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Los emprendimientos sustentables que figuran entre los ganadores de Impulso Chileno Innovación

Los emprendimientos sustentables que figuran entre los ganadores de Impulso Chileno

Una innovadora barra de shampoo natural amigable con el medioambiente, luminarias a base de algas marinas, un invernadero inteligente capaz de producir vegetales en poco espacio y con poca agua y bloques de hormigón ecológicos para la construcción, son algunas de las cartas fuertes seleccionadas entre los 60 ganadores del concurso de emprendimiento que logró convocar a 5 mil participantes.


De las más diversas localidades de nuestro país provienen los emprendimientos sustentables y ecológicos más innovadores que fueron seleccionados entre los 60 proyectos ganadores del concurso Impulso Chileno.

En su segunda versión, la iniciativa de la fundación Impulso Inicial recibió más de 5.000 postulaciones, de las cuales se obtuvieron 200 semifinalistas y 60 ganadores que representan a todas las regiones del país.

No obstante, entre todos estos proyectos destaca la inventiva sustentable de emprendedores de La Serena, Santiago, Concepción y la austral Punta Arenas. Todos ellos, responden a ideas o proyectos innovadores y amigables con el medioambiente.

Estas son sus historias, estos son sus proyectos.

Bloques de hormigón ecológico

Luis Arancibia (46) se la jugará con toda su inventiva para hacerse del primer lugar con la creación artesanal de bloques de hormigón ecológicos hechos a base de botellas de plásticos.

Bloquemac nace de la idea de aportar al medioambiente a través de la creación de un bloque de hormigón elaborado con botellas de plástico, lo que ayuda a la economía circular. Además de ayudar con la inserción social de personas jubiladas, ya que en su equipo trabaja con dos de ellas.

“Probé con caucho, plumavit y otros elementos, pero no me resultó. Luego intenté con plástico, puro ensayo y error, hasta que me dio resultado”, cuenta el emprendedor quien logro bajar el peso de los bloques de 13k a 11k.

Sin embargo, triturarlo era el problema. “Comenzamos a usar tijeras, pero era muy lento, hasta que tuve los medios para comprar una máquina de segunda mano”, recuerda.

Esta maquinaria permitió al emprendedor triturar la materia prima que recolecta con ayuda de amigos, vecinos y de los negocios del barrio. A todos ellos les facilitó contenedores de reciclaje que retira él mismo de dos o tres veces por semana.

Luminaria en base a algas marinas chilenas

Octavio Segura (31) es diseñador industrial y desde que egresó, hace dos años, decidió dedicarse a la iluminación ecológica con bajo impacto ambiental. Desde pequeño tenía habilidad para trabajos manuales y hacía pequeños origamis, pero también comenzó a demostrar su afición por la electricidad en el colegio técnico donde estudió, lo que le permitió mezclar sus habilidades.

Empezó con algo que no le significara muchos recursos y decidió trabajar con lámparas plegadas con papel minera. Pero, según cuenta, no estaba del todo cómodo porque quería algo más sustentable y buscaba alternativas.

En ese contexto decidió emprender con Prometeo Studio, donde creo “La Luz del Mar”, una colección de lámparas mediante el uso de bioplásticos en base a algas marinas, pelillos o agar, que propone una nueva forma de uso para los biomateriales que permita alcanzar la economía circular.

“La idea es trabajar con la mayor cantidad de algas”, precisa. Hoy en Chile hay muy pocas lámparas de bajo impacto que están hechas a base de reciclaje y, menos aún, de biomateriales como las de Prometeo Studio, explica.

“Me gusta mucho el mar, siempre que iba recolectaba conchitas, algas y cosas. Las algas las empecé a poner a contraluz y me di cuenta que se traslucía bien. Y ahí me empezó a hacer sentido porque además era un material que es local y sustentable. Ya llevo un año explorando con las algas”, cuenta el diseñador.

Barra de shampoo ecológica

La educadora de párvulos Teresa Ramos (32) y su pareja, el periodista Javier Moreno (33), habían quedado sin trabajo. La situación estaba complicada para ambos por lo que decidieron emprender. Así partieron con un proyecto en base a la cosmética natural.

