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Mutantes, clones y cultura geek: las herramientas para acercar la ciencia a los adolescentes CULTURA

Mutantes, clones y cultura geek: las herramientas para acercar la ciencia a los adolescentes

Mutantes, vampiros, un apocalipsis, los soldados clones de la saga cinematográfica Star Wars o videojuegos y películas que son parte de la cultura geek se juntan en el libro «Lamento decirte que eres un mutante» con el fin de acercar la ciencia a la cotidianeidad que rodea a los adolescentes.


El autor de este breve ensayo, Carlos Guevara, cuenta que «es un libro pensado para salirse de esa camisa de fuerza que pueden ser los planes de estudio o contenidos que a veces vemos en la escuela, y tratar de acercar un tema importantísimo y que lo va a ser mucho más, que es la genética».

Para el mexicano, biólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la idea no sonaba disparatada en su cabeza. La ciencia ficción, el cine, las series y los videojuegos están llenos de referencias a mutantes y clones, términos que nacen de la ciencia.

Escritor Carlos Guevara, autor del libro «Lamento decirte que eres un mutante» (EFE)

Para ejemplificar esto, basta con mirar a Hulk, el verdoso e iracundo superhéroe de Marvel Comics, el cual resulta tener similitudes con las ideas del genetista norteamericano Hermann Mulller, quien descubrió que las mutaciones podían inducirse.

X-Men, Resident Evil y Blade Runner

Los X-Men, los zombies del videojuego Resident Evil o incluso los replicantes de la película de culto ochentera Blade Runner también son buen ejemplo de esto. No obstante, el escritor, con estas referencias, llama en su libro a saber que «todos los seres humanos llevamos algunos cambios en el ADN».

«Eso es una mutación, simplemente un cambio. Algunos son irrelevantes y no pasa nada, otros pueden dar cierta ventaja al individuo, y algunos otros cambios te producen enfermedades y te complican la vida», explica.

El libro, presentado en la reciente Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, explora brevemente, «para que se pueda leer de camino a la escuela o al trabajo», el funcionamiento de la genética e indaga en una realidad cada vez menos propia de la ciencia ficción y más cercana a la vida real: la ingeniería genética.

Seres humanos a la carta

Al respecto, el profesor de periodismo científico en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García recuerda que hace unos días salía la noticia de que en China se habían creado los primeros bebés modificados genéticamente.

Se confirma que «la tentación estaba ahí y que iba a ocurrir», comenta, apuntando que se ha rebasado un límite bioético.

Consideró que en principio la idea no suena mal, pues existen genes que provocan enfermedades, por lo que «uno piensa: podría ser una buena oportunidad aprovechar estas nuevas tecnologías para repararlos».

«Pero la tentación está también en editar características de otro tipo (estético) ¿Quién va a decidir qué característica humana es mejor o peor? La historia lo que nos dice es que cuando se ha intentado hacer eso hemos acabado mal», ahonda.

Historia evolutiva en los genes

Realizando este tipo de acciones, se interviene «en las vidas futuras» en el sentido de que se descartan «genes que son herencia de millones de años».

El científico describe la evolución como un proceso de cambio en las características genéticas y físicas de las especies a lo largo del tiempo.

«Nuestra historia evolutiva está en nuestros genes, ¿quiénes somos y con qué criterio estamos eliminando cosas que nos podrían parecer incómodas?», cuestionó.

Esa evolución siempre se ha dado de forma natural. No obstante, «ahora estamos viendo una intencionalidad».

«Y, obviamente, esta intencionalidad tiene atrás una posición médica, ética; una posición frente a lo que es lo humano y lo que debería de ser humano. Y esa parte es peligrosa», reflexiona.

Mirando hacia el futuro, Guevara no ve improbable un escenario como el que plantea la película de ciencia ficción «Gattaca», del director Andrew Niccol, en que las personas pagan por tener determinadas características genéticas.

Después, sin retractarse pero confrontando esa idea, concluye diciendo que el ser humano es mucho más que su material genético.

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