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Una minicentral eléctrica que se traga podría combatir el cáncer Salud

Una minicentral eléctrica que se traga podría combatir el cáncer

Las cápsulas convencionales de liberación prolongada incorporan la medicación en forma de pequeñas moléculas. Cuanto más complejo es el agente, más energía y elaboración necesita el comprimido, que es en realidad un dispositivo microelectrónico comestible.


En bioenergía, los seres humanos sacan partido de más de 4.000 millones de años de evolución, pero sin duda podemos mejorar esa marca.

Un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon trabaja en una pequeña batería creada a partir de nuestras propias sustancias químicas que podría ser colocada en una píldora; en la práctica, una central eléctrica en miniatura que podría administrar tratamientos para combatir enfermedades con una precisión y una seguridad que antes habría resultado imposible conseguir.

Las cápsulas convencionales de liberación prolongada incorporan la medicación en forma de pequeñas moléculas. Cuanto más complejo es el agente, más energía y elaboración necesita el comprimido, que es en realidad un dispositivo microelectrónico comestible. Las píldoras inteligentes actuales dependen de baterías en miniatura con partes no comestibles o tóxicas que monitorean signos vitales o contribuyen a que el tracto digestivo tome una selfie. Podrían atascarse en algún lugar y resultar difíciles de desalojar, dijo Christopher Bettinger, un profesor asociado de ciencias de los materiales e ingeniería biomédica de Carnegie Mellon.

Además del balance entre energía y toxicidad, los científicos enfrentan un problema que es conocido por los diseñadores de teléfonos inteligentes, autos eléctricos y audífonos: el tamaño de las baterías.

Es por eso que Bettinger y su grupo se preguntaron cómo podrían reducir una batería y, al mismo tiempo, crearla a partir de compuestos químicos a los cuales está habituado el organismo.

Una respuesta podría ser la melanina, el pigmento que bloquea la luz ultravioleta y que está presente en el pelo, la piel y los ojos. Si esas biobaterías pueden distribuir medicamentos, no serían más tóxicas que una comida preparada con tinta de calamar, dijo Bettinger. Hasta ingirió una prueba.

“Si alguna vez se ha comido pasta con tinta de calamar, entonces se ha ingerido gran cantidad de melanina”, agregó.

‘Una esponja’

Hay un par de cosas que recomiendan la melanina como ingrediente de una biobatería, añadió Bettinger. Los pigmentos de la melanina contribuyen a proteger el organismo de la radiación ultravioleta del sol. Retiran partículas cargadas, llamadas radicales libres, que pueden dañar las células.- “Ese mismo proceso es muy importante para las baterías”, dijo Bettinger.

En el cerebro, un compuesto de melanina contribuye a retirar metales nocivos como zinc, aluminio y hierro. Los absorbe como una esponja, otra característica útil en una batería.

Bettinger, que esta semana disertará en un importante congreso químico en Filadelfia, dijo que espera publicar sus últimos resultados antes de fin de año. Su investigación cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Salud y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada en Defensa de los Estados Unidos.

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