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En plena crisis social y sin respaldo político ni cultural, Gobierno insiste en el «Museo de la Democracia» CULTURA

En plena crisis social y sin respaldo político ni cultural, Gobierno insiste en el «Museo de la Democracia»

Aunque a comienzos de noviembre el subsecretario de Patrimonio, Emilio de la Cerda, admitió que la crisis social obligaba a revisar el guión de la polémica iniciativa presidencial, lo cierto es que la administración de Sebastián Piñera ha seguido adelante en este tiempo con la idea. El 21 de noviembre, autoridades del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se reunieron con los funcionarios de la entidad para comunicar que el proyecto marchaba viento en popa. ¿De dónde salieron los recursos? Del presupuesto para la renovación de Correos, en cuyo tercer piso se albergaría dicho museo, proceso en que la empresa española Ferrovial –única que se presentó a la licitación– postuló con una oferta de US$20 millones, casi el doble de lo autorizado en el presupuesto.


En medio de la crisis social, el Gobierno ha seguido avanzando en su idea de materializar un Museo de la Democracia. Una decisión que tiene la abierta oposición del mundo cultural, político y de los trabajadores del propio Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

A fines de noviembre, las autoridades de dicha cartera informaron a los trabajadores que el proyecto –ahora con el nombre de Galería de la Democracia– seguía adelante. Además, el 25 de ese mes se cerró el plazo de la licitación para la renovación del Correo Central de Santiago, el edificio que albergará el museo en el tercer piso. Hubo una sola propuesta, de la empresa española Ferrovial, por 20 millones de dólares, el doble del presupuesto oficial.

El Gobierno ahora tendrá que decidir si sigue adelante con la iniciativa, que inicialmente fue presentada como una ampliación del Museo Histórico Nacional (MHN). La norma no fija plazos al respecto, por lo que se trata de una decisión política que podría ser llevada adelante en cualquier momento.

Los trabajadores del MHN criticaron que el polémico Museo de la Democracia va en desmedro de un proyecto original, ya aprobado en todas sus etapas, para restaurar el propio MHN, que en cambio sí está sin financiamiento a la vista.

Una de las dificultades del tema es que el museo nunca ha tenido un presupuesto oficial en sí mismo, sino que siempre ha estado incluido en la renovación de la sede central de Correos.

Esto quedó en claro en la tramitación de los recursos en el Congreso, cuando –diez días antes del estallido de la crisis social– explotó la disputa por los recortes que afectaron a cinco entidades culturales: Fundación Teatro a Mil, Matucana 100, Museo Precolombino, Balmaceda Arte Joven y Teatro Regional Biobío.

En esa ocasión, el diputado Amaro Labra, presidente de la comisión de Cultura en la Cámara Baja, denunció que, mientras ello sucedía, el Museo de la Democracia recibía fondos por 2.800 millones de pesos en el presupuesto,  cifra informada al legislador por Emilio de la Cerda, subsecretario del Patrimonio Cultural, en una presentación en la señalada comisión del Congreso.

«Es muy evidente que el Museo de la Democracia es, en principio, una estrategia de la derecha, en su permanente afán de empatar (ideas y gestos) con el Museo de la Memoria. Es muy fácil deducir que su fin último sería una justificación al Golpe Cívico-Militar de 1973», advirtió Mario Rojas, presidente de la Unión Nacional de Artistas (UNA).

Aunque a comienzos de noviembre el propio De la Cerda admitió que la crisis social obligaba a revisar el guión del polémico recinto, lo cierto es que el Gobierno ha seguido adelante con la idea.

Sin embargo, ya entonces hubo reparos explícitos a la iniciativa. En la Cámara se declararon en contra no solo Labra, sino también los senadores Yasna Provoste, Jorge Pizarro, Carlos Montes y el diputado RD Giorgio Jackson.

Días antes, en un Cabildo Cultural Ciudadano, que reunió a numerosos artistas en el Centro Matucana 100, el mundo cultural pidió explícitamente desechar el proyecto «por no ser el momento».

Tramitación poco transparente

En el Congreso quedó claro que el Gobierno intentaba la aprobación de los fondos a como diera lugar. La senadora Provoste criticó que, como parte del presupuesto, los fondos para el museo constituían «un cheque en blanco», al incluirlos en un fondo de infraestructura sin ninguna glosa: «Es lamentable que el Gobierno haya tratado de pasar de contrabando los recursos para su Museo de la Democracia (…). Lo señalo después de haber participado en la cuarta subcomisión mixta de presupuesto, que tenía como propósito resolver el proyecto de presupuesto de este ministerio. Tuvimos que preguntar tres veces respecto de esos recursos. El Gobierno sabe que este proyecto no goza del apoyo del mundo de la cultura, muy por el contrario».

