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Danielle Wood, la científica del MIT que quiere trabajar con Chile para poner la ciencia satelital al servicio del desarrollo CULTURA Crédito: Koji Furukawa

Danielle Wood, la científica del MIT que quiere trabajar con Chile para poner la ciencia satelital al servicio del desarrollo

Ingeniera y académica del MIT confía en que un ejemplo de posibles aplicaciones con los satélites es divulgar información para que los pescadores sepan dónde hay algas y puedan decidir dónde pescar, los bomberos sepan dónde hay incendios forestales o los médicos se puedan anticipar a un posible brote de malaria por las condiciones climáticas. Estas innovaciones, la experta en tecnología espacial las dialogó con Marcos Díaz, líder del exitoso proyecto satelital Suchai de la Universidad de Chile, en el marco del pasado Congreso Futuro.


Desde pequeña, la científica estadounidense Danielle Wood (Orlando, 1982) tuvo la inquietud de combinar ciencias y humanidades. Hoy, como ingeniera y académica del MIT en su país, esa idea se transformó en el objetivo de poner la ciencia al servicio del desarrollo.

En su caso, específicamente, se trata de usar datos satelitales para mejorar las vidas de las personas en todo el mundo. Un ejemplo es usar esta información para que los pescadores sepan dónde hay algas y puedan decidir dónde pescar, los bomberos se enteren de dónde hay incendios forestales o médicos se puedan anticipar a un posible brote de malaria por condiciones climáticas.

Wood fue parte del reciente Congreso Futuro, el principal encuentro de divulgación científica, realizado la semana pasada en Santiago y regiones. Allí surgió una ventana de oportunidad directa de trabajo con Chile.

Satélite chileno

Wood compartió el jueves 17 en el Congreso Futuro con el académico chileno Marcos Díaz, líder del proyecto satelital Suchai, en el panel «Soluciones tecnológicas para el mundo».

El Suchai 1, desarrollado con éxito por la Universidad de Chile, es parte de una creciente tendencia en todo el mundo de construir aparatos más pequeños y baratos al servicio de los países.

«Estoy feliz de haber podido dialogar con él y estamos abiertos a pensar en opciones de colaboración. Soy parte de una comunidad que cree que todos los países, si quieren, pueden fabricar satélites, tanto para entrenar a estudiantes como para producir información útil para el país, especialmente para el monitoreo del medio ambiente, realizar ciencia y temas de comunicación. Antes esto era difícil, pero hoy es cada vez más accesible», señala Wood.

Objetivos de la ONU

Antes del MIT, Wood trabajó en la NASA, tras recibirse como doctora en Sistemas de Ingeniería. En el MIT es profesora asistente en el Programa de Artes y Ciencias de los Medios en el Laboratorio de Medios y lidera el Grupo de Investigación de Habilitación Espacial, que busca avanzar en la justicia en los sistemas complejos de la Tierra utilizando diseños habilitados por el espacio.

Sus investigaciones incluyen ingeniería aeroespacial, ingeniería de sistemas, política tecnológica, desarrollo y observación de la tierra por satélites.

Su objetivo es apoyar el uso de tecnología espacial para el desarrollo sostenible, el cual es definido según los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) para el año 2030, entre los cuales se cuenta «Fin de la pobreza», «Educación de calidad» y «Hambre Cero».

«Hay una red internacional de personas reflexionando sobre qué herramientas necesitamos» para alcanzar estos objetivos «e incluye a muchos científicos que piden jugar un rol», explica Wood.

«Necesitamos científicos, autoridades y empresarios. En mi caso nos preguntamos cómo usar la tecnología espacial para apoyar estas metas», dice.

Ciencia y desarrollo

Aunque poner la ciencia específicamente al servicio del desarrollo es una tendencia poco conocida, según Wood crece cada vez más.

«Es más y más común», dice. «Pero es cierto que debemos pensar en cambiar la forma en que educamos, en particular en ingeniería y ciencias».

En su caso, a pesar de estudiar ingeniería, siempre tuvo interés en temas sociales y el desarrollo, y buscó cursos y mentores en estas áreas. Sin embargo, admite que esto no se exige en la universidad.

A pesar de esto, ella subraya que todos los desafíos que involucran su profesión –la construcción de rutas, puentes o satélites– tienen un «impacto social».

Grupo Wood

En su caso, ella lidera un grupo de 10 estudiantes de diversas áreas (como datos y artes, entre otros) que buscan la creación de herramientas con este objetivo, con orígenes tan diversos como India, China, África y Latinoamérica.

«No es algo común, pero es una gran experiencia», dice.

Wood destaca la interdisciplinariedad del grupo, y apunta: «Los principales programas de la próxima generación requerirán más de un punto de vista».

También destaca que hay un creciente interés de investigadores no solo de Estados Unidos, sino también de todo el mundo, en colaborar con su grupo.

«Para la nueva generación de científicos es más normal» combinar intereses como ciencia con otras áreas, por ejemplo, filosofía o energías limpias, «porque ven que tienen una responsabilidad».

«Los que tienen 18 o 25 años hoy saben que cuando tengan familia e hijos estarán en un mundo lleno de desafíos, pero también están interesados en ser personas con ética e integridad y en buscar soluciones para el cambio climático, la pobreza y la guerra», señala.

Interés personal

A Wood siempre le gustó la escuela, pero nunca sintió la división existente entre ciencias y humanidades. Siempre tuvo interés en ambas áreas.

«Nunca quise verme obligada a escoger entre ellas», recuerda. «De niña amaba las matemáticas, pero también la lectura, las artes y el teatro», agrega.

Ella cree que esta división es errada. «Deberíamos invitar a los estudiantes a usar todo su potencial y enseñarles a combinar» ambas áreas.

En el MIT, uno de sus cursos de hecho combina tecnología espacial con justicia y desarrollo. Y allí los estudiantes deben, entre otros aspectos, leer libros de historia sobre los últimos 500 años para entender la configuración y consecuencia del colonialismo en el mundo actual, y cómo se pueden solucionar los problemas causados por el mismo, como la pobreza y desigualdad de oportunidades.

«Y luego nos preguntamos cómo el espacio puede jugar un rol y con qué gobiernos, entidades y empresas podemos trabajar», concluye.

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