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Crónica de un inédito taller de cine para alumnos en liceo de Valparaíso Es uno de los 130 en todo Chile que realiza el festival Ojo de Pescado

Crónica de un inédito taller de cine para alumnos en liceo de Valparaíso

Desde el establecimiento celebran que la instancia ha permitido generar conciencia entre los estudiantes sobre el entorno que les es propio. «Desde marzo a esta fecha hemos visto un cambio radical en su comportamiento”, explica la directora.


La mañana gris en Valparaíso deja caer su cortina de vaguada costera impidiendo ver el mar, Brisa apura los pasos, quedan pocos minutos para iniciar sus clases en el Liceo Pedro Montt en Cerro Alegre, donde cursa primero medio. El frío matinal no le molesta, sus cinco meses en Chile la tienen contenta y su liceo más que feliz.

Brisa Canto llegó a Chile junto a sus padres y hermanos, procedente de Mendoza. Decidieron dejar Argentina buscando mejor calidad de vida y mejores opciones de trabajo. Brisa es la mayor de tres hermanos, ama la fotografía y sueña con ser veterinaria.

Apura su caminata por Cerro Alegre, son pocas cuadras las que la separan de su Liceo pero suficientes para ver ese instante en que la vaguada se empieza a levantar y reluce el mar de otoño en la bahía. Esa postal es algo que le encanta a Brisa, “Valparaíso es una ciudad hermosa, así como mi liceo que tiene una arquitectura impresionante. Yo antes estudiaba en un colegio gris, sin vida. Asi que cuando llegué acá quedé muy impresionada”.

A poco de llegar al Liceo se va encontrando con varios de sus compañeros que también viven cerca y caminan diariamente cerro abajo para llegar a su lugar de estudio.

“En estas últimas semanas he hecho más amigos y amigas, eso me tiene súper contenta y además he aprendido más de la historia de mi liceo, pero lo que me tiene más feliz es que estoy aprendiendo de fotografía y cine”.

Brisa explica esta pasión por la fotografía poco antes de ingresar junto a compañeros y compañeras a una sesión más del taller de cine “Mi Documental” que está impartiendo el Festival Internacional de Cine Ojo de Pescado en su Liceo. Es primera vez que en los más de 90 años de existencia del plantel educativo se dicta, de manera exitosa, un taller de este tipo.

Un liceo estigmatizado

El Liceo Pedro Montt remonta su fundación a 1920, año en que nació albergando a la Escuela Superior de Hombres Pedro Montt, en 1986 se transformó en Liceo y el año 2012 fue declarado Monumento Histórico Nacional. No obstante sus más de noventa años de historia, cierto estigma recorre los pasillos del Liceo, su baja matrícula y alta rotación de estudiantes es algo que la Corporación Municipal de Educación busca revertir, es por eso que buscando estimular los aprendizajes, están explorando la educación artística como opción pedagógica.

“La educación artística es un elemento, en particular en el Liceo Pedro Montt, que constituye una metodología de aprendizaje. Para nosotros es muy importante empezar a mirar la pedagogía desde otra perspectiva en este caso cercana al arte», precisa Silvana Sáez, directora de Educación de la Corporación Municipal de Valparaíso.

«Que los mismos estudiantes puedan desarrollar actividades que involucren lo audiovisual va a marcar un antes y un después en cómo ven la realidad. El Festival de Cine Ojo de Pescado ha ido ajustando metodologías que van nutriendo propuestas que resultan cercanas para los estudiantes, brindar estos contextos es valioso porque permite fortalecer la vinculación con otros y amplía las posibilidades de desarrollo de talentos», añade.

Para Sáez hay que empezar a mirar el curriculum de manera más flexible. Por eso en el Liceo Pedro Montt están intencionando que se convierta en un Liceo de mediación artística.

«El arte es una forma también de hacer ciudadanía, sobre todo en niños y jóvenes que a través del arte y el cine pueden expresarse y ser protagonistas de sus historias”, agrega.

130 talleres en todo Chile

“He estado participando en el taller de Ojo de Pescado, hemos trabajado con las cámaras, hemos traducido varias ideas y hemos salido a recorrer con las cámaras. La experiencia me parece divertida, muy buena, porque hemos salido a grabar, hemos salido a conocer personas, grabado espacios y sacar muchas fotos también”, detalla Brisa luego de haber trabajado muy concentrada como camarógrafa en unas entrevistas de lo que será su primer documental.

