Las ilustraciones imitan las arpilleras confeccionadas en dictadura
“Victor” (Editorial Quilombo) es el nombre de un nuevo título dedicado al cantautor Víctor Jara (1932 – 1973), con textos de Elena Roco e ilustraciones de Francisca Robles.
“Víctor” (Editorial Quilombo) es el nombre de un nuevo título dedicado al cantautor Víctor Jara (1932-1973), con textos de Elena Roco e ilustraciones de Francisca Robles.
“¿Sabes lo que es el miedo, Víctor?”. Esta es la primera frase de este emotivo texto, que se caracteriza por frases cortas e ilustraciones que imitan las arpilleras que entre otros realizaban los y las prisioneras políticas durante la dictadura militar.
Un texto que ubica al artista chileno –cuyo crimen a manos de militares sigue impune hasta hoy- como símbolo de todas las personas que murieron en dictadura.
Roco relata que el texto nació de la necesidad de contarle a su hijo chico qué había pasado con Victor Jara.
“Él apenas sabe hablar y ya canta sus canciones. ¿Cómo explicarle a su corta edad algo tan difícil como es la miseria humana?”, dice.
“Por eso mi intención fue ir más allá de la rabia, viendo el miedo como lo contrario al amor y ahí, de alguna manera, se explicar ciertas cosas que nos parecen aún inexplicables”, remata.
Las ilustraciones, en tanto, enriquecen aún más el texto, por su directa relación con los oscuros fines de los 70 y 80 en Chile, la época en que las arpilleras trabajaban con textiles como retazos de telas, sacos industriales, ropas viejas y lanas.
Estas arpilleras narran la historia de las mujeres en Santiago durante ambas décadas, muchas de ellas viviendo en situaciones de extrema pobreza, con parientes presos o desaparecidos, que sin tener muchos conocimientos técnicos en torno al oficio del bordado se atrevieron a componer con pedazos de tela para dejar un documento visual que da cuenta de la historia de Chile desde sus propios ojos.
“Quise crear especies de arpilleras para narrar la historia de Victor para homenajear este oficio”, afirma Robles. “Los talleres de arpilleristas y bordadoras son parte importante de nuestro patrimonio cultural”.
“A mí me gusta el textil porque siento que nos identifica como sociedad”, continúa. “Heredé la máquina de coser de mi mamá y la costumbre de hacer muñecos de mi abuela y su hermana. Cuando realizo talleres de costura comparto con mujeres de todas las edades y la mayoría cuenta cómo fue aprendiendo diferentes técnicas a través de la herencia y traspaso de conocimientos de sus familiares y cercanos. Me gusta el carácter expresivo del material y el atractivo visual del trabajo hecho cien por ciento a mano”.
El resultado es una obra emotiva, de alta calidad, que recuerda que “para algunos su canto no era una flor. Víctor los asustaba”. Y en la página siguiente: “Tanto los asustaba que un día lo encerraron”.
La obra fue financiada con el aporte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2015, Región de Valparaíso.
