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Antonio Llidó, el sacerdote revolucionario de los años 70, llega a las librerías «Una huella imborrable», de Pehuen Editores

Antonio Llidó, el sacerdote revolucionario de los años 70, llega a las librerías

Mario Amorós, historiador español y autor de las biografías de Salvador Allende, Miguel Enríquez y Pablo Neruda, volvió a Chile para lanzar un libro sobre el religioso secuestrado por la DINA. Ayer la obra fue presentada en la librería del GAM, mientras hoy se realizará un segundo lanzamiento en Quillota, en el salón don Ricardo del Club Árabe (calle 21 de Mayo, nº 99).


Mario Amorós, historiador español y autor de las biografías de Allende, Miguel Enríquez y Neruda, volvió a Chile para lanzar Una huella imborrable. Antonio Llidó, el sacerdote detenido-desaparecido (Pehuén Editores).

Ayer la obra fue presentada en la librería del GAM, mientras hoy se realizará un segundo lanzamiento en Quillota, en el salón don Ricardo del Club Árabe (calle 21 de Mayo, nº 99), donde acompañarán al autor, David Inzunza y Pedro Donoso, miembros de la Agrupación Antonio Llidó.

A través de cartas personales y el testimonio de 45 personas, Amorós pretende desentrañar la experiencia del párroco de Quillota, quien luchó por defender a los más vulnerables y terminó siendo detenido por la DINA en octubre de 1974 sin conocerse más de su destino.

El interés de Mario Amorós por Chile es innegable. Cuando aún era estudiante de periodismo descubrió la figura de Salvador Allende y desde ahí que quiso estudiar historia para hacer una investigación sobre el país. Hoy es autor de las biografías de algunos de los personajes más icónicos de la historia política chilena, como Salvador Allende, Pablo Neruda, Miguel Enríquez.

Y aunque menos conocido, Antonio Llidó, el protagonista de este libro, es el único sacerdote detenido-desaparecido de los seis que la dictadura del general Augusto Pinochet asesinó.

Portada Llidó frente

 

Compromiso con los pobres

Por medio de su correspondencia, desconocida en Chile hasta el momento, y los testimonios de 45 personas entrevistadas, el autor busca revivir en este libro reeditado por Pehuén, cómo vivió, cómo sintió aquellos años determinantes el sacerdote español.

“Normalmente la Unidad Popular, el golpe de estado, la dictadura, se cuentan desde las grandes figuras. Yo también lo he hecho. Y esta es una perspectiva diferente que permite ver lo que pasó en Chile desde la óptica de Antonio. Es una óptica muy interesante porque muestra el gran compromiso de Antonio con los sectores más pobres de Quillota, un compromiso político, social, pedagógico, cultural”, dice el periodista e historiador.

Por orden de la iglesia oficial, Antonio Llidó llegó en julio de 1969 a una parroquia en Quillota, lugar en que se comprometió rápidamente con los sectores más humildes de la ciudad. En cuestión de poco tiempo, Llidó se unió a la Unidad Popular, y posteriormente al Movimiento Izquierda Revolucionaria; ahí fundaría Cristianos por el Socialismo.

Aunque su actitud revolucionaria le significó ser sancionado por el obispo de Valparaíso, Emilio Tagle, Llidó decidió permanecer en Chile, una decisión que reafirmó incluso después del golpe de Estado, cuando llegó a Santiago para participar en la resistencia clandestina.

Fue secuestrado el 1 de octubre de 1974 por la DINA y fue víctima de torturas brutales en el centro clandestino José Domingo Cañas. Allí su humanidad dio aliento a otros prisioneros. Alrededor del 25 de octubre de aquel año, fue sacado de Cuatro Álamos con un destino hasta hoy desconocido.

Condena por crimen

Después de una larga lucha por la Verdad y la Justicia, en 2008 sus familiares y compañeros lograron que la justicia chilena condenara a cuatro miembros de la DINA, entre ellos Manuel Contreras, por su desaparición, reconocida en 1991 por el Informe Rettig.

Amorós cuenta que llegó a la historia de Llidó gracias a su trabajo como periodista. En plena cobertura del Caso Pinochet en España, Amorós tuvo que ir hasta Valencia para entrevistar a la hermana del sacerdote. Lo que el periodista tenía pensado como un simple reportaje terminó siendo su tesis doctoral y un libro, luego de leer las cartas personales que Llidó había enviado durante comienzos de los 70 a su familia y amigos.

“Son unas cartas maravillosas puesto que están muy bien escritas y dan mucha información al historiador, no sólo sobre la vida cotidiana de Antonio, sino sobre cómo veía este sacerdote católico lo que pasaba en Chile en aquellos años tan importantes”, dice.

El rol de iglesia social

Para Amarós la Iglesia Católica, encabezada por el cardenal Raúl Silva Henríquez, jugó un papel fundamental en la defensa de los derechos humanos. El historiador explica que en primer lugar hay que entender que Chile fue el primer país donde hubo cristianos que participaron en un proceso revolucionario marxista y que el hecho de que la iglesia haya respetado la voluntad del pueblo durante la época de la Unidad Popular es destacable.

Aunque con el golpe militar las cosas cambiaron, Amarós cree que no se puede desconocer el trabajo del cardenal Silva Henríquez junto a religiosas, sacerdotes, y laicos, con la Vicaría de la Solidaridad. El historiador cuenta que incluso Llidó, quien terminó siendo crítico de la iglesia oficial, reconoce en sus cartas el papel de la iglesia en la defensa de los derechos humanos.

Sobre la situación actual de la institución, el español tiene claro que ha existido un retroceso de la iglesia popular en el país y que hoy la jerarquía está anclada en posiciones y valores muy conservadores. Una situación que espera que se revierta, y que una generación heroica de sacerdotes, religiosas y laicos, como la de antes, vuelva a surgir .

“Ojalá que haya un relevo en la iglesia del padre Aldunate, del padre Mariano Puga, de tantos sacerdotes también extranjeros que ayudaron y que esa iglesia popular que fue tan importante sobreviva y arraigue de nuevo en Chile, porque hace falta”, comenta.

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