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Famoso vulcanólogo Clive Oppenheimer en Congreso Futuro: «Hablaré sobre los riesgos en el manejo de los volcanes» CULTURA|CIENCIA

Famoso vulcanólogo Clive Oppenheimer en Congreso Futuro: «Hablaré sobre los riesgos en el manejo de los volcanes»

Oppenheimer, quien se hizo mundialmente famoso al trabajar con el cineasta alemán Werner Herzog en el filme «Into the inferno» (2016), destaca que los volcanes son fundamentales, no solo en la historia de la Tierra, ya que varias erupciones masivas coinciden con episodios de extinciones masivas de especies, sino también en la de las distintas culturas que ha habido en nuestro planeta. «El vulcanismo y la vida están estrechamente ligados», afirma el científico días antes de arribar a Chile para participar del esperado evento científico internacional, Congreso Futuro, del cual El Mostrador en su media partner.


En una de sus trece expediciones al Monte Erebus de la Antártica, donde se puede estudiar en vivo un lago de lava, el vulcanólogo británico Clive Oppenheimer conoció al afamado cineasta alemán Werner Herzog. Era un campamento con diez personas, mayormente estudiantes de posgrado, así que no les costó trabar amistad en la semana que estuvo allí, en medio de un entorno de 30 grados bajo cero, tres mil metros de altura, una luz de día de 24 horas y vientos que ocasionalmente reducían la visibilidad a cero y les impedían salir al exterior.

Durante mucho tiempo, Oppenheimer había tratado de hacer un documental con sus experiencias, que sintetizó en su libro Eruptions that Shook the World. Había probado infructuosamente con la BBC y varios cineastas independientes.

Esa frustración al final fue para mejor: fruto de la amistad con Herzog, tras tres años buscando fondos, nació la película Into the inferno (2016), que está disponible en Netflix. Allí, «con imágenes impresionantes de erupciones y lava, Werner Herzog captura todo el poder natural de los volcanes y su conexión con las prácticas espirituales indígenas», según indica la reseña oficial.

Entre otros, el filme visita lugares como Islandia, Etiopía e Indonesia, donde Oppenheimer ya había estado trabajando previamente, lo que facilitó mucho la filmación, mientras Herzog aportó toda su experticia a la hora de contar una historia. «Nos divertimos mucho haciendo la película», celebra. «Nos complementamos mucho», agrega.

[cita tipo=»destaque»]El experto se declara un seguidor del cineasta Patricio Guzmán, especialmente la obra Nostalgia de la luz. «Esa película me mostró que, en términos de historia reciente, no todo está resuelto ni hablado. Un poco como España, recién ahora se comienza a hablar de Franco».[/cita]

Su colaboración no quedó allí. Ahora planean una nueva cinta, centrada en los meteoritos, las estrellas fugaces y sus impactos, apuntando al vínculo entre su llegada a la Tierra y el surgimiento de la vida orgánica.

«Espero que comience pronto la filmación, debería estar lista a fines de este año para ser estrenada en 2020. Si Into the inferno era sobre el mundo bajo nuestros pies, esta es sobre el cielo y la tierra, sobre qué significan estos eventos en las culturas ancestrales», detalla.

Basta con nombrar la Piedra Negra venerada en La Meca, que es visitada cada año por millones de peregrinos, para demostrar que esto no es un asunto del pasado, aunque Oppenheimer destaca que otras rocas son veneradas en lugares tan dispares como Australia, Japón o la región francesa de Alsacia.

Desde niño Oppenheimer se interesó en la geología.

La montaña sagrada

La Antártica no es el único lugar exótico donde ha trabajado Oppenheimer, que ha venido varias veces a Chile para investigar en los volcanes del desierto de Atacama y la Patagonia.

También ha sido uno de los pocos científicos occidentales en subir al monte Paektu, en 2011, una montaña sagrada «para la Revolución», sobre la que cantan los niños en las escuelas y es lugar de peregrinación para los norcoreanos, en uno de los regímenes más herméticos del mundo. Como volcán, está situado en un lugar geológicamente inusual, dice. También es un campo minado, lleno de soldados, por estar cerca de la frontera. Solo pudo ir por invitación del gobierno.

«Los colegas norcoreanos no van a los congresos internacionales, no tienen un buen acceso a las revistas científicas», comenta.

«Tampoco les podemos mandar un mail. No hablan inglés, así que trabajamos con diferentes traductores, algunos muy experimentados. Pero el tema no es solo la lengua, sino también la brecha que hay, una brecha a nivel de experiencias y formación de disciplina. Son muy buenos a nivel de ciencia básica, como la física, pero menos en especialidades como vulcanología, porque les falta la experiencia, el equipamiento, las conexiones internacionales», explica.

Su agenda en Chile

Oppenheimer es uno de los destacados invitados a visitar Chile a partir de la esta semana, en el marco del Congreso Futuro, que se realiza entre los días 14 y 20 de enero en el ex Congreso Nacional en Santiago y diversas sedes en regiones. El evento, organizado por el Senado, es la principal reunión anual de científicos e intelectuales en nuestro país.

El experto estará en Temuco el miércoles 16 de enero, en el Pabellón El Amor de Chile, junto a otros destacados invitados.

