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New Order: sonidos inmunes al paso del tiempo CULTURA|OPINIÓN Créditos: Carlos Müller – Lotus Producciones

New Order: sonidos inmunes al paso del tiempo

La banda inglesa se presentó el miércoles pasado en el Teatro Caupolicán con una taquilla completa.


Bernard Sumner se emociona mientras pisa el escenario del Teatro Caupolicán; por su parte, los fanáticos chilenos miran sobrexcitados a una de las bandas ícono de la electrónica y el new wave mundial.

La agrupación se mueve por el escenario como en sus mejores años. La voz de Sumner nos transporta a trasnochadas veladas capitalinas en aquellos convulsionados años 90’. Los riffs de las guitarras y esas luces que nos recordaban cómo en más de una oportunidad dejamos parte de nosotros mismos en una sudorosa pista de baile.

Y así también lo manifestaba la “maravillosa audiencia” ante la cual Sumner, en algún momento, se disculpó por todos los inconvenientes que trajo la reprogramación del concierto, luego de que, por temas logísticos y climáticos, parte de los equipos de la banda no llegaran a Santiago en noviembre de 2018, fecha en la que se agendó originalmente la presentación.

 

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Y, si bien más de uno de los presentes ha tenido la oportunidad de disfrutar a estos dinosaurios de la música en las cuatro oportunidades en que se han ya presentado en nuestro país, ciertamente la incertidumbre de verlos finalmente emocionó a más de uno hasta las lágrimas, sobre todo cuando comenzó a sonar “Love will tear us apart” de Joy Division, a modo de homenaje póstumo al desaparecido Ian Curtis.

Pero llegar a verlos como los vimos la noche del miércoles en el Teatro Caupolicán no fue nada fácil. En un comienzo, como Joy Division, Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris, habían sido parte de una de la bandas de postpunk más importantes de finales de los años setenta. Tras el suicidio del cantante Ian Curtis, a nadie le habría sorprendido si el guitarrista, el bajista y el baterista hubieran decidido tomar caminos separados.

Decididos a no perder lo que había sido tan difícil de ganar, asumieron una nueva identidad (el nombre New Order venció a Barney And The JDs, The Sun Valley Dance Band y The Witchdoctors Of Zimbabwe) y adquirió un nuevo miembro, la pareja de Stephen, la tecladista Gillian Gilbert. Un primer sencillo bien recibido, Ceremony (con letra de Curtis), precedió a un álbum debut, Movement, de 1981 , producción con la cual el grupo nunca quedó particularmente satisfecho.

Créditos: Carlos Müller – Lotus Producciones

Cuando los subsiguientes singles Everything’s Gone Green y Temptation tuvieron un desempeño notoriamente inferior, el futuro del grupo parecía tambalear o, al menos, así podría haber sido de no ser porque mánager y jefe del sello Tony Wilson, Rob Gretton, estaba tan desesperadamente dedicado a la banda y a que esta mantuviera su éxito.

Como grandes fanáticos de Kraftwerk y Can, New Order fue de los primeros en adoptar el teclado electrónico. El insomnio crónico de Sumner le ayudó, en realidad, construir su primer sintetizador a partir de un kit estilo Airfix. En 1982, la banda tenía juguetes mucho más brillantes para jugar. Una fuente moog, un emulador 1, una caja de ritmos Oberheim DMX Mk. 1: estas fueron las herramientas con las que New Order creó su obra maestra, Blue Monday.

Hicieron música de baile para los fanáticos del rock. Innovadores por derecho propio, New Order mostró influencias que siempre fueron rastreables. Una fatídica actuación de los Sex Pistols inspiró la alineación original de Joy Division, y New Order rinde homenaje a los padrinos electrónicos alemanes de Kraftwerk a través de una canción llamada “Krafty” de su disco Waiting for the Sirens’ Call, del año 2005 .

Al combinar la austeridad reverberante del postpunk con los ritmos futuristas y electro-disco del underground de Nueva York, New Order allanó el camino para todos, desde Derrick May, los electrónicos Moby y Chemical Brothers, hasta Wild Nothing y The Drums.

No importa cuán grande sea la tristeza de los fans por la desaparición de la formación original. Es irrelevante en vista de los hechos, como dijo el periodista de rock y biógrafo no oficial de New Order, Paul Morley: “La música (…) para toda la locura, el horror y la angustia y es eso lo que realmente importa”. Y en ese sentido, New Order tiene garantizada la inmortalidad: su trayectoria más célebre es inmune al paso del tiempo.

Créditos: Carlos Müller – Lotus Producciones

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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