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«Julieta», la nueva sala de teatro con que Óscar Castro rinde homenaje a su madre desaparecida Con la indemnización que recibió del Estado el reconocido actor construyó la nueva sala

«Julieta», la nueva sala de teatro con que Óscar Castro rinde homenaje a su madre desaparecida

La nueva sala de la compañía Aleph es un homenaje a María Julieta Ramírez, la madre del fundador de la compañía, el actor Óscar Castro, paradójicamente una mujer de derecha, quien fue secuestrada el 30 de noviembre de 1974, cuando visitaba a sus hijos presos en la cárcel de Tres Álamos. Fue vista en Villa Grimaldi y permanece desaparecida hasta hoy.


La sangre se convirtió en vida, y mucho más. «Julieta» es el nombre de la nueva sala del Teatro Aleph en Chile (Eulogio Altamirano #7425, a tres cuadral del Metro El Parrón, en La Cisterna), que se inaugura este sábado.

Un homenaje a María Julieta Ramírez, la madre del fundador de la compañía, el actor Óscar Castro, paradójicamente una mujer de derecha, quien fue secuestrada el 30 de noviembre de 1974, cuando visitaba a sus hijos presos en la cárcel de Tres Álamos, fue vista en Villa Grimaldi y permanece desaparecida hasta hoy.

La inauguración se realiza en el marco de las celebraciones del medio siglo de vida del Teatro, fundado en 1967, que tiene una sucursal en Francia. Castro llegó al país galo tras su detención y paso por el campo de concentración de Chacabuco, cerca de Antofagasta, donde también estuvieron presos artistas como el recientemente fallecido Ángel Parra. En Chile se exhiben obras desde este jueves hasta el domingo, con actores locales y también franceses.

Pero el nuevo espacio cultural en La Cisterna, entregado por el Ministerio de Bienes Nacionales e implementado poco a poco gracias al esfuerzo de sus miembros, y construido con la indemnización que Óscar recibió por el asesinato de su madre, no sólo es un lugar de exhibición de obras, sino también es «un lugar para compartir con el barrio», en palabras de Castro . (De hecho, tras la función, por el módico precio de entrada los asistentes comparten una sopa, para conocerse).

Allí también se implementan talleres de teatro para los vecinos de las poblaciones aledañas y otros que llegan de diversas comunas de la capital. Uno de ellos es Jacqueline Rojas, una trabajadora del aseo del Metro de Recoleta, de 53 años, que los fines de semana cambia el uniforme por las tablas para dar rienda a su pasión de toda la vida: la actuación.

A la izquierda, Jacqueline Rojas, en la obra «El Che que amo», una obra en homenaje a los 50 años de la muerte del guerrillero argentino que se muestra el viernes. A la derecha, el actor José Zambelli.

Orígenes legendarios

El Teatro Aleph nace junto al fervor universitario de fines de la década del 60. Conformada en 1967 por un grupo de estudiantes del Instituto Nacional y del Liceo N°1 de Niñas, encontró en Óscar “Cuervo” Castro un líder innato. Su debut fue ante el atónito público del Festival de Teatro Universitario Obrero y Campesino de la UC, con la obra “Se sirve usted un cocktail molotov”. Una creación sobre el ímpetu de la juventud, anclada en la creación colectiva y con una serie de guiños al cómic y al humor de la época.

Instalados en Lastarria 90 estrenaron Viva in-mundo de Fanta-cía. (1970), la que recibió el premio a la mejor obra por la Asociación de Críticos de Arte. Hacia 1972, el Aleph era considerado por la crítica como uno de los conjuntos teatrales más vanguardistas de la época.

Entre los montajes de este período se cuentan “Cuántas ruedas tiene un trineo”, “Casimiro Peñafleta” y “Y al principio existía la vida”. Esta última obra abordó el momento histórico que vivía Chile a través de metáforas y un fuerte simbolismo. La música del montaje estuvo a cargo de Ángel Parra, quién firmó con el seudónimo Luis Cereceda puesto que acababa de salir del campo de concentración Chacabuco.

Un mes después del estreno la obra fue clausurada. Óscar Castro y su hermana Marieta fueron detenidos y trasladados a distintos centros de detención. Pocos días después, la madre de ambos, una mujer de derecha –Julieta- y John McLeod, miembro del grupo, militante del MIR y cuñado de Óscar Castro, pasaron a ser detenidos desaparecidos. Óscar y Marieta Castro fueron exiliados a Francia, en donde se encontraron con otros antiguos integrantes de la compañía y fundaron el Teatro Aleph en Francia, compañía que continuó con su éxito en el extranjero y este mes celebra su medio siglo.