El evento, además, tendrá actividades recreativas científicas junto a PAR Explora CONICYT con su muestra interactiva «Conviviendo con volcanes». Además será transmitido vía streaming.

Asimismo, el jueves 17 expondrá en el ex Congreso Nacional en Santiago, a las 16:00 horas, en el panel «Convivir con la incertidumbre».

Aparte de Chile, en una visita al volcán Láscar en San Pedro de Atacama y el Lonquimay en La Araucanía, en Latinoamérica el experto ha estado en Nicaragua, Costa Rica, Argentina y Brasil.

«Hablaré sobre los riesgos en el manejo de los volcanes y de por qué fallamos», adelanta. «Pero lo que más espero es conocer gente, a otros expositores y a gente del público. Chile es un gran lugar para vulcanólogos: probablemente tienen más volcanes por kilómetro cuadrado que cualquier otro sitio. Además es muy importante para la historia de la ciencia: Darwin pasó mucho tiempo allí», destaca.

El experto se declara un seguidor del cineasta Patricio Guzmán, especialmente la obra Nostalgia de la luz. «Esa película me mostró que, en términos de historia reciente, no todo está resuelto ni hablado. Un poco como España, recién ahora se comienza a hablar de Franco».

Volcanes y espacio

El experto posee una dilatada trayectoria: doctor en Vulcanología de Open University, es profesor de vulcanología de la Universidad de Cambridge y escritor. Sus líneas de investigación abarcan los procesos y peligros volcánicos y las consecuencias ambientales y sociales de las grandes erupciones del pasado. Sus colaboraciones buscan hacer nexos entre las ciencias naturales, las artes y las humanidades.

Su interés por la geología nació de niño, en Londres, con sus visitas al Museo Geológico, a los ocho años. Le llamaban la atención «las rocas y minerales», pero también el asunto de los terremotos y las erupciones volcánicas, y amaba salir al campo a buscar fósiles. «Nunca dudé en que en la universidad estudiaría geología», recuerda.

En el caso específico de los volcanes, surgió a partir de una viaje suyo a Indonesia, antes de la universidad, donde subió a varias montañas. Y luego ganó un proyecto para monitorearlos desde el espacio, en muchos de los cuales pudo hacer trabajo de campo.

La vulcanología también le gustó porque combinaba con otras disciplinas, como matemáticas, atmósfera y clima, arqueología y temas como riesgo y prevención. «Es una disciplina pequeña, pero toca muchos aspectos de la ciencia, la cultura y el arte», resalta.

La importancia de los volcanes

Oppenheimer destaca que los volcanes son fundamentales, no solo en la historia de la Tierra, ya que varias erupciones masivas coinciden con episodios de extinciones masivas de especies, sino también en la de las distintas culturas que ha habido en nuestro planeta. «El vulcanismo y la vida están estrechamente ligados», expone.

Un ejemplo clásico es la tragedia de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, que desaparecieron tras la erupción del volcán Vesubio en el año 79; otro, el volcán Krakatoa, en Indonesia, cuya erupción y un subsiguiente tsunami mataron a miles de personas en 1883. Ambos episodios dieron origen a varios libros y películas.

Pero no son solo algo del pasado: basta con nombrar el caos en el tráfico aéreo europeo que causó en 2010 el volcán Eyjafjallajökull o los 400 muertos por el tsunami que generó el Krakatoa en diciembre pasado. Sin nombrar el volcán Fuego en Guatemala, que en junio pasado devastó varias localidades, con más de un centenar de víctimas.

«El vulcanismo es un proceso fundamental, no solo en la Tierra, sino también en otros planetas y lunas del sistema solar», subraya, en referencia a una luna de Júpiter, Io, donde ha habido erupciones con estelas de 300 kilómetros de altura. «En nuestro planeta, la propia atmósfera es producto también de los gases que expelen los volcanes. Incluso la propia composición química de las erupciones y seres humanos es similar: carbono, hidrógeno, oxígeno…».

La importancia de los volcanes no termina allí. El experto indica que los desplazamientos de los primeros seres humanos en África, donde se originó la raza humana, fueron causados por erupciones.

«Como especie, crecimos a la sombra de los volcanes», sintetiza. «Usamos piedras volcánicas para hacer nuestras primeras herramientas y usamos su geografía para buscar agua. Creo que cognitivamente nos desarrollamos por las adversidades que enfrentamos. Nos han marcado».

Trabajo de campo

En su trabajo de campo, las historias de las comunidades que viven junto a los volcanes le han ayudado a saber más sobre el pasado, porque usualmente sus historias y mitos se basan en hechos reales. Por eso el respeto es fundamental en el trabajo con ellas.

«Nos enfocamos en las catástrofes, pero solemos obviar a las comunidades que han vivido en el lugar por muchas generaciones», apunta.

El contacto directo con la población también es clave para fines de prevención. Por eso en el lugar los científicos también suelen explicar muy bien en qué consiste su trabajo.

«Creo que los volcanes nos han dado muchas lecciones de muchos tipos, pero muchas de ellas no las hemos aprendido», lamenta, sobre todo en el tema de los riesgos y sistemas de alerta. Los últimos desastres son una triste prueba de ello.

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