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¿Defensa propia o venganza? Qué motivó a una mujer argentina a cortar los genitales de su pareja Violencia en la pareja

¿Defensa propia o venganza? Qué motivó a una mujer argentina a cortar los genitales de su pareja

Aún se desconocen las motivaciones reales del caso de violencia que impacta a Argentina. Ella dice que buscaba protegerse de «un ataque sexual», aunque algunas pruebas demostrarían que la joven actuó de forma premeditada. ¿Qué motiva a una mujer a castrar a su pareja? Hablamos con una experta.


«Es el deseo de pertenencia en su máxima expresión. Si ya no lo disfruto yo, que nadie lo disfrute», nos dice la sicóloga Johanna Narr cuando le preguntamos por el caso que conmocionó a Argentina esta semana.

Brenda Barattini, una joven arquitecta de 26 años, fue detenida en la provincia argentina de Córdoba por haberle cortado el pene y los testículos a un hombre con una tijera de podar. El caso dio la vuelta al mundo, aunque aún no están claras sus reales motivaciones.

Su víctima fue Sergio Fernández, un cantante de reggae de 40 años. Las versiones indican que estaba dormido en el momento del ataque y que minutos después de la mutilación, sus vecinos lo ayudaron a contener la hemorragia. “No sé qué le pasó, es buena mina”, decía a todos mientras llegaba la policía y emergencias.

Tuvo que ser intervenido de urgencia y recién fue dado de alta. Aunque quedó estéril, cercanos aseguraron que está feliz de estar vivo y que «lo demás, no importa”.

Versiones contradictorias

Por ahora no está claro cuál fue realmente el motivo de la agresión sucedida la noche del 27 de noviembre. Buscaba «protegerse de un ataque sexual», sostuvo el abogado de la mujer, Carlos Nayi. Aún así, ella está acusada de “lesiones gravísimas” y arriesga una pena de entre tres y 15 años de prisión.

Barattini dijo cuando fue detenida que él era amigo de su hermano y que habría ingresado a su departamento con excusas falsas. «Le dijo que ingresaba en busca de un instrumento y ya en su interior, la atacó sexualmente», contó el abogado.

Esa versión ha sido ampliamente reforzada por las declaraciones de su madre. “Ella quería terminar con él y él la acosaba. Fue a su casa con la excusa de buscar un aparato electrónico y la ultrajó de manera bestial”, aseguró. Además, sus amigas han repetido esa versión en redes sociales. Una de ellas, Tamara Fondovila, sostuvo en Twitter que «actuó en defensa propia después de violación y constantes amenazas».

En su declaración ante la fiscal Bettina Croppi, la joven explicó que el hombre «la tomó del cuello», que ella «simuló disfrutar» y agarró lo primero que encontró, que era una tijera de podar que tenía guardada debajo de la cama. «No sé qué corté», agregó.

También dijo que se tenía impotencia y se sentía destruida. “Si hubo desproporción o no, no le podemos pedir eso a una persona que estaba en crisis, inferioridad de condiciones físicas. Es una situación límite, y en medio de esto, se defendió”, sostuvo su abogado.

Sin embargo, varias fuentes judiciales informaron que el testimonio fue «poco creíble» y que en más de una ocasión se contradijo.

Lo cierto es que los hallazgos en la investigación apuntan a cierta intencionalidad de la joven al encontrar una libreta que tenía anotadas las palabras “bisturí”, “cortarle”, “cinta…”, “su celular” y “pedir ayuda”.

Además, según lo que se ha podido reconstruir según testigos es que Barattini habría intentado quitarle su celular y la resistencia de su amante habría sido lo que motivó el ataque.

En su declaración,  Sergio Fernández explicó que habían mantenido una relación oculta desde el año pasado y que eran amantes. Su abogado, Eduardo Pérez, sostuvo que su cliente fue vendado en sus ojos voluntariamente con un antifaz para dormir en un marco de «relaciones sexuales consentidas» y que el hombre no accedió a atarse. «Te doy lo que me pidas… si te tapás los ojos”, habría dicho ella.

«Se habían juntado a pasar una noche. Me dijo que la relación con ella fue consentida», manifestó.

¿Qué pasó entonces? El abogado de Barattini dio un antecedente: la joven se enteró que él le había mentido y tenía pareja. Y aunque ella también estaba de novia e incluso planeaba casarse, los celos serían la principal hipótesis de lo sucedido.

¿Por qué se producen este tipo de agresiones?

El caso recuerda a otro similar sucedido en 1993 en Estados Unidos, el del matrimonio Bobbit. En aquella oportunidad, Lorena le cortó el pene a su esposo, John, mientras dormía tras haber soportado maltratos y violaciones sexuales.

Tras el juicio​ Lorena se convirtió en una referente del feminismo. En la actualidad, preside la organización Lorena’s Red Wagon, dedicada a conseguir recursos para mujeres maltratadas. Se divorció de John Bobbitt en 1995, después de seis años de matrimonio. Él aprovechó la fama del suceso para implantarse el pene y se dedicó por un breve tiempo al cine porno.

La sicóloga Johanna Narr explica que este tipo de agresiones no son casuales. «Es la dinámica de la violencia. Rabia acumulada que como ha sido reprimida porque en la dinámica se análoga la rabia a la violencia, las victimas no se permiten sentirla, les amenaza ver en ellas esa rabia, la reprimen y por tanto no la expresan, se acumula y al ya no aguantar más el traspaso de límites por parte del otro, explotan. Como ha estado acumulada es imposible que esa rabia pueda ser dirigida porque es mucha (como en una olla a presión) entonces al salir, sale expresada en agresión, justamente como no querían que fuera expresada su rabia porque es lo que les daña del otro y rechazan en sí mismas».

La experta en temas de violencia de pareja sostiene que «en la dinámica de la violencia hay alguien que ejerce y otro que recibe violencia, son dos personas que encajan porque ambos, de una u otra manera, aprendieron qué hay que temerle a los conflictos o evitarlos ya que terminan en violencia. La ‘víctima’ tiene un rol dinámico según el contexto, a veces es víctima y a veces es agresora. El tema es que ambos tienen una manera inadecuada de enfrentarse a los conflictos. No saben poner límites sin agresiones por tanto permiten el traspaso de los propios límites por miedo a ser agresivos o a recibir agresión por parte del otro».

«El problema es que finalmente se acumulan y terminan convirtiéndose en el otro. Se agreden y se culpan y vuelven a reprimir la rabia porque en esta sociedad es sinónimo de agresión. Es un tema cultural donde hemos asumido roles rígidos dentro de la pareja que nos llevan a este tipo de límites creyendo que no expresar la rabia o no poner límites es la solución y la verdad es que esa forma es justamente la otra cara de la moneda de la violencia. Es lo que permite que la violencia se instale en una relación como única forma de enfrentar los conflictos», agregó.

-¿Por qué una mujer que castra a su pareja? ¿Hay cierta equivalencia, por ejemplo, con los hombres que agreden a su pareja con ácido en el rostro?

-Se busca dejar huella, si no es conmigo, no es con nadie. Es el deseo de pertenencia en su máxima expresión. Si ya no lo disfruto yo, que nadie lo disfrute. Que se de cuenta que nadie la amará como yo la amé… En la castración hay más símbolos que en los hechos que atacan la belleza. Ataca la masculinidad además unida al placer. Es un tema más complejo y mucho más simbólico sobretodo en la sociedad actual.

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