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OMS incluye el trastorno por videojuegos como enfermedad mental mientras experto asegura que los niños no deberían jugar más de 15 minutos diarios Alerta

OMS incluye el trastorno por videojuegos como enfermedad mental mientras experto asegura que los niños no deberían jugar más de 15 minutos diarios

«Representan un problema cuando interfieren en la convivencia con los demás, cuando le absorbe el tiempo y desplaza las tareas propias del desarrollo, aprendizaje y de la familia», advierte especialista.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluirá el trastorno por videojuegos como enfermedad mental en su próxima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11). Y es que la posibilidad de que los videojuegos generen trastornos patológicos, incluyendo adicción, lleva años debatiéndose, con especialistas a favor y en contra de la medida.

«Los profesionales de la salud deben reconocer que los trastornos del juego pueden tener consecuencias graves para la salud», dijo el responsable del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, Vladimir Poznyak, en New Scientist.

¿Cómo se distingue? Aunque aún no se ha definido concretamente del todo, este trastorno se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego «continuo o recurrente» que se define por tres condiciones negativas provocadas por el mal uso de los juegos digitales: no controlar la conducta de juego en cuanto al inicio, frecuencia, intensidad, duración, finalización y contexto en que se juega; priorizar los juegos frente a otros intereses vitales y actividades diarias, y mantener la conducta «a pesar de la ocurrencia de consecuencias negativas», según el borrador actual de la OMS.

El trastorno se refiere a los de juegos digitales o videojuegos, que se puede realizar mediante conexión a Internet o sin ella.

Poznyak aclara que la mayoría de las personas que juegan videojuegos no sufre ningún trastorno, como sucede con la mayoría de las personas que beben alcohol, por ejemplo, que no desarrollan adicción. Sin embargo, hay circunstancias en que el uso excesivo puede generar efectos adversos, cuando el patrón de comportamiento debe ser de suficiente gravedad como para causar un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras áreas importantes.

«El comportamiento del juego y otras características son normalmente evidentes durante un período de al menos 12 meses para que se asigne un diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves», advirtió el especialista de la OMS.

Los videojuegos son parte de la vida de muchos de los niños y adolescentes de hoy, por eso el psicólogo de Clínica Vespucio Jorge Pantoja advierte: «Representan un problema cuando interfieren en la convivencia con los demás, cuando le absorbe el tiempo al paciente y desplaza las tareas propias del desarrollo, aprendizaje y de la familia. Los padres pueden observar este problema en la ausencia de límites, desplazan los horarios e interfiere en la vida del adolescente».

De esta forma, el especialista recomienda que lo primero que deben hacer los padres es conocer los videojuegos y entender ese mundo, «que es un mundo simbólico dentro del cual los adolescentes se mueven. Tienen que conocerlos, manejarlos y comprenderlos. Luego, tienen que administrar el tiempo como recompensa. Es decir, los videojuegos deberían ser administrados como un premio, no como una ocupación del tiempo libre. Una recompensa por una tarea realizada».

Según Pantoja, los menores no deberían jugar más de 15 minutos al día.

Pero también son muchos adultos los que interactúan constantemente en su vida diaria con videojuegos. El sicólogo es enfático en aclarar que hay una señal de alerta «cuando ocupa más tiempo en los videojuegos que en su vida laboral, amorosa, social y familiar. Cuando desplaza la vida cotidiana y los videojuegos empiezan a interferir en la vida, se transforman en un problema.

La OMS empezó a considerar este trastorno hace ya una década, mientras se analizan otros supuestos problemas relacionados con la tecnología, como la adicción a los celulares o a Internet. Sin embargo, algunos especialistas creen que aún no está claro que sea un nuevo trastorno y que no existe literatura concluyente sobre el tema, por lo que se puede caer en casos falsos positivos, especialmente en niños y adolescentes.

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