El ítem 31 corresponde al proyecto del Museo de la Democracia.

En el proyecto de presupuesto del año 2020 del Ministerio de las Culturas, la cifra del Museo de la Democracia aparecía en el ítem 31, correspondiente a «Iniciativas de inversión», por un monto de 4.962.485 millones de pesos.

Aunque en ninguna parte aparece el término Museo de la Democracia, «se les tuvo que preguntar en la comisión y ahí dijeron que ese monto era para el museo», indicó una fuente del Parlamento.

Con esa cifra en la mano, el diputado Labra lo que hizo fue pedir una reducción de fondos, a 2.825.485 millones de pesos, mediante una indicación, que aunque fue rechazada en la Cámara de Diputados, luego fue repuesta en el Senado y salió finalmente con ese monto.

«Nuestra idea final era que esos fondos se redistribuyeran entre pueblos indígenas o educación, en algo mucho más positivo para todas y todos en este momento. Lamentablemente no hubo ninguna posibilidad para conversarlo con el Ministerio de Cultura, pero en este momento hay un pueblo que crece y que merece ser tomado en cuenta. Si quieren actualizar el museo, podrían hablar de lo que está pasando en este periodo», afirma el diputado Labra.

Poco después, el jueves 21 de noviembre, las autoridades del ministerio se reunieron con los funcionarios de la entidad para comunicar que la iniciativa seguía adelante. Entre ellas estaban la directora del Museo Histórico Nacional, Macarena Ponce de León, y Ricardo Gacitúa, jefe del Departamento de Gestión de Proyectos de la Subsecretaría del Patrimonio, instancia en la que presentaron un power point con los principales contenidos de la propuesta, el mismo que fue usado en el Congreso a principios de octubre.

Reza dicha presentación que «nunca antes en la historia de la humanidad han coexistido tantos regímenes democráticos en el mundo».»Estos regímenes garantizan, en términos formales, un acceso amplio a las distintas dimensiones de la ciudadanía (civil, política y social). No obstante, las democracias contemporáneas son muy diversas y enfrentan múltiples desafíos, entre ellos, los cuestionamientos ciudadanos a su capacidad para garantizar que dicho acceso sea equitativo y balanceado, lo que genera cierta ilegitimidad de la democracia a nivel social».

Entre sus objetivos, el Museo se fija «reflexionar históricamente sobre cómo ha sido nuestra experiencia democrática a partir de los principales desafíos que enfrentamos hoy a través de las colecciones del MHN y de instrumentos interactivos».

En la ocasión, los trabajadores, sin embargo, insistieron en su rechazo a la iniciativa. «Nos parece muy inconveniente y contrario a todo lo que se ha trabajado en este tiempo respecto a reforzar nuestra estructura institucional, entendiendo que el proyecto de ampliación, restauración y rehabilitación del Museo Histórico, que viene desde el 2013 y que está con proyecto de arquitectura adjudicado, donde hay un proyecto y guión museográfico, laboratorio, con un presupuesto aprobado, haya sido suspendido por otro sin guión, proyecto, diseño», señaló Marco Bravo, dirigente de la Asociación Nacional de Trabajadores del Patrimonio (Anatrap).

Bravo además explicó que el presupuesto del museo es mayor al de la renovación del MHN, que cuesta 13 mil millones: «Esto viene a detallar uno de los aspectos de la crisis que estalló en los últimos 50 días, con poca participación de los trabajadores en decisiones importantes, donde todo se maneja con un secretismo y no hay ningún tipo de prioridades sobre las necesidades. Que vengan a financiar una idea peregrina, como es este capricho presidencial de la ahora Galería de la Democracia, es incomprensible. Se sigue en una lógica y una práctica que le hacen daño al país».

La licitación que incluye el Museo de la Democracia.

El último capítulo de la historia ocurrió el pasado 25 de noviembre. Ese día venció el plazo para la entrega de postulaciones al proyecto de renovación del Correo Central.

Ferrovial es la misma empresa que postuló a la licitación para terminar la segunda etapa del centro cultural GAM, tras la quiebra del ejecutor anterior, la también empresa española ECISA. En este caso, Ferrovial también se presentó con el doble de costo de lo de lo ofrecido en la licitación.

«Los costos que supuestamente tendría son totalmente desmedidos y, como es bien sabido, que sería en base a recortes al financiamiento de proyectos verdaderamente culturales, es un descriterio y un insulto al arte y la cultura. Esos fondos están mejor invertidos en una ampliación y aumento del presupuesto al Museo de Bellas Artes o al Museo de Arte Precolombino, por ejemplo.», criticó el presidente de la UNA.

El Mostrador Cultura se comunicó con distintas reparticiones del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para obtener una versión oficial, sin obtener respuesta hasta el cierre de esta edición.

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