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La ciencia: motor de cambio social CULTURA|OPINIÓN

La ciencia: motor de cambio social

La toma de decisiones sobre reformas en el área de la salud y pensiones requiere una mirada crítica basada en evidencia científica, fundada en el estudio de nuestra realidad y condiciones locales. Así podremos proyectar políticas de impacto, donde el beneficio  y éxito puedan ser medidos con instrumentos objetivos. Esta es una base para transformar la realidad y construir una sociedad más justa.


El estallido social y las demandas que se manifiestan tienen como problema de fondo la desigualdad histórica que ha existido en Chile. Frente a este panorama, ¿qué podemos decir desde nuestra comunidad científica?

El valor de la ciencia es amplio.  Si hoy logramos impulsar el desarrollo de una sociedad basada en el conocimiento, vamos a impactar positivamente múltiples dimensiones del quehacer nacional. Por un lado, fortaleceremos el pensamiento crítico, permitiendo que nuestras decisiones ciudadanas del día a día puedan basarse en evidencia. Considerando los resultados generados por las investigaciones, también podremos buscar soluciones conjuntas e implementar políticas públicas más efectivas, en vez de decidir considerando las encuestas del momento. Esto contribuirá a un cambio cultural que hoy más que nunca Chile necesita. 

[cita tipo=»destaque»]Debemos fortalecer espacios de diálogo para crear una mirada integradora y colegiada que permita reconocer nuestras necesidades y prioridades como sociedad. Debemos darle un mayor impulso al desarrollo del país a través de la ciencia.[/cita]

Si queremos crecer de manera equitativa y armónica, conscientes de nuestro entorno, necesitamos mayor presupuesto e incorporar a los científicos a todas las actividades del país. La generación de reformas educacionales que se acompañen, deberán entregar un mayor impulso a la actividad científica. La toma de decisiones sobre reformas en el área de la salud y pensiones requiere una mirada crítica basada en evidencia, fundada en el estudio de nuestra realidad y condiciones locales. Así podremos proyectar políticas de impacto, donde el beneficio  y éxito puedan ser medidos con instrumentos objetivos. Esta es una base para transformar la realidad y construir una sociedad más justa.  

Estamos atrapados en un modelo en el que nuestro crecimiento como nación depende de la exportación de materias primas y la explotación de la clase media y sectores más vulnerables. A través del conocimiento, podemos reconocer nuestras prioridades, y en el ámbito de los sectores productivos no solo generar commodities, sino fortalecer también la innovación, la creatividad, el perfeccionamiento profesional y la apertura al mundo.

Si observamos el contexto de países desarrollados o en proceso de transformación, podemos ver que la ciencia ha sido un pilar central, un motor de estabilidad económica, de crecimiento y de adaptabilidad a los cambios globales. El porcentaje del PIB dedicado a esta actividad por muchos países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) supera al 3%, índices que a su vez se acompañan de altos estándares en educación, salud y otras políticas que buscan el bienestar en la población.  

La eficiencia y capacidad de nuestro capital humano en ciencia, se ha destacado por la propia OCDE, dado que con presupuestos miserables y con muy pocos científicos, producimos, en el área de ciencias de la vida, un impacto medible equivalente a países que invierten hasta 10 veces más que nosotros. 

Problemas como el envejecimiento de la población determinarán la prosperidad de Chile en poco tiempo. Países como Francia, Holanda, Finlandia, entre otros, invierten enormemente en ciencia y hacen seguimiento por décadas a miles de personas, para definir cómo envejece la población. Así, el Estado puede determinar qué factores socioeconómicos, biológicos, y culturales se asocian directamente con la salud física y mental de los ciudadanos para así orientar, basado en evidencia, las políticas públicas que buscan aumentar el bienestar.

En el campo de la investigación en el área de la salud, el país está avanzando con las exigencias de una sociedad moderna que reclama adelantos en materia de células madre, terapia génica, telemedicina, inmunoterapia, entre otros. Sin embargo, la discusión legislativa y técnica es prácticamente inexistente, cuando el mundo avanza a una velocidad abismante.

Por esto mismo, creo que las conversaciones impulsadas desde la comunidad científica son absolutamente necesarias y podrían tener un impacto tremendo a largo plazo. Esta problemática debe ser abordada con una perspectiva multidisciplinaria, coordinando la acción del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, junto con otras carteras como Salud, Economía y Educación. 

Debemos fortalecer espacios de diálogo para crear una mirada integradora y colegiada que permita reconocer nuestras necesidades y prioridades como sociedad. Debemos darle un mayor impulso al desarrollo del país a través de la ciencia. 

Desde nuestros laboratorios y la academia estamos comprometidos en contribuir a todos los cambios que el país necesita para disminuir la desigualdad, aumentar el bienestar y avanzar hacia una sociedad que tome decisiones fundadas en el análisis objetivo y el conocimiento. Apostamos por la ciencia como un eslabón clave para las transformaciones sociales que Chile necesita.

Dr. Claudio Hetz, director del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI. Académico de la Facultad de Medicina, Universidad de Chile.

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