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Cambio climático pone presión al sistema de salud en Chile: aumentarían las enfermedades exóticas y los trastornos postraumáticos PAÍS

Cambio climático pone presión al sistema de salud en Chile: aumentarían las enfermedades exóticas y los trastornos postraumáticos

Los científicos advierten que el aumento de la temperatura facilitará la transmisión de aquellas enfermedades exóticas vinculadas a zancudos, como malaria y dengue, así como la gastroenteritis. Asimismo, la desertificación y la consiguiente alza de precios de los alimentos podrían aumentar la desnutrición, sin considerar los problemas en salud mental como la «ecoangustia». «Se ha observado la presencia de sintomatología ansiosa y psicosomática inespecífica, relacionada con el estrés como una de las consecuencias más consistentemente observadas, la aparición de trastornos del estado de ánimo y la presencia del Trastorno por Estrés Postraumático», señaló el psicólogo y académico de la Universidad Autónoma de Chile, Eduardo Sandoval.


Chile, por sus características geográficas, demográficas y ecosistémicas, es un país sensible al cambio climático, especialmente en el ámbito de la salud. Al reunir importantes factores de vulnerabilidad, como áreas costeras de baja altura; ecosistemas montañosos; zonas áridas, semiáridas y de bosques; áreas propensas a sequías y desertificación y zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica, estas conllevan la expansión de vectores sanitarios.

El cambio climático podría causar el incremento de varias enfermedades, especialmente aquellas vinculadas al aumento de la temperatura, advierten los científicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que este tema es uno de los mayores desafíos para la salud de este siglo.

Las alteraciones facilitarían las enfermedades transmitidas por zancudos, como la malaria y el dengue, así como la gastroenteritis. Asimismo, la desertificación y la consiguiente alza de precios de los alimentos podrían incrementar la desnutrición.

A su vez, estos trastornos que experimentarán los chilenos en su vida diaria afectarían además su salud mental.

Hasta el momento, el anteproyecto de cambio climático que el Gobierno quiere presentar al Congreso en septiembre no considera este tema.

Fuente: GreenLabUC, 2014, modificado por Ministerio del Medio Ambiente y Ministerio de Salud.

Polución

La vulnerabilidad de Chile además se debe a su enorme borde costero –unos cuatro mil kilómetros– y la disponibilidad de agua, que a futuro se estima a la baja en hasta un tercio.

Hasta el momento, donde hay más experiencia y conocimiento es respecto de las enfermedades respiratorias asociadas a la mala calidad del aire.

«Hay evidencia más que suficiente para poder afirmar que la polución ambiental está estrechamente relacionada con el cambio climático», señala Juan Diego Maya, director del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM).

Por ello, se ha avanzado en la implementación de algunas políticas públicas y hay legislación al respecto, «aunque sigue siendo insuficiente el esfuerzo».

Más alergias

Por otro lado, las condiciones climáticas extremas, como el aumento de la temperatura y la humedad, promueven la formación de partículas y cambios en los niveles de ozono e incremento en la concentración de alérgenos en el material particulado por aumento en la volatilidad de los contaminantes presentes en el suelo y el agua, lo que explica el aumento en la aparición de asma, rinitis y otras afecciones de carácter alérgico, señala el especialista.

Por ejemplo, son reconocidas las causas y los tratamientos para las afecciones respiratorias como las alergias y el asma, asociadas a una mala calidad del aire.

«Lo preocupante es que estas enfermedades están aumentando, particularmente en las ciudades donde la calefacción a leña es la principal causa de la contaminación ambiental», subraya.

Sin embargo, aún es desconocido el impacto potenciador del cambio climático sobre otro tipo de enfermedades, como alteraciones neurológicas u obesidad, aunque hay indicios que hacen sospechar que estas asociaciones pueden ocurrir.

Zancudos

Otra amenaza la constituye el tema de las enfermedades transmitidas por insectos, como zika, dengue y chikungunya.

«El insecto responsable de esta enfermedad está apareciendo en lugares donde la temperatura ambiental y las condiciones de humedad medioambiental han aumentado y Chile no está exento de esta posibilidad, por lo que es posible que en un futuro cercano estás enfermedades, hoy exóticas y solo asociadas a medicina del viajero, sean una realidad local», advierte Maya.

Con las olas de calor puede haber un aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como por ejemplo malaria y dengue, en caso de mosquitos, y enfermedad de Lyme en el caso de las garrapatas, debido a que el aumento de temperatura altera los patrones de lluvia y el mosquito migra hacia latitudes mayores y áreas de mayor altura donde actualmente no existe, coincide Leonardo Siri, infectólogo de la Clínica Vespucio.

«También puede existir una expansión de los hábitats actuales por climas cada vez más cálidos. Y en cuanto a otras patologías, los ambientes más cálidos favorecen el desarrollo de bacterias y virus productores de gastroenteritis, incluso pudiendo aumentar los brotes de cólera, que es una enfermedad que se encuentra erradicada en algunos países», alerta.

Malnutrición

Otro foco de preocupación es la producción de alimentos. Debido a la desertificación y la menor disponibilidad del agua, podría disminuir la producción de alimentos y provocar malnutrición, especialmente en la población más vulnerable.

