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El lado oscuro del turismo Medio ambiente

El lado oscuro del turismo

Año tras año la industria del turismo rompe récords. Cada año viajan alrededor de 1.300 millones de personas por el mundo. Los lugareños y el medio ambiente sufren las consecuencias de la gran afluencia de turistas.


En Alemania, conforme a un estudio del Automóvil Club ADAC, una de cada tres personas hace dos viajes de vacaciones al año, que duran como mínimo cinco días, y una de cada seis personas realiza aún más vacaciones de este tipo. Un hecho es que los alemanes viajan cada vez con más frecuencia. No obstante, ellos no son los únicos.

El enorme crecimiento en el área de desarrollo turístico se debe a que siempre hay más vuelos a precios más bajos, así como también más personas que se pueden costear sus vacaciones en lugares distantes, como China o la India.

Si en 1995 sólo 521 millones de personas viajaron a otros países, en el año pasado fueron 1.300 millones de personas.

Diagnóstico: «turistificación”

Con sus innumerables selfies, los turistas les ponen los nervios de punta a los habitantes de las destinaciones turísticas, como por ejemplo Venecia, donde a cada una hora miles de pasajeros bajan de los cruceros. También los mallorquines no aguantan más las playas repletas, la escasez de agua y tener que ver a turistas borrachos. Tanto es así que en el otoño de 2017 los habitantes de la isla organizaron la manifestación más grande en contra del turismo de masas que se haya registrado hasta ahora.

Sobre todo los viajes a ciudades se han incrementado en los últimos años. «El resultado es que en algunos barrios las viviendas son escasas y los arriendos caros”, áfirma Tim Freytag, especialista en geografía humana de la universidad de Friburgo. También las estructuras urbanas han cambiado, puesto que los negocios se adecuan a las necesidades de los turistas.

A expensas del medio ambiente

Según el investigador de turismo Jürgen Schmude, el turismo es responsable de aproximadamente un cinco por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo cual propulsa el cambio climático. Sobre todo los viajes que cada vez se efectúan con más frecuencia en avión, causan un aumento de emisiones de CO2.

Los turistas igualmente podrían causar daños ecológicos, por ejemplo con la basura, el consumo de agua excesivo, el esquí o buceo descuidado. También los viajes en crucero son todo menos que sostenibles, según el profesor de la universidad Ludwig-Maximilian de Múnich.

El sueño del turismo moderado

Ante la interrogante sobre futuras soluciones para el turismo de masas, Schmude sostiene: «No hay una solución ideal, pero básicamente la política y las agencias de viajes deben tener siempre en cuenta el limite critico de una zona turística. De esta forma se puede intentar potenciar la temporada baja o restringir el número de alojamientos.”

Si las posibilidades de actuar son tan limitadas en la actualidad, ¿cómo se verá entonces el futuro? En el año 2030 debería haber más del doble de turistas que hoy en día. «Esto podría ser un gran problema, y hasta ahora nadie tiene una solución. Si bien habrán nuevos puntos de destinación, esto no frenará el gran número de turistas.”

A pesar del alarmante pronóstico, el geógrafo Freytag se niega ver el turismo como algo negativo, puesto que el sector seguiría siendo importante para el desarrollo de ciertas regiones y para el intercambio cultural.

Además está en las manos de cada turista decidir hacer viajes sostenibles. La clave es el «turismo moderado” o «ecoturismo”.

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