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Director de documental sobre Ástor Piazzolla: «Fue un adelantado, por eso tardó en ser reconocido y en tener éxito» CULTURA

Director de documental sobre Ástor Piazzolla: «Fue un adelantado, por eso tardó en ser reconocido y en tener éxito»

Daniel Rosenfeld es el director de “Piazzolla: Los años del tiburón” y vino a Chile a presentar su obra. Se trata de la primera película sobre el músico y compositor argentino que cuenta con la autorización y colaboración de su familia, y por ello con archivos nunca antes vistos. El cineasta quiso «que, al terminar, el espectador sientiera que fue tocado por ese torbellino musical y familiar que era Piazzolla».


Un viaje visual y evocativo hacia el centro de la vida y la música de Ástor Piazzolla, con material inédito del músico y compositor en su intimidad, es el documental Piazzolla: Los años del tiburón.

«Fue un adelantado, por eso tardó en ser reconocido y en tener éxito. En Europa quizás lo encontró antes. Ástor tenía grandes recuerdos de sus conciertos en Chile, Colombia y Venezuela», destaca Daniel Rosenfeld, director de la película.

«Su música era asociada especialmente con Buenos Aires y Mar del Plata, sin embargo, haciendo la película se percibe que su gran amor fue New York. La infancia esconde muchos secretos».

Amor y desamor

Se trata de la primera película sobre Ástor Piazzolla que cuenta con la autorización y colaboración de la familia del músico, y por ello con archivos nunca antes vistos.

Su director vino a Chile a presentar su filme y explica que el objetivo fue «que al terminar el espectador sintiera que fue tocado por ese torbellino musical y familiar que era Piazzolla».

«No hace falta que te guste Piazzolla o el tango, Ástor fue adorado por músicos que van desde Luis Alberto Spinetta, Gustavo Ceratti, Yo-Yo Ma, hasta Mick Jagger, porque rompía los moldes con un lenguaje propio», señala.

Es una película sobre la fuerza de la creatividad, sobre lo difícil que es alcanzar los sueños, «sobre el amor y el desamor».

Su título alude a unas palabras del artista, cuando cuenta que si el pintor español Pablo Picasso tuvo su «época azul», él se sentía en la época del tiburón, de máxima creatividad. Y aclaraba que le gustaba pescar porque se espera en silencio «y en el silencio aparecen las ideas musicales».

Por otro lado, evoca un momento de unión con su hijo Daniel, con quien pescaba en su niñez, añade el director.

Ástor por Ástor

Rosenfeld decidió hacer una película en primera persona, sin entrevistas a terceros que hablen sobre él.

«Es Ástor por Ástor, a partir de unos audios que no tenían destino de ser públicos. Me refiero a una charla de Ástor con su hija, quien lo registró para escribir un libro sobre su padre en los años 80. Por eso también es la película de una hija buscando a su papá», cuenta.

Además aparece el último testigo vivo de ese núcleo familiar: su hijo Daniel Piazzolla.

El 90 por ciento del documental está realizado a partir de archivos inéditos, y se restauraron cientos de horas en fílmicos y cintas de sonido.

«Hay algo de la fuerza familiar, de ese primer núcleo que marca la infancia, que aparece en varios momentos del documental. ¿Qué recibe uno de un padre? ¿De un abuelo? ¿Qué les deja a los hijos? ¿A los hermanos? Me refiero al legado, al fuego creativo».

Desafíos

Uno de los principales desafíos fue encontrar un punto de vista, un foco, ya que Rosenfeld no quería a hacer un desfile de anécdotas ni temas musicales.

Él usó la música con una visión incidental, apoyando la dramaturgia y «el vértigo» del montaje.

«Encontrar los archivos fue una aventura enorme, ya que prácticamente no había nada. En el garaje del hijo de Ástor encontramos unos fílmicos realizados por Piazzolla en los años 50, en una New York hipnótica», comenta.

El director Daniel Rosenfeld.

Mala relación

Una de las claves en la vida del artista fueron los conflictos que tuvo con la «vieja guardia» del tango.

Con ellos se enfrentó «porque rompió con lo establecido. Es llamativo que en la radio se peleaban por estilos musicales, hoy en la radio pelean por política o deportes».

En sus inicios, su música tenía una rítmica que hacía casi imposible bailar, por eso le decían “el enemigo de los pies”. «Él hacía vanguardia, escuchar al octeto electrónico con sintetizadores y batería era revolucionario».

Algo que contrasta con la época actual, donde, en palabras de Rosenfeld, «lamentablemente siento que vivimos en una época de refritos y referencias».

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