianza. «Simplemente con un niño naciendo, no nace un nuevo ser humano».

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