Gastronomía
Mujeres en el mundo de la cerveza son contadas con una mano y Natalia Watkins es la cara más visible y apasionada en un rubro inundado de hombres. Como conocedora del tema, recomienda en qué fijarse al momento de elegir entre distintas variedades en estos días de primavera, donde la cerveza es más protagonista que nunca.
Recién desde 1997 se empieza a hablar en Chile de la «masificación de la cerveza» donde la producción artesanal ha tenido un rol fundamental. Las micro cervecerías y bares especializados hoy están en creciente auge emprendedor. Un mundo en constante innovación con nuevas variedades y para todos los gustos.
Natalia Watkins, sales & marketing manager de Tübinger conoce el mercado a fondo de esta industria que se ubica en la posición 14 del ranking de actividades económicas nacionales, de un total de 111, según la Asociación de Productores de Cervezas de Chile.
De la mano de la marca que empezó a producirse en 2007 y que a la fecha ha recibido 32 premios para sus 8 variedades -recién la de color negro con aroma a malta dulce acaramelada ganó medalla de oro en la Copa Cervezas de América 2018 en la categoría British Strong & Ale-, la producción y ventas crecientes cada año la han llevado a expandirse, llegando a invertir en una planta de última generación que desde 2014 se encuentra en El Principal, Pirque que alcanza los 75 mil litros al mes para sus ocho variedades.
A días de comenzar el tradicional Oktoberfest en Malloco, y otras celebraciones similares, la experta entrega sus datos para que sibaritas y fanáticos elijan sus favoritas en el festival cervecero de la temporada.
«Entre cristalinas y refrescantes, rojas y espumosas, dulces, oscuras o amargas. Rudas o delicadas, las cervezas son muy diversas en tipos y estilos, la cerveza sorprende también al momento del maridaje. Cada cerveza tiene una personalidad única y especial que propone maridajes para acompañar desde simples hasta sofisticadas comidas. Aunque se las clasifica de distintas maneras, la más común es definirlas por su color, donde se distinguen tres grandes familias: rubias, rojas y negras», destaca Watkins.
Las doradas: clásicas y conservadoras
Son las más demandadas por los consumidores. Las cervezas rubias deben su color intenso y brillante al uso de granos de malta -el principal ingrediente de esta bebida- que no han sido tostados.
Herederas de la tradición europea, entre las más conocidas está la pilsener que es clara, de balanceado amargor y muy refrescante. Son clásicas protagonistas en la producción industrial. «La producción artesanal dio el giro hacia inspiraciones más personalizadas o lo que en el rubro se conoce como cervezas más cabezonas», dice Watkins.
Las cervezas rubias son perfectas para acompañar comidas livianas como carnes de ave, ensaladas suaves, sushi y sashimi. También para un aperitivo con quesos frescos, y con platos mexicanos, tailandeses y peruanos.
Se recomienda servirlas a una temperatura entre 2° y 5°.
Las colorinas innovadoras: rojas, dulces y espumosas
Originarias de los pubs del Reino Unido, en esta familia destacan las Ale, de gran cuerpo, sabores más dulces y afrutados que estimulan los sentidos. En un país agricultor, Watkins destaca como un valor agregado la expansión de este estilo que se elabora con maltas semitostadas, y su color va del rojo tenue hasta el más cobrizo.
Se identifican como Pale ale, Strong Ale o Red Ale y en ellas se emplea levadura que fermenta a alta temperatura y provoca su densa y característica capa de espuma.
Son la combinación ideal para aperitivos de quesos maduros como el roquefort y para carnes grasas y platos con salsas o cremas. Además les vienen bien a las pastas, a los pescados blancos grillados o fritos y a las preparaciones de carnes rojas como roast beef, tártaros y crudos.
Se recomienda servirlas a una temperatura de 12°.
Las maltas oscuras de gran sabores: rudas y fuertes
Aunque menos difundidas en Chile, las cervezas negras han ganado terreno entre los paladares dispuestos a nuevos sabores. Pertenecen a ese grupo de cervezas que décadas atrás se identificaban con renombradas marcas importadas.
Preparadas con maltas tostadas, son más fuertes que las otras variedades y destacan por su color oscuro y cuerpo cremoso de amargor balanceado.
Porter, Stout o Bock son las palabras claves para reconocerlas y maridan con platos agridulces, aunque también con pescados grasos y carnes de cerdo. Las variedades más dulces son insuperables junto a postres elaborados a partir de chocolate amargo, café o mazapán.
