Obra «Le Princesito» de la compañía Godot
El principito, novela infantil escrita por Antoine de Saint-Exupéry y publicada en 1943, se convirtió en un indispensable de bibliotecas y aulas escolares. Su profunda reflexión sobre la vida, la naturaleza y las relaciones humanas la convierten en un clásico transversal pues, pese a que se cataloga como una obra infantil, su contenido trasciende edades. La compañía Godot, sin embargo, se apropia de su esqueleto, para situarla bajo el lente del connotado artista y escritor chileno Pedro Lemebel en la obra teatral Le princesito.
La obra se vale de utilizar el estilo de Lemebel a través de temáticas como de la bohemia, el travestismo, la marginalidad y el humor. Además, toma la crónica “La música y las luces nunca se apagaron” del libro La esquina es mi corazón (1995); que se emplaza sobre el fatídico incendio de la discoteca gay Divine de Valparaíso, ocasionado por un grupo homofóbicos, el 4 de septiembre de 1993. Así, Le princesito ofrece una trama que revolotea entre estos dos mundos.
Que pasa si el principito se viera obligado a vivir una vida promedio, y si resultara que no es tan inocente como alberga el imaginario colectivo: ¿Cómo resultaría?: Le princesito es el Principito visto desde la lente de Pedro Lemebel, peloteando entre la inocencia de la infancia y la crudeza de la adultez en un espacio marginal.
Un ex-profesor de arte llegará a la discoteca Divine. Mientras tanto, una compañía trabaja en una fotonovela para representar la historia de “El Principito”; un principito que contiene todo el humor erótico de Lemebel, dándole un nuevo sentido a esta historia de nuestras infancias.
