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Polémica por Premio Nacional de Artes de la Representación: profesionales de la danza acusan trato desigual CULTURA

Polémica por Premio Nacional de Artes de la Representación: profesionales de la danza acusan trato desigual

Un reclamo formal a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, envió el sindicato de profesionales de la danza, Sinnatad, en que destacó que, desde 1946 a la fecha, de los últimos premiados, un total de 23 pertenecen al ámbito del teatro, pero solo dos a la danza y uno al cine. Además, acusan un tema de género: la última mujer premiada fue la actriz Marés González, en 2003. Ramón Griffero, galardonado el viernes pasado, admite el reclamo. El detonante fue la fallida postulación de Joan Jara, cuya candidatura fue ignorada por segunda vez. «Uno no entiende qué criterios valen cuando no son comparables bajo ningún punto de vista los candidatos», comentó Paulina Mellado, coreógrafa y también académica del Departamento de Danza de la Universidad de Chile.


Una carta abierta encendió la polémica. Un grupo de trabajadores de la danza reclamó a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, por la falta de premiados del rubro en el Premio Nacional de Artes, que obtuvo el dramaturgo Ramón Griffero el pasado viernes.

El gremio Sinnatad destacó en su misiva que, desde 1946 a la fecha, de los últimos premiados, un total de 23 pertenecen al ámbito del teatro, pero solo dos a la danza y uno al cine. Además acusan un tema de género: la última mujer premiada fue la actriz Marés González, en 2003.

Anteriormente este Premio era otorgado por el Ministerio de Educación, pero este año, por primera vez, le correspondió al propio Ministerio de las Culturas. Ante la polémica, este último señaló en síntesis que la selección del galardonado siguió todos los conductos regulares por un jurado diverso.

Fallida postulación

La presidenta de Sinnatad, Anabella Roldán, explicó a este medio que el detonante fue la fallida postulación de Joan Jara, cuya candidatura fue ignorada por segunda vez, para premiar «nuevamente a un actor. Ese es el tema que estamos alegando».

A Jara le jugó en contra no estar en la academia más tradicional del arte, si bien es por una razón ya conocida:  aunque en sus inicios haya sido bailarina estrella del Ballet Nacional Chileno, es el exilio el que trunca su labor como académica de la Universidad de Chile y, con ello, un importante proyecto de desarrollo disciplinar a nivel nacional.

«Después ya no hubo espacio para tal proyecto en la institucionalidad pública, entonces se traslada al ámbito privado. Pero qué queda para la danza y su desarrollo académico con tan solo una universidad del Consejo de Rectores que la considera una disciplina universitaria», critica Alejandra Salgado, docente del Departamento de Danza de la Universidad de Chile.

Para el gremio es innegable la clara parcialidad y desequilibrio en el tratamiento oficial, por parte de la institucionalidad del Estado, hacia las distintas expresiones artísticas nacionales.

«Uno no entiende qué criterios valen cuando no son comparables bajo ningún punto de vista los candidatos», comentó Paulina Mellado, coreógrafa y también académica del Departamento de Danza de la Universidad de Chile. Ella cree que el reconocimiento debe ser ahora, cuando los tiempos cambian con demasiada rapidez y la memoria comienza a fallar.

«Estoy de acuerdo con el premio a Ramón Griffero, pero también se lo merecía, sin duda, Joan, con toda su labor como maestra y la escuela que ha hecho en torno a la danza», coincidió la actriz, bailarina y gestora cultural María Fernanda García, vicepresidenta de la Unión Nacional de Artistas (UNA).

Griffero coincide

Aunque este Premio Nacional se entrega desde 1946, tras el retorno de la democracia fue reformulado para incluir a las Artes Teatrales, Artes Danzarias y Artes Cinematográficas. Uno de los que critica esta división es precisamente Griffero, el último premiado.

«Estoy de acuerdo» con el reclamo del gremio de la danza, manifestó a este medio al ser consultado al respecto.

«Considero que un premio no puede agrupar en sí áreas tan relevantes de nuestra cultura y debería existir un premio al audiovisual y otro a danza… eso debería demandar el sindicato y la gente de cultura», expresó.

Para los autores de la carta, hay una «mezquindad» del Estado que discurrió esta figura de “3 en 1”, para ahorrarse premiar diferenciadamente a la danza, el teatro y el cine.

La danza solo tiene dos galardonados: Ernest Uthoff (1984) y Malucha Solari (2001). Patricio Bunster, una eminencia cuyo nombre lleva una de las salas del centro cultural Matucana 100, nunca lo obtuvo.

«En una sociedad capitalista como la nuestra, con criterios de marketing hasta para decidir quién vive y quién muere, la gente de teatro tiene plataformas como el cine y la televisión que cumplen con el requisito de ser más visibles y, por ende, conviene más a la hora de visibilizar el nombre del ganador», comentó Miguel Pizarro, presidente del Colegio de Profesionales de Danza Chile A. G.

«La danza ha tenido y tiene un protagonismo histórico invisibilizado en la historia de nuestro país», lamentó.

No fueron escuchados

La misiva deja en claro que no pretende desconocer los méritos de Griffero ni mucho menos, pero lamenta que al teatro se le otorgue un sitial de privilegio y favoritismo, en desmedro de las otras áreas.

«Porque las comparaciones entre pares son dolorosas y enojosas, demasiado tiempo hemos guardado silencio al respecto. Pero hoy, demandamos que el Estado recupere su rol en relación a las artes, abandonando esta postura tan evidentemente sesgada y dispareja y, por el contrario, recupere el objetivo de la institucionalidad cultural que es promover políticas ecuánimes que favorezcan la igualdad de condiciones para el desarrollo de sus distintas expresiones», señala el texto.

El Sinnatad añadió que ha planteado sus inquietudes con las autoridades actuales y también las anteriores, «sin haber sido escuchados, evidentemente».

El tema de los jurados

Una molestia adicional fue que en esta ocasión se sumaron al jurado como expertas la dramaturga Manuela Infante y la investigadora teatral María de la Luz Hurtado.

El jurado estuvo compuesto por representantes de la Academia de Bellas Artes, el Consejo de Rectores, la Universidad de Chile, el último galardonado, la ministra de las Culturas y dos personas designadas por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, quienes, en sesiones públicas, propusieron los nombres de María de la Luz Hurtado y Manuela Infante para efectos de este premio.

En Sinnatad se preguntan, si los profesionales “de refuerzo” fueron dos, acaso, en aras de la equidad, no hubiera sido mejor que ellos provinieran de las disciplinas no representadas en el jurado, en lo que califican de «desprolijidad».

Fuera de las expertas mencionadas, integra el jurado Ramón López, escenógrafo teatral, en representación de la Academia Chilena de Bellas Artes y, por derecho propio, el último galardonado, en este caso el dramaturgo Alejandro Sieveking. En total, de los siete integrantes del jurado, cuatro son profesionales de las artes teatrales.

Esto de hecho fue, para Francisco Paco López, coordinador de la Postulación al Premio Nacional de Artes de Joan Turner, lo más desilusionante: la modificación de integrar dos artistas y representantes del sector no contribuyó a diversificar la premiación, muy por el contrario, acentuó las tres constantes de este premio: hombres, de teatro, dramaturgia y dirección.

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