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Diego Golombek y la cronobiología: “El gran ladrón de tiempo es un tal Thomas Edison” CULTURA|CIENCIA Crédito: Koji Furukawa

Diego Golombek y la cronobiología: “El gran ladrón de tiempo es un tal Thomas Edison”

Para muchas personas el tiempo es una cuestión abstracta, sin embargo, para este científico argentino de 54 años, el reloj, el día y la noche o incluso, el dormir bien, tienen importantes consecuencias en nuestro comportamiento psicológico y social y de alguna manera van articulando el ecosistema en que estamos viviendo.


“La cronobiología es una disciplina seria”. Son las primeras palabras de Diego Golombek, invitado a Congreso Futuro 2019, quien de forma apasionada abre a su línea investigativa para entender que la cronobiología es algo así como la biología del tiempo. “Todos tenemos un pedacito de cerebro que mide el tiempo y le dice al cuerpo qué hora es. Es el reloj biológico y ese reloj nos marca el horario de estar despierto, estar dormidos, de comer, subidas y bajadas de temperatura”, señala el experto.

Golombek es doctor en Biología y director de un laboratorio especializado en cronobiología, el estudio de los ritmos circadianos y relojes biológicos. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Neurociencias y coordinador del Programa Nacional de Popularización de la Ciencia.

Sus estudios se basan en lo que se denomina los ritmos circadianos, vale decir, cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario, y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. Además, si línea de investigación tiene que ver los denominados relojes biológicos que son el dispositivo de tiempo innato de un organismo y se componen de moléculas específicas (proteínas) que interactúan en las células de todo el cuerpo.

Vivimos en alerta

Justamente son cuestiones sociales las que importan a este experto en cronobiología, puesto que acciones como dormir bien y tener la cantidad suficiente para hacerlo es algo que ha ido modificando el propio ser humano.

Diego Golombek y Carlo Cornejo. Crédito: Koji Furukawa

“La sociedad contemporánea está considerando el sueño como una comodidad. No es muy bien visto aquel que necesita dormir. Por el contrario, tenemos que estar activos, en vigilia, alertas”, señala Golombek.

El científico explica que esta especie de adicción a la vigilia que tenemos se cura muy sencillamente. Se cura durmiendo bien en el momento adecuado y la cantidad de horas adecuadas. El asunto es que también estamos sujetos a cambios para los cuales no estamos preparados. Nosotros venimos preparados para un mundo que ya no existe, mundo en el cual hay días y noches, luz y oscuridad, hay estaciones y nosotros rompemos con eso.

La culpa de la electricidad

Al momento de preguntar el por qué el ser humano está durmiendo menos, Golombek es tajante en manifestar que “claramente el gran ladrón de tiempo es un tal Thomas Edison”, quien inventó o desarrolló la electricidad y particularmente la luz eléctrica, justamente para robarle horas al sueño, robarle horas a la noche.

Más allá de esto, el cronobiólogo señala que “aumentó muchísimo los requerimientos y las horas posibles de trabajo, tenemos algunos datos que en los últimos 50 y 100 años estamos durmiendo de 1 a 2 horas menos, lo cual es muchísimo”.

Para el experto, lo anterior tiene que ver con muchos factores. Primero esta especie de adicción a la vigilia, al trabajo, a los horarios nocturnos. Luego, el hecho que todos dormimos acompañados de pantallas, de dispositivos lo cuales emiten luz de una longitud de onda verde azulado, luz que estimula el reloj biológico y le dice que es de día. Con lo cual se extiende la vigilia.

Lo anterior genera una situación que suele llamarse Jet lag social, propone Golombek. Es tener Jet lag (trastorno del sueño que puede afectar a las personas que viajan y atraviesan varios husos horarios) sin moverse de casa. “El horario del mundo es diferente del horario tuyo y eso si es crónico, hace que estés somnoliento, estés de mal humor y además, te enfermes más”, manifestó.

Con algunas pruebas piloto, el cronobiólogo señala que se ha demostrado que retrasando el horario de inicio de clases de media a una hora, el efecto es maravilloso. “Los escolares faltan menos, se enferman menos y tienen mejores notas”, concluye.

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