Ojo de Pescado está impartiendo este año más de 130 talleres de cine por Chile. Uno de ellos es que el se está dictando por primera vez en el Liceo Pedro Montt. Estos talleres tienen como resultado cortometrajes que son realizados íntegramente por niños, niñas y jóvenes asistentes. “Mi Documental” es un taller que es parte de las actividades del Sexto Festival de Cine Ojo de Pescado, que cuenta con financiamiento del Fondo de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura.

Alejandra Fritis Zapata, directora de Ojo de Pescado explica que, “desde los inicios, Ojo de Pescado ha tenido como objetivo promover la apreciación y creación de cine documental en niños, niñas y jóvenes, porque es un género que permite que conozcan y utilicen el lenguaje del cine como un medio para observar y representar sus realidades».

Por eso, ya llevan cuatro talleres de realización documental en Valparaíso, en que destacados documentalistas chilenos han compartido sus formas de creación con jóvenes que se inician en este arte.

Los jóvenes participantes suelen contar cómo, después de este proceso, comienzan a observar su entorno de una manera distinta, hacen de la observación por medio de la imagen y el sonido una práctica cotidiana y, además, empiezan a ver el cine y la televisión, sobretodo de no-ficción, con una óptica más analítica y crítica.

«Lo mismo sucede hoy en el taller ‘Mi Documental’ en el Liceo Pedro Montt, donde un grupo de jóvenes ha podido reinterpretar por medio del cine, el espacio habitual del liceo, el trayecto desde y hacia sus casas y a la ciudad de Valparaíso, como un escenario de encuentros y contrastes, asegura”

Justamente en este taller el desafío ha sido interesante, porque los mismos estudiantes debieron definir qué historia contarían en su cortometraje documental.

“Queremos contar parte de la historia del Liceo, conocer si la gente lleva más años acá, entrevistar para conocer más de lo que está adentro. Hacer entrevistas, conocer más gente, ex alumnos, grabar a la gente que conocemos. A mí me gusta mucho la fotografía, por eso me metí al taller, conocer las cámaras, cómo manejarlas, cómo hacer el foco”, detalla Brisa.

Esta forma distinta de aprender tiene a todo el equipo del taller “Mi Documental”, con un entusiasmo que hace años no se veía en esta comunidad educativa.

Pérdida de identidad

Daniel Bech Miranda, es vocero y delegado del centro de estudiantes del Liceo, cursa cuarto medio y no dudó un segundo en inscribirse en el taller. Tiene muy claro que en “los últimos años se ha perdido un poco la identidad el Liceo, como también sus alumnos, con este taller de cine estamos haciendo que los estudiantes se comprometan más con su Liceo, con su establecimiento, porque al final el Liceo lo hacemos todos. Tomé la oportunidad de hacer este taller porque lo encontré algo nuevo e interesante, y como a mi y mis compañeros gusta el ámbito audiovisual, decidimos inscribirnos en el taller”.

Daniel toma la claqueta y va guiando cada toma, muy concentrado escuchando con atención las declaraciones que van surgiendo a medida que entrevistan a profesores y ex alumnos.

“Cuando me inscribí en el taller me imaginé que iba a ser una producción genial, y ha sido así, porque hay micrófonos, hay cámara buenas, porque uno piensa una cámara, que sólo es un micrófono, pero igual es complejo lograr que todo eso trabaje en conjunto al mismo tiempo y que se coordine, la coordinación igual es compleja. Me gusta expresarme, y como soy un poco tímido, la cámara igual me ayuda a expresar lo que uno siente, como uno ve las cosas, la opinión, un punto de vista. Esta es una experiencia genial y nunca la voy a olvidar”, indica.

Toda esta convicción que expresa Daniel la confirma Suany Bruna López, directora del Liceo Pedro Montt, que detalla que el cine permite la convergencia de aprendizajes y enseñar de una manera distinta.

“Queremos potenciar y desarrollar integralmente a nuestros estudiantes, el cine favorece el pensamiento crítico, lleva al alumno a un cuestionamiento crítico que no se da en las clases de educación regular, el trabajo de equipo en el cine permite crear un entramado de ideas, opiniones y conocimientos. Aprendizaje colaborativo y co existencia con el otro es lo que nos permite abordar esta metodología de trabajo que propicia una formación ciudadana distinta en que los estudiantes se apropian de su espacio en el Liceo y aprenden del género documental”.