Según un estudio realizado por la Universidad de Columbia, la sequía que afectó a Siria entre los años 2006 y 2010 pudo ser una de las causas de la guerra civil, en un ejemplo de cómo el cambio climático ya causa conflictos sociales.

La desnutrición, particularmente en los primeros años de vida, influye profundamente en el desarrollo del cerebro, altera el rendimiento escolar y puede ser la causa de trastornos neurológicos graves, además hace más susceptible al organismo a otros contaminantes ambientales, puntualiza Maya.

Golpes de calor

Otro peligro lo constituyen las olas de calor, que son cada vez más frecuentes y severas. Estas pueden impactar en la mortalidad, especialmente del adulto mayor. En 2003, una ola de calor que afectó a Europa mató a 10 mil personas, solo en España.

La exposición a temperaturas extremadamente altas podría inducir una elevación de la frecuencia cardíaca, la viscosidad de la sangre y los niveles de colesterol, reducción del flujo de sangre al cerebro, respuesta vasoconstrictora atenuada y deshidratación severa con todas sus consecuencias, que produzcan síntomas cardiovasculares y respiratorios o empeoren los ya existentes.

Además, la exposición prolongada a altas temperaturas podría tener un impacto negativo en el funcionamiento cerebral, pues puede haber alteraciones en el metabolismo del cerebro, producto de los cambios en el flujo de sangre, que provoquen trastornos cognitivos, cambios en el comportamiento, epilepsia u otras enfermedades que aún están por ser descubiertas, pero que se vislumbran por estudios en modelos animales expuestos a temperaturas extremas.

Problemas mentales

Finalmente, el psicólogo y  académico de la Universidad Autónoma de Chile, Eduardo Sandoval, alerta sobre las consecuencias de los cambios en la salud mental de la población.

El estudio y comprensión de las consecuencias psicológicas que emergen antes, durante y tras la presentación de una emergencia o desastre asociado al cambio climático en el mundo, «se podrían visualizar como experiencias potencialmente traumáticas para las personas y las comunidades, reiterando la necesidad de analizar en profundidad sus efectos sobre la salud mental al corto, mediano y largo plazo».

Desde esta perspectiva, que Sandoval reconoce aún incipiente y multifactorial, se ha observado la presencia de sintomatología ansiosa y psicosomática inespecífica relacionada con el estrés, como una de las consecuencias más consistentemente observadas, la aparición de trastornos del estado de ánimo y la presencia del Trastorno por Estrés Postraumático, como una de las patologías más estudiadas y revisadas tras estos fenómenos.

«El cambio climático no solo genera un impacto sobre la salud física, al influir en un aumento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino que también puede tener efectos en la salud mental, como los trastornos depresivos y el suicidio», recalca.

Un punto aparte es la «ecoansiedad», que es definida por la Asociación Estadounidense de Psicología como “un miedo crónico a la destrucción medioambiental”.

«Ese miedo hoy se expresa como ansiedad frente al impacto que puede tener el cambio climático en las personas, en sus familias y en sus entornos más cercanos», escribió recientemente el sociólogo Manuel Baquedano.

Sin embargo, el fundador del Instituto de Ecología Política cree que este trastorno también es una oportunidad para cambiar hábitos y actuar con mayor conciencia frente a la situación.

Presión sobre sistema de salud

Lo que sí está claro es que las enfermedades van a producir una fuerte presión sobre el sistema nacional de salud, público y privado.

El Ministerio de Salud confeccionó en 2016 el «Plan de adaptación al Cambio Climático», elaborado en el marco del Plan de Acción Nacional de Cambio Climático, y aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad en noviembre de ese año, aunque su horizonte era el periodo 2016-2020, centrado en ocho ejes de acción.

Allí, el entonces ministerio Marcelo Mena reconocía que «el bienestar y la salud de las personas están amenazados por el deterioro del medio ambiente, al que se suman otros factores subyacentes que hacen a las poblaciones más vulnerables, tales como los factores sociales, económicos y culturales. El cambio climático también afecta fuertemente a la salud de la población».

«Aunque los esfuerzos globales están induciendo cambios en la población y, especialmente, en el sector productivo, aún estamos enfrentados a la presión de grandes conglomerados internacionales interesados en mantener, a toda costa, altas tasas de producción en todos los niveles, con aumento en el consumo de combustibles fósiles por las necesidades energéticas crecientes y, por qué no decirlo, por la codicia de empresas, que hace que las acciones remediales que se puedan imponer sean solo paños de agua fría frente a un desastre de carácter global potencialmente irreversible en el muy corto plazo», comenta Maya.

Para Sandoval, se requieren acciones participativas, multisectoriales y de largo plazo en materia medioambiental, y en las áreas sanitaria, política y cultural, para aumentar la toma de conciencia de las personas acerca del desafío global que se instaló respecto al cambio climático y las horas claves que se viven.

En ese sentido, para él es fundamental «que las comunidades científicas, la sociedad civil y los aparatos estatales puedan analizar en profundidad este fenómeno y avanzar en acuerdos reales que permitan un desarrollo sostenible para todos».

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