Publicidad
Arte y educación ambiental: una nueva esperanza ante la crisis de la naturaleza CULTURA|OPINIÓN

Arte y educación ambiental: una nueva esperanza ante la crisis de la naturaleza

María Jesús Olivos
Por : María Jesús Olivos María Jesús Olivos. Coordinadora de Educación de Fundación Mar Adentro
Ver Más

Frente a la actual crisis del medio ambiente necesitamos crear mayor conciencia sobre el efecto que hemos generado en él. Así, a nivel científico, cultural, político y económico, necesitamos buscar nuevas soluciones y movilizarnos para generar acciones que protejan la naturaleza.


La capacidad del arte de fomentar el asombro, creatividad, pensamiento crítico, promover la reflexión y transitar de la mano de diversas disciplinas, la pone en un papel relevante frente a la urgencia de educar y generar acciones innovadoras para buscar soluciones a las complejas problemáticas ambientales que enfrentamos.

Resulta difícil generar conciencia sobre la importancia de nuestros ecosistemas y nuestra relación con ellos, si escasamente nos vinculamos con la naturaleza. Entonces, vuelve a surgir la interrogante: ¿cómo vamos a cuidar lo que no conocemos?

Vivimos en una sociedad tecnologizada, en la cual niños (as) y adultos estamos desconectados del paisaje y de nuestro entorno natural. Frente a eso, lo primero es pasar más tiempo en la naturaleza y volver a conectarnos con ella; que el paisaje se convierta en un espacio de enseñanza-aprendizaje, donde podamos reflexionar sobre nuestras formas de habitar nuestro territorio, para conocer y comprender cómo nosotros y cada elemento de los ecosistemas de la tierra se encuentran interconectados.

[cita tipo=»destaque»]El arte da espacio a la libertad y a la subjetividad, permite lo interdisciplinar y plantea otras formas de hacer y reflexionar. Dicho esto, hoy que nos encontramos en una crisis medio ambiental, es urgente desaprender costumbres y lenguajes a los que estamos acostumbrados. Es necesario detenernos para reaprender el mundo y cómo nos relacionamos con él.  Y en este sentido, el cruce entre arte, ciencia, educación y naturaleza, favorece la experimentación e incorpora el aprendizaje en el paisaje y el placer de descubrir e imaginar mundos posibles.[/cita]

Frente a la actual crisis del medio ambiente necesitamos crear mayor conciencia sobre el efecto que hemos generado en él. Así, a nivel científico, cultural, político y económico, necesitamos buscar nuevas soluciones y movilizarnos para generar acciones que protejan la naturaleza.

Como punto de partida necesitamos cambiar nuestros modos de ver, entender al ser humano como un ser integral que forma parte de un todo. Desde los años 60’ diversos artistas han buscado la manera de generar conciencia sobre nuestra relación con el paisaje, como también con otras formas de relacionarnos entre los seres humanos, intentando acortar la brecha entre arte y vida. Así, a lo largo de la historia, el arte ha reflejado y cuestionado la realidad de su tiempo.

Es por ello, que numerosos artistas han dado cuenta de la crisis ambiental y social que vivimos. Uno de los pioneros fue el artista alemán Joseph Beuys (1921 – 1986), quien realizó acciones de arte colectivas para generar conciencia social y ambiental, tales como la plantación de 7.000 robles en Kassel, Alemania (1982 a 1987) o limpiar un río en Hamburgo (1962). Unido a esto, Beuys fue un revolucionario al plantear la enseñanza como experiencia artística.

Tiempo después, el arte comenzó a desdibujar cada vez más sus límites. A raíz de una crisis del sistema educativo y el cuestionamiento a otras maneras de construir conocimiento, surge el término giro educativo en el arte, desarrollado por Irit Rogoff el 2008, que propone el arte como herramienta social de emancipación, participación y aprendizaje colectivo. Algo que ya venía sucediendo en distintas partes del mundo, sin ir más lejos, en 1995 la artista chilena Cecilia Vicuña realizó el documental “La escuela del oír”, donde explora el cruce entre arte, ciencia y educación, desde su propio trabajo creativo para el rescate y valoración del arte milenario indígena.

El arte da espacio a la libertad y a la subjetividad, permite lo interdisciplinar y plantea otras formas de hacer y reflexionar. Dicho esto, hoy que nos encontramos en una crisis medio ambiental, es urgente desaprender costumbres y lenguajes a los que estamos acostumbrados. Es necesario detenernos para reaprender el mundo y cómo nos relacionamos con él.  Y en este sentido, el cruce entre arte, ciencia, educación y naturaleza, favorece la experimentación e incorpora el aprendizaje en el paisaje y el placer de descubrir e imaginar mundos posibles.

El sujeto aprende del mundo a partir de su relación con él: de posicionarse, de tocar, percibir.

El arte es esencial para ayudar a establecer otras formas de conexión con la naturaleza y la comunidad; despertar la capacidad de percibir y de observar procesos, colores, proporciones y formas de la naturaleza, que nos lleven a encantarnos con ella.  

De esta manera, el arte y la educación ambiental pueden ser herramientas complementarias que nos ayuden a comprender la naturaleza de manera holística, a través de la intuición, emociones, percepción cognitiva y creatividad. El arte nos permite percibir y observar de una manera distinta el paisaje en su conjunto, como también los diversos elementos que lo componen, sin crear divisiones entre el aprendizaje intelectual y emocional (López, Vega y Loren, 2017).

Tal como sostiene María Novo, una de las voces más relevantes en temas de educación ambiental: el encuentro ciencia-arte se constituye en un nuevo paradigma para salir de la crisis del medio ambiente y también como una oportunidad para mostrar la complementariedad de tantos elementos que se han mostrado como excluyentes: el ser humano y la naturaleza, la imaginación y la razón, lo visible y lo invisible, lo masculino y femenino, entre otras cosas.

De este modo, la complejidad de un tema como el cambio climático, requiere de múltiples enfoques y soluciones creativas para abordarlo y es ahí donde el arte puede jugar un papel relevante en desarrollar nuevas metodologías educativas que nos permitan formar ciudadanos conscientes y activos en el cuidado de la naturaleza.

Pareciera que el vínculo arte, ciencia y medio ambiente es cada día más actual, en diversos países se vienen desarrollando iniciativas con este cruce y este año será el tema de la Semana de la Educación Artística (SEA), iniciativa impulsada por la UNESCO y que en nuestro país se celebra desde el 2013. El congreso tiene el objetivo de “sensibilizar a la comunidad internacional sobre la importancia de la educación artística; y promover la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la cohesión social”.

“Arte y Naturaleza: conciencia en acción” será el título que congrega este 2019 la Semana de la Educación Artística, que se desarrollará entre el 13 y 17 de mayo. Esta instancia, será una gran oportunidad para reflexionar, desde las artes, sobre nuestra relación con el medio ambiente y nuestro impacto en los ecosistemas. Así, estudiantes, docentes, artistas y la sociedad civil en general, tendrán un espacio para explorar, reflexionar y conocer, cómo desde los diversos lenguajes artísticos, emergen propuestas que generen cambios en favor del cuidado de la naturaleza.

De esta forma, es de esperar que cada día el arte vinculado a la educación ambiental, sea recurrente en la enseñanza de la educación escolar y superior de nuestro país; y que de paso al desarrollo de metodologías más creativas e integrales que nos permitan educar ciudadanos más conscientes y respetuosos, en su convivencia con la naturaleza.

María Jesús Olivos. Coordinadora de Educación de Fundación Mar Adentro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias