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Ser mujer migrante en Chile: discriminación racial, cosificación sexual y violencia económica BRAGA Crédito: Agencia Uno.

Ser mujer migrante en Chile: discriminación racial, cosificación sexual y violencia económica

El «Informe de Mujeres Migrantes en Chile» reveló que venezolanas, colombianas y haitianas, sufren de discriminación por estereotipos asociados al comercio sexual. Mientras que bolivianas y peruanas aseguraron que enfrentan «violencia económica por parte de sus jefes». Además, todas las mujeres con nacionalidades anteriormente mencionadas, denunciaron sufrir de violencia intrafamiliar por parte de sus parejas.


Un estudio de la Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch), analizó la situación de las mujeres migrantes que obtuvieron la permanencia definitiva en el año 2018  y que actualmente cuentan con visa para trabajar en el país.

Según el informe llamado «Mujeres Migrantes en Chile: Desafíos y Reflexiones», el 45,8% de la población extranjera son mujeres. Siendo el 95% proveniente del continente americano.

Del total de residentes venezolanos en 2018, el 46,5% corresponde a mujeres. En al caso de Colombia, ellas alcanzan el 53,1%, mientras que las peruanas llegan al 49,8%.

En términos cualitativos, las mujeres migrantes denunciaron en la investigación ser víctimas de distintos tipos de discriminación, abusos y violencias. 

Venezolanas, colombianas y haitianas, denunciaron sufrir discriminación por estereotipos asociados al comercio sexual. «La cosificación de sus cuerpos son cuestiones que las someten más allá del prejuicio, a una situación de riesgo para su autonomía física», señala el estudio.

Paralelamente, las ecuatorianas y haitianas denunciaron sufrir de discriminación racial, mientras que las residentes peruanas y bolivianas, aseguraron que enfrentan «violencia económica por parte de sus jefes». 

Además, las mujeres de todas las nacionalidades anteriormente mencionadas, afirmaron que sufren de violencia intrafamiliar por parte de su pareja. 

Respecto al área laboral, el 55,1% se encuentra trabajando, siendo un gran contraste en comparación a la población masculina que registra un 75%.

En este sentido, el 13,5% de las mujeres son empleadas domésticas. Un 12% se dedican a estudiar y un 8,6% se dedican a «ser dueñas de casa». El 10% restante realiza otro tipo de actividades.

En cuanto al nivel educativo de la población migrante femenina, el 18,9% cuenta con un título universitario, superando en 3,6 puntos a los hombres. Un 5,2% tiene educación técnica, y el 39,7% de ellas declaró tener educación básica, media o no tenerla.

 

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