Javiera Santelices, al igual que Brisa, llegó este año a vivir a Valparaíso, junto a su familia decidieron dejar el frenético ritmo de vida de Santiago. Cursa cuarto medio y considera un regalo de la vida haber llegado al Liceo Pedro Montt, ya no toma más metro ni debe usar dos horas diarias de su día para transportarse, cinco cuadras la separan del Liceo, contempla el mar a diario y se siente tranquila.

Sonriente y con brillo en sus ojos, detalla que “la experiencia me ha parecido súper entretenida y motivante porque yo quiero estudiar cine. Me gusta harto el tema audiovisual. Yo estoy metida en ese tema porque me gusta la fotografía y este taller me ha servido para aprender más sobre poder usar la cámara, poder estar de camarógrafa que es lo que me gusta a mí para poder mostrar mi mirada de las cosas.”

Javiera ha confirmado su vocación y anhela lograr estudiar cine y permanecer en Valparaíso. Acomoda sus lentes, toma su cabello y toma posición frente a la cámara. Es día de intensas grabaciones de entrevistas, están todos atentos y concentrados porque ya van viendo cómo toma forma el corto documental que presentará parte de la historia del liceo.

Benjamín Flores tambien es parte del taller, cursa primero medio y es de los inquietos del equipo, pero al momento de tomar la cámara su actitud es de total concentración, señala con mucho entusiasmo que “vamos a hablar en el documental de la posibilidad de que le cambien el nombre al Liceo, y de la historia que saben los profesores del liceo. Hacer estos talleres es importante porque uno aprende a trabajar en equipo y la posibilidad de hacer un corto es buena para que la gente sepa que no venimos acá a hacer nada, que venimos a estudiar y ahora hacer cine”.

Ayuda de profesionales

Los anchos pasillos con brillantes baldosas de ajedrez en color granate del Liceo Pedro Montt son silenciosos testigos del meticuloso trabajo de los ocho estudiantes que están completando las doce sesiones de trabajo en el taller documental: Benjamín, Cristóbal, Brisa, Jeremy, Brandon, Ricardo, Javiera y Daniel, todos bajo la guía de dos destacados profesionales del cine, Paulina Costa, directora y productora de Cine y TV, y Roberto Baeza, realizador audiovisual y montajista.

Avanza la tarde y el balance es positivo. Se han grabado todas las entrevistas programadas. Es momento de revisar todo el material y sumergirse en lo que será la post producción. Una sala aledaña a la oficina de la directora concentra todos los equipos. Entre trípodes, cámaras y computadores los estudiantes sonríen. Acaban de terminar una entrevista a un profesor que les cantó el himno del plantel a capela y todos siguen emocionados.

“Hemos visto fortalecido el sentido de identidad porque se había invisibilizado el sentido patrominial del Liceo, este taller ha permitido generar conciencia sobre el entorno que les es propio. Se han re encontrado con su espacio. Desde marzo a esta fecha hemos visto un cambio radical en el comportamiento de nuestros estudiantes”, explica la directora que también se muestra emocionada.

En su reflexión sobre considerar al cine como componente de calidad en la nueva educación pública indica que “como disciplina el cine debería estar siempre presente en el curriculum educativo, porque desarrolla pensamiento crítico, la comprensión, el vocabulario, funciones cognitivas de base, es un medio de representación transversal que integra todas las dimensiones del ser humano”.

Es enfática en insistir en la importancia de que sus estudiantes estén realizando el taller, porque esto “marca un hito en el liceo, hay un antes y un después consciente, los estudiantes se han ido dando cuenta de eso, de que debemos generar sentido de identidad para trabajar en equipo, así que tenemos altas expectativas sobre el corto documental que están grabando”.

Termina la jornada, el sol de otoño sigue tibio sobre un Valparaíso que confunde el azul del cielo con su radiante mar. Los estudiantes integrantes del taller inician su retorno a casa.

Cada uno toma su camino, su escalera, su quebrada. Van contemplando a Valparaíso en planos diversos, mirando como si hubiese diafragma en sus ojos, algunos van haciendo montaje en sus cabezas, otros como Brisa apuran el paso para llegar a casa a manipular la cámara y repasar lo aprendido, Javiera hace crecer su sueño de estudiar cine, Daniel tratará de decidir si estudiará cine o inglés o ambas cosas como terminó confesando y Benjamín inquieto y sonriente agradece poder aprender tanto y de manera tan entretenida.

¿Cine para cambiar el mundo? Al menos en el Liceo Pedro Montt mucho de eso sí está pasando.

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