Javier tenía experiencia en este mundo por su madre, quien desde hace más de 15 años tenía como hobby la elaboración de jabones naturales. Pero ellos decidieron involucrarse más en el mundo de la cosmética y en la medida que nuevos clientes se hacían, otras necesidades aparecían de la mano de nuevos productos.

Así surge, desde las inquietudes de los mismos clientes, la idea de hacer un shampoo en barra natural, sustentable, amigable con el medioambiente, al que denominaron “Verde Agua shampoo en barra”.

“La principal propiedad es que es un shampoo con elementos naturales sin químicos y con envases biodegradables o reutilizables. La idea es evitar el uso de plásticos, especialmente el de los shampoo líquidos actuales, ya que es muy difícil limpiarlos del todo para su reciclaje”, cuenta Teresa.

Y es que los atributos de este shampoo en barra parten desde su base de derivado vegetal, aceite de coco y aceites esenciales, además de Aloe Vera. “Es un producto ideal para viajes, aventuras, deportistas, debido a que es completamente transportable y al ser solido no se derrama en tu bolso”, cuenta la emprendedora.

En total, disponen de seis variedades: berries, chocolate, yogurt miel, verbena, coco y limón. Con la cualidad de ser hipo alergénicos y biodegradables.

Vegetales para alimentar a Magallanes

Hay pruebas claras de que en Magallanes, la región más austral de Chile, se están incubando brillantes propuestas de emprendimiento que han sido destacadas entre aquellas que se han generado a lo largo del país.

Ese es el caso del proyecto “La Herbacería” ideada por dos descendientes de Croatas; la agrónoma Zlowenka Basic (35) y el arquitecto Juan Pablo Violic (32), quienes dejaron sus respectivos trabajos para emprender juntos, como socios y pareja, la producción de vegetales verdes ante la carencia de oferta de estos productos agrícolas en la región de Magallanes.

El proyecto trata sobre la implementación de un invernadero sustentable que, por medio de la técnica de la aeroponía, es capaz de producir vegetales en poco espacio y con poca agua. De hecho se produce en un circuito de sistema cerrado que consiste en la recirculación de agua aprovechándola en un 100% y en un 45% en términos de nutrientes.

“Se necesita poco espacio, poca agua y luz, el calor es todo. Un invernadero inteligente”, precisa Zlowenka.

Tanto Zlowenka como Juan Pablo están tan convencidos de los buenos resultados que traerá su emprendimiento que invirtieron en su primer contenedor, en el cual comenzarán a producir en una primera etapa lechugas para después cultivar albahaca, espinaca, perejil y cilantro, con el propósito de cubrir las necesidades del canal Horeca (hoteles, restorant y casinos).

“Ya tenemos el contenedor y la construcción, y el lugar donde lo vamos a instalar. Si nos adjudicamos los 10 millones de Impulso Chilenos vamos a automatizarlo y comprar una segunda unidad. Ese es el gol que tenemos pensado”, dice la emprendedora, quien está muy agradecida de estar entre los finalistas. “Nosotros sí o sí le vamos a dar para adelante”, dice convencida respecto a su proyecto La Herbacería.

La final será en enero

Impulso Chileno es un concurso de emprendimiento patrocinado por la Fundación Impulso Inicial, de Andrónico Luksic Craig y su familia, en colaboración con la incubadora Socialab y la Pontificia Universidad Católica de Chile. ¿Su objetivo? Apoyar a los emprendedores chilenos que tengan una idea o negocio para sacar adelante sus proyectos. En su segunda versión, el concurso premió a los 60 seleccionados finales; los 20 primeros lugares recibirán $10 millones, los 20 que les secundan recibirán $5 millones y los 20 terceros serán beneficiados con $3 millones en financiamiento para su proyecto y apoyo de expertos durante 6 meses. Impulso Chileno recibió más de 5.000 postulaciones, de las cuales se obtuvieron 200 semifinalistas. El 15 de octubre se dieron a conocer sus 60 finalistas. La final está programada para enero de 2020.

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