Carlos López es el líder regional de asuntos gubernamentales para América y África de British American Tobacco (BAT) y explicó la incursión que ha hecho la empresa en los vaping products, sus diferencias con el negocio del tabaco, las regulaciones, las confrontaciones con estudios científicos y el autorreconocimiento de estar en una industria cuestionada por generar personas adictas.
La British American Tobacco (BAT) es una tabacalera que posee filiales como Dunhill, Lucky Strike y Pall Mall, y opera en Chile desde hace más de 100 años. Pero BAT no solo ha explorado el negocio de los cigarrillos, sino que también la producción y venta de vaporizadores o vaping products.
“El tabaco es una industria muy concentrada en, probablemente, cuatro grandes players en el mundo. En el caso vaping, es absolutamente el lado opuesto, está extremadamente fragmentado. Acá las grandes compañías estamos participando pero ninguna tiene una participación mayoritaria, prácticamente en ningún mercado, con algunas excepciones”, señaló Carlos.
Los vaporizadores han estado en el ojo del huracán varias veces por estudios que han alertado sobre los riesgos de usar el producto. Sin embargo, el líder regional de BAT asegura que hay un consenso cada vez mayor sobre la reducción de riesgos del vapeo.
“Por un lado tenemos data muy dura, tal como lo va publicando el FDA y Public Health England, respecto a que estos productos son hasta un 95% menos riesgosos. Pero cada cierto tiempo siempre aparece algo por ahí que tratan de decir que vaping products, por ejemplo, afecta al sistema inmunológico. O un estudio que dice que afecta a tal o a tal cosa”.
“En muchos de esos casos nosotros generalmente los analizamos y uno se da cuenta que hay flow metodológico, pero en general si uno analiza toda la evidencia disponible, todo va hacia una gran dirección que es reconocer la reducción del potencial de riesgo de estos productos”, estimó López.
La reducción de riesgos también va en línea con una evolución del consumo de productos y un empleo de los cambios tecnológicos por parte de las empresas. López compara los primeros vapers, que trataban de emular lo más posible a los cigarrillos, con los actuales, cuyos usuarios tratan de alejarse de aquella vetusta experiencia. “Por eso requerimos tanto espacio para la innovación para poder darle en el target a lo que los consumidores quieren y tomar ventaja de los cambios tecnológicos que estamos viendo”.
-Ahora se les abre nuevamente una gran oportunidad, no solamente salir con productos nuevos, sino que comunicar y tener un relato distinto. En el fondo tienen una oportunidad de cambiar completamente lo que era su historia y generar una nueva. ¿Cómo se ve desde la compañía?
-El esfuerzo que hacíamos para desarrollar productos menos riesgosos era gigantesco. El problema era, uno, que estamos enfocados al tabaco, y dos, nos demoramos muchos años en darnos cuenta que reducir el riesgo de un producto como el combustible era muy difícil, casi imposible. La voluntad de la compañía de realmente generar un producto menos riesgoso lleva mucho más de los últimos cinco años. La gran diferencia que en los últimos cinco años hemos logrado encontrar un producto que efectivamente es menos riesgoso, que esa es la primera condición. Y la segunda condición es que efectivamente es aceptado por los consumidores.
Por primera vez tú puedes decir que acá en vez de estar a la defensiva, ahora puedes jugar finalmente a la ofensiva. Y poner tus temas, poner el tema en la mesa, discutirlo, que pasa entonces con este producto, lo cual no es fácil, porque yo que trabajo en regulación igual tengo la mochila de años del tema del tabaco. Pero hoy día la gente se abre a discutir, se abre a discutir conmigo.
-¿No hay una autocrítica desde la misma compañía en relación de no haber encontrado este producto antes? Me refiero a una autocrítica no solamente por el tema de la salud, sino el por qué quizás hubo un relato distinto o el haber esperado tanto tiempo.
-Yo entré a la compañía en un momento que ya el cambio se comenzó a generar. Me acuerdo que yo entré justo cuando habían estos debates. Y de nuevo, yo creo que es parte de la transformación, yo creo cuando como cualquier reacción de cualquier persona, cuando uno ve algo que te amenaza tú tienes reacciones defensivas.
Hoy día decimos, mira, el tabaco es adictivo, da lo mismo lo que técnicamente sea. Lo que el común de la gente entiende por adicción es: es difícil de dejar, y eso claro, yo desde que estoy por lo menos en la compañía, ya tenemos una aproximación mucho más clara y directa, más que tratar de ser un poquito defensivo.
El daño que produce el cigarro al individuo y su entorno es innegable. Hasta las mismas tabacaleras lo han aceptado, como señala López. El comercio de cigarrillos en Chile contiene una serie de regulación que apuntan a la disminución de su consumo. Aumento en impuestos, prohibición de la publicidad y limitación de los espacios públicos donde se permite fumar son algunos de las medidas que se han tomado con la industria.
“Muchos países no saben cómo enfrentar esto, como enfrentar la dicotomía o la tensión que hay entre cómo ayudo a la mayor cantidad de consumidores pero al mismo tiempo no quiero que otra gente empiece a consumir productos de nicotina”, mencionó. “Es difícil aceptar que alguien quiera ser adicto, pero la nicotina no es el gran problema. El alquitrán es el gran problema. Pero ese debate es natural tenerlo y hay distintas formas de enfrentarlo”.
“Nuestro foco está en la regulación adecuada y hay que ver cuál es el impacto. En teoría, cuando tienes regulación va haber una reducción en la fragmentación. Yo creo que nunca se va a reducir el nivel de la industria del tabaco, nunca. La industria del tabaco es particularmente compleja, porque por ejemplo el hecho de tener nivel de impuestos muy altos, finalmente eso hace que sean muy pocas las compañías que tengan un modelo eficiente de distribución de cigarrillos”, finaliza el líder regional de BAT.
