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Albert Camus: su relación con los anarquistas y su crítica libertaria de la violencia

Albert Camus: su relación con los anarquistas y su crítica libertaria de la violencia

Galo Ghigliotto es editor y escritor.


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Albert Camus

El pasado 7 de noviembre de 2013 se celebraron cien años del nacimiento de Albert Camus, autor que quizás sería desconocido si no fuera por el premio Nobel que recibió en 1957. En  nuestro país, así como en otros lugares del mundo, se han rendido tímidos homenajes al centenario de este autor nacido en Argelia, de padre francés y madre española. Pero lo que es seguro, eso sí, es que en la mayoría de esos tributos ha primado la figura del escritor desde una visión romántica de la literatura, despojando al personaje de los elementos que los construyeron como autor de excepción. En Chile, al menos, Camus está bastante mal leído. Circulan algunas de sus obras, las más emblemáticas, como La peste (1942) o El extranjero (1947), en ediciones piratas y esencialmente destinadas a satisfacer la eventual demanda de lectura escolar. Pero sus obras teatrales, y sobre todo sus ensayos, como El mito de Sísifo (1942) o El hombre rebelde (1951), son bastante desconocidos a pesar de su lucidez y actualidad. Al igual como sucede con muchos autores que se estudian en la época escolar, sus obras se analizan desde un punto de vista netamente literario, extirpadas de todo el contexto que originó su estética.

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Todo indica que esa fue –además del centenario– una de las razones por las cuales Editorial Eleuterio quiso poner en circulación un libro que describe el pensamiento político de Camus e incluye breves textos de y sobre él. Se trata de Albert Camus: Su relación con los anarquistas y su crítica libertaria de la violencia (2013), de Lou Marin (1961), un autor alemán que no se considera “ni un universitario, ni un hombre de letras, aun cuando busque escribir con la mayor claridad”. Correspondiendo a esa claridad autoseñalada, Marin nos guía, a través de diferentes textos sobre el autor de El extranjero, a conocer una parte importante del agitado activismo en el cual se vio envuelto durante su fugaz vida. Camus sabía “que la verdadera reflexión progresa sin cesar y muere con detenerse, ya sea en un sillón, una torre o una capilla”, y por eso se mantuvo atento a todo movimiento político en el mundo, llegando a ganarse enemigos fácilmente por atacar totalitarismos de distintos colores. Uno de sus detractores fue su antiguo camarada Jean Paul Sartre, quien detectó en el ensayo de Camus, El hombre rebelde, algunas críticas al marxismo que lo disgustaron. Marin, en este libro, amplifica esta divergencia entre ambos señalando que Camus fue un escritor político, “pero no a la manera de Sartre, quien sacrifica sus propias posiciones por las necesidades de un partido o de una ideología, sino en un sentido libertario, a favor de una crítica de la ideología, de la violencia, del nacionalismo”.

La gracia del libro de Lou Marin es que no sólo rescata el pensamiento ideológico de Camus, también refiere anécdotas que permiten hacerse una idea más completa de su entorno. Por ejemplo, la ocasión en que André Breton, también enemistado con Camus a causa de El hombre rebelde, accede –con lágrimas en los ojos– a acompañarlo en una manifestación de repudio a cinco ejecuciones capitales en la dictadura de Franco. Y es que la relación de Camus con España fue larga y, también, algo dolorosa, por la tremenda agitación política que vivió ese país desde la instalación de la Segunda República, hasta el franquismo que Camus nunca vio llegar a su fin.

Otros textos enriquecen este análisis sobre el pensamiento de Camus: una reseña sobre su recepción en Gran Bretaña y Alemania, imágenes de afiches en los que participaban intelectuales del momento, fotos de archivo. Al final, se incluyen notas firmadas por Camus y rescatadas de diversas fuentes, como la revista chilena Babel, donde se anuncian como primeras traducciones al castellano.

Resulta estimulante pensar en Albert Camus como un autor comprometido con la causa anarquista, desde hace tiempo desvalorizada y, por lo mismo, lejos de ser una corriente de moda. Sobre todo al expresar, en una especie de monólogo anacrónico, que no era en la política donde descansaba el poder, sino en el dinero. En este libro de Editorial Eleuterio, Lou Marin reseña un discurso de 1953, titulado “Restaurar el valor de la libertad”, en que Camus denuncia a “una sociedad dominada por el dinero”, y considera que “en la sociedad burguesa los derechos son frutos exclusivos de los movimientos sociales y de sus propios combates”. En adición, el anarquista Maurice Joyeux considera que, “entre todas las obras contemporáneas, El hombre rebelde de Camus era la que definía de manera más exacta los anhelos de los jóvenes estudiantes y trabajadores que más tarde iban a hacer el Mayo 68”. Por eso, en el contexto chileno actual, la invitación a ampliar el conocimiento sobre el pensamiento de este autor, y una posterior revisión de su obra reforzada por esta revelación, no deja de ser un convite, por lo menos, pertinente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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