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Ramón Navarro, surfista y ecologista: «Limpiamos toneladas de basura y plástico en playas y al año están igual» Agenda País

Ramón Navarro, surfista y ecologista: «Limpiamos toneladas de basura y plástico en playas y al año están igual»

En una nueva versión de Agenda País, Max Raide conversa con el destacado surfista nacional Ramón Navarro, quien además de su faceta deportiva es un defensor de los ecosistemas costeros y opositor a las salmoneras del sur de nuestro país. El documental «Estado Salmonero» cuenta la historia de Navarro y su padre, Alejandro, pescador y conocedor del mar, y cómo la salmonicultura ha trastocado no sólo el ecosistema local sino que también la cultura del sector.



Según el Tercer Muestreo Nacional de Basura en Playas del año 2016, habrían alrededor de 2,2 unidades de basura por metro cuadrado. Cantidad que ha ido en aumento en comparación con años anteriores: mientras que el 2012 la media eran de 1,7 unidades, el 2008 apenas alcanzaban las 1,4.

Esta es una realidad que Ramón Navarro, surfista nacional y ecologista por convicción -es miembro de la ONG Parley For The Oceans y Fundación Punta de Lobos- ha decidido hacerse cargo desde su experiencia. «Hicimos las limpiezas con Corona el año pasado y este año. Las mismas playas que limpiamos el año pasado estaban iguales. El tema de Chiloé por ejemplo; fuimos 300 personas que sacamos 3 toneladas en una limpieza de toda la tarde. Y no limpiamos siquiera el 1% de esa isla. Eso fue una cuestión que me marcó radicalmente», comentó Navarro a Max Raide.

«Si bien hay desechos domiciliarios, mucha basura de la misma isla, 98% que hay en las islas pequeñas de Chiloé viene de los salmones y la empresa de choritos», agregó el surfista a propósito de su preocupación por la zona.

Estado Salmonero

«Estado Salmonero», del director Daniel Casado, recorre Chiloé, Magallanes y Japón para visitar paisajes, pero también para conversar con actores como pescadores locales, miembros de la asociación industrial Salmón Chile y expertos en la materia. «El 2016 fue esta crisis gigante que ya con estos familiares me empecé a informar de lo que estaba pasando con el tema de los salmones. Y con la limpieza que hicimos el año pasado en Lemuy dije ‘tengo que hacer algo’. Junté toda esta energía y trabajamos todo este año para sacar un documental que cuenta mi punto de vista», comenta Navarro sobre el filme, que aborda la vida de su padre Alejandro -pescador que vivió la llamada ‘Fiebre del Loco’ en los sectores de Chiloé y Carelmapu y el impacto de la industria salmonera en esos sectores.

«De ONGs como Océana, National Geographic, la agrupación Defendamos Chiloé. Está muy presente la parte científica y social para sacar un documental de 20 minutos que le da este punto de vista, a que todos los consumidores tengan mucho ojo con el salmón que están comiendo. Si es chileno, es bien triste su historia y la huella que van dejando».

Ejemplos y tareas pendientes

Sin embargo, a opinión del surfista la industria salmonera no es la única responsable de la situación: a pesar de haber mayor conocimiento respecto a los impactos que tiene la contaminación que emiten los individuos por su cuenta, aún hay trabajo que hacer. «Ese es un tema a nivel gente, de individuos, pero también de pueblo, país y gobierno. En ese tema no se puede quedar nadie afuera. Los cambios tienen que suceder ahora, estamos llegando muy tarde al tema, estamos con un mar muy contaminado.»

«No es una cosa que te dijera ‘no produzco plástico’. Aunque trate de no hacerlo, soy parte de todo este gran círculo cada vez más grande que estamos consumiendo plástico todos los días, quieras o no», comenta Navarro, respecto a la prohibición de las bolsas plásticas en el territorio pero la permanencia en otros productos de consumo diario, como los envases de tallarines, fideos y similares. «Estamos tapados en plástico por donde lo mires. ‘Ok, eliminamos las bolsas plásticas y se acabó el problema’, y creo que (las bolsas) sería el 1% del problema».

En esa misma línea, el surfista mira hacia el ejemplo de sustentabilidad que pone la isla de Hawái, específicamente de la zona norte de su territorio (o Northshore). «Trabajan de una manera muy consciente, respetando el acceso a las payas, que estamos muy lejos en Chile en ese tema. Allá la gente de verdad tiene acceso libre a las playas, pero también la comunidad está unida en el tema de granjas orgánicas, de tener su propia comida, regulación de construcción, el tipo de color de casas que construyen, los materiales, qué árboles se quedan y cuáles no».

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