Teatro en los barrios populares

«Esto tiene una trascendencia mayor a que si me comprara un departamento. Lo construí porque es un legado, es como un vientre materno que recibirá a todos esos chicos de barrios populares que quieren hacer teatro», explica el actor, alucinado porque el espacio abrirá oficialmente justo en la víspera del Día de la Madre.

«Estoy armando un espacio para trabajar con la gente de poblaciones y crear un Aleph que esté trabajando permanentemente aquí en Chile», agrega. «Es un tiempo muy especial para mí. Vienen ocho actores de Francia y el próximo mes van ocho actores chilenos a Francia, donde repetimos el mismo festival».

Hace mucho que Castro quería instalarse en Chile y replicar las actividades que realiza en Francia. La nueva sede la obtuvo gracias a la gestión del ex ministro de Bienes Nacional, Víctor Osorio. «Él me dijo: ¿donde quieres tú la casa? Yo le respondí que lo único que me interesaba es que fuera en un barrio popular. Y al poco tiempo salió esta casa en La Cisterna».

Oscar Castro, fundador del Teatro Aleph.

Actualmente, en su sede en París cuenta con una sala equipada para recibir a 120 personas, en el barrio parisino de Ivry, un feudo histórico del Partido Comunista galo. La sede en Santiago, en tanto, cuenta tiene un hangar que, en palabras de Castro, «es un lugar para compartir con el barrio». Además cabe la misma cantidad de gente.

“Ha sido hermosamente difícil, antes ensayábamos en el barro, y ahora ya tenemos un techo. Este proceso ha habido una recuperación del adobe, alcantarillado, todo por autogestión”, señala Gabriela Olguín, que dirige un equipo de 4 miembros estables quienes han enseñado a más de 150 actores amateurs.

La sala en La Cisterna.

De hacer aseo en el Metro a las tablas

Uno de las actrices francesas participantes es la coreógrafa Sylvie Miqueu, integrante del Aleph hace 30 años, además esposa de Castro. «Para mí es muy fuerte porque es como cerrar un círculo. Reempezar de nuevo el Aleph en Chile es enorme, una gran satisfacción. Estoy muy feliz de hacer este festival, sobre todo por inaugurar la sala ‘Julieta'».

Miqueu actúa en las tres obras de los próximos días: “El kabaret de la última esperanza” (jueves), «El Che que amo» (viernes)  y «La neblina (sábado), que duran un poco más de una hora cada una. «Todas comparten el mismo humor, la misma poesía, la misma coherencia frente a su lucha por un mundo mejor», señala.

Entre las actrices chilenas, en tanto, destaca Jacqueline Rojas, de 53 años, de la comuna de Recoleta. Llegó en el 2015, cuando asistió a un taller del Aleph en su barrio.  «Siempre había querido hacer teatro, desde joven. Se dio la oportunidad, comencé y acá estoy».

«Llegué sabiendo re poco, tenía apenas el gusto por el teatro, como quien aprende a nadar. Y acá estoy nadando». En los próximos días, Rojas estará en las obras del jueves y viernes. Ensaya después de su trabajo en una empresa de aseso del Metro, donde está de siete de la mañana a tres de la tarde.

Rojas destaca que gracias a su labor artística, entre su familia y compañeros de trabajo hay gente que por primera vez va al teatro. «Ver a una persona que nunca fue al teatro y a ver una obra y salir maravillada es impagable. Yo siempre les digo: ‘cuando salgan de acá, nunca más van a ser los mismos».

«Formar parte de este sueño es eso: uno sueña y hace que los demás sueñen a través del teatro», destaca. «Este es un teatro comunitario, donde la edad no importa, ni el sexo, ni la condición. Es un lugar donde te puedes expresar, llegas sabiendo nada y terminas en el escenario. Además barremos, cocinamos, limpiamos el patio, martillando. Eso es el Teatro Aleph, tiene otra impronta. Todos somos uno, y todos hacemos de todo.. Puede que un día no salga en una obra, pero voy a estar ahí apoyando, viendo el vestuario de los compañeros, preparando la comida». También los franceses.

«Ellos vienen a dar y también a recibir, se produce una comunión entre franceses y chilenos. Recibimos mucho de ellos, cariño, es maravilloso. Ellos se van y los echamos de menos, nos comunicamos por las redes sociales».

Obra «El exiliado Mateluna».

La compañía en 1978, recién llegados del exilio en Francia.Calendario de obras

– JUEVES 11 DE MAYO – 20h :
“EL KABARET DE LA ULTIMA ESPERANZA”

– VIERNES 12 DE MAYO – 20h :
“EL CHE QUE AMO”

-SÁBADO 13 DE MAYO – 20h :
Estreno de “LA NEBLINA”

– DOMINGO 14 DE MAYO – 11h a 17h :
TALLER DE TEATRO CON POBLADORES

– DOMINGO 14 DE MAYO- 19h :
LA NEBLINA

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