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Elige tu Melville: Mocha Dick o Bartleby CULTURA|OPINIÓN

Elige tu Melville: Mocha Dick o Bartleby

Tanto Moby como Mocha Dick son una embestida de locomotora ciega, contra la injusticia y la barbarie de la industrialización, frente a la caza brutal que arrasa caladeros naturales, extinguiendo especies y dañando para siempre los ecosistemas. 


La compañía La Mona Ilustre ha ingresado un gigantesco cachalote albino al tablado de las salas nacionales, gracias a su director Miguel Bregante y a la visión chilena de la leyenda de Moby Dick, novela del escritor estadounidense Herman Melville. 

Se trata de la obra Mocha Dick, basada en la novela gráfica de Francisco Ortega y Gonzalo Martínez, “Mocha Dick: La leyenda de la ballena blanca”, libro que explica la historia original del temible cachalote, el cual habría enfrentado a los balleneros en las cercanías de nuestra isla Mocha, en la primera mitad del siglo XIX. 

Quienes amen las aventuras marinas colmadas de canciones, ron, arpones, capitanes déspotas, tripulantes miserables o temporales inclementes, encontrarán una escena generosa, de rica artesanía en objetos manipulables, escenarios móviles, marionetas, efectos ópticos, moderna iluminación, en un espectáculo a la altura épica de la leyenda de este mamífero furioso.

[cita tipo=»destaque»]Según el autor de la novela gráfica, Francisco Ortega, los balleneros estadounidenses en Talcahuano temían a un gran cachalote macho y albino, avistado cerca de la isla proverbial. Estamos ante uno de los pocos casos donde el mito está documentado, por cuanto el periodista Jeremiah Reynolds escribió sobre la tragedia en la década de 1830, en un reportaje publicado para la revista neoyorkina Knickerbocker.[/cita]

El cetáceo albo que hundió barcos y eludió su captura por años en las costas chilenas e inspiró a Herman, habría sido natural de la región del Bio Bio. Su última embestida a un ballenero, moviliza a marinos de varias nacionalidades para ir en su captura, entre ellos a un joven mapuche aspirante de arponero.

Mezclando mitología lafkenche y hechos documentados por la prensa de la época, la obra habla de naturaleza versus industria, lealtad y codicia, mientras ilustra sobre rebeldía, coraje y nobleza.

Méritos de la puesta son tratar temas como el racismo, la superstición e ignorancia, todo en danza ebria alrededor de la amistad y la muerte. Para los mapuches del mar, Mocha Dick era una de las cuatro albinas que debían transportar las almas de los guerreros al más allá, hacia la mencionada isla. 

Los actores surcan la cosmovisión mapuche, ducha sobre asuntos de la naturaleza y su eterno conflicto con la contaminación antrópica.

Según el autor de la novela gráfica, Francisco Ortega, los balleneros estadounidenses en Talcahuano temían a un gran cachalote macho y albino, avistado cerca de la isla proverbial. Estamos ante uno de los pocos casos donde el mito está documentado, por cuanto el periodista Jeremiah Reynolds escribió sobre la tragedia en la década de 1830, en un reportaje publicado para la revista neoyorkina Knickerbocker

El escritor de la novela Taipi, se inspiró en ese reporte para dar vida a la inmaculada más famosa de todos los tiempos y también a ese capitán obsesionado en dar muerte a esta némesis de los balleneros, personificado en el cine por Gregory Peck.  

Tanto Moby como Mocha Dick son una embestida de locomotora ciega, contra la injusticia y la barbarie de la industrialización, frente a la caza brutal que arrasa caladeros naturales, extinguiendo especies y dañando para siempre los ecosistemas. 

El animal del también poeta y ensayista, es una metáfora sobre cómo luchar contra la maldad humana. Moby brega hasta el final, como ese toro que resiste hasta lo imposible la embestida de los matadores, para ganarse un perdón miserable del público desde las gradas. 

Para el escritor estadounidense, su novela tenía una misión enciclopédica, pues buscaba detallar minuciosamente la cultura de esta despiadada caza, la técnica de navegación, procesamiento de los aceites y las vidas truncas de esa raza de hombres oscuros. Sin embargo, la obra se convirtió en biblia para asuntos trascendentes, desde los vinculados al idealismo, hasta la testarudez o el racismo. 

Pero el camino de Mocha Dick no es el único. En uno de uno de sus cuentos más célebres, Melville expone cómo existe otro camino totalmente opuesto al del brioso: negarse a la acción. 

En su “Bartleby, el escribiente”, el alma humana también puede resistir mediante la historia del copista, contratado en el despacho de un abogado y que empieza a rehusarse a cualquier labor alejada de su estricta misión. 

Apoyado en la expresión “Preferiría no hacerlo”, Bartleby rechaza una a una las órdenes cotidianas que se le encargan y somete de a poco a su empleador, a una pasividad enervante, misteriosa, llevada hasta las últimas consecuencias. 

El abogado narra esta historia singular, para dejar bien en claro cómo si “un espíritu dice no, con truenos y relámpagos, ni el mismo diablo puede forzarlo a que diga sí”, en propias palabras del autor, tercer hijo de un comerciante neoyorquino.  

Bartleby es una alegoría contra la modernidad deshumanizante y es pariente, en ese sentido, de Camus y Kafka. La fenomenología del escribiente que hasta deja de comer para morir en la cárcel, arrestado por vagancia, pues se negaba a abandonar la oficina, es puente además al legado de H D Thoreau, cuando éste formula las bases de la desobediencia civil. 

Mocha Dick, Moby Dick y Bertleby son opciones de la misma insurrección ante la barbarie. “Lo débil triunfa sobre lo fuerte”, se decía en una película de Tarkovsky, mientras el poeta Kavafis se autodefine como el débil y frágil, cuyas palabras podrán en un futuro inspirar a los valientes.

No hay marcha atrás dentro de nosotros, cuando decimos NO ante lo que no deseamos o no nos merecemos.   

Centro GAM 8 al 18 Ago, 2019 Ju a Do – 20 h Edificio A, piso 1 Sala A2

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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