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Baby Blumel: un ministro novato en el núcleo de hierro de La Moneda PAÍS

Baby Blumel: un ministro novato en el núcleo de hierro de La Moneda

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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A pesar de la impronta de calidez, cercanía y respeto que caracteriza al ministro de la Segpres, junto al hecho no menor de que nunca deja una llamada sin contestar, su rol a la cabeza del ministerio clave en las relaciones del Ejecutivo con el Congreso se ha visto “débil”, carencia que respondería a su falta de experiencia y de protagonismo en la agenda gubernamental. Desde el oficialismo reconocen que hasta ahora su papel en el comité político de Palacio es más bien de acompañamiento de Chadwick y Pérez. El «chico maravilla» del piñerismo está en proceso de aprendizaje.


Es parte del círculo de confianza del Presidente Sebastián Piñera, parte de la tríada política de La Moneda junto a los ministros del Interior, Andrés Cahdwick, y la vocera, Cecilia Pérez. El titular de la Segpres, Gonzalo Blumel, es visto en el oficialismo como uno de los «chicos maravilla» del Gobierno y conocido por ser profundamente «piñerista» antes que cualquier otra consideración partidista, pero, a poco más de dos meses de su debut, también ya se le apunta internamente por la falta de experiencia política para navegar en las complejas aguas de un Gobierno que en las últimas tres semanas ha perdido el control de la agenda, producto de una seguidilla de errores cometidos por el Mandatario y varios de sus ministros.

Blumel milita en Evópoli, el «brazo armado» de los sectores más liberales de Chile Vamos, pero es “profundamente católico” y leal al Mandatario, lo que lo separaría de algunos sectores más de avanzada de su partido. Durante el primer mandato de Piñera pasó por la Segpres, que en aquellos días dirigía Cristián Larroulet, y luego fue jefe del grupo asesor del Jefe de Estado. Una vez terminada dicha administración, fue de los pocos, junto a Chadwick y Pérez, que se fue a Fundación Avanza Chile con Piñera, donde en esos cuatro años forjó la confianza y fiato con el corazón del actual piñerismo,

Su labor en el Ejecutivo ha sido tender puentes con el Congreso e intentar mantener cuadrada a la bancada oficialista –UDI, RN y Evópoli–, tarea que, reconocen desde la propia Segpres, “no le ha resultado fácil”. De trato y carácter amable, el ministro es sociable y es común encontrarlo en los pasillos del Congreso hablando con parlamentarios de derecha y oposición, rasgo que es valorado en la Cámara de Diputados, donde afirmaron que es de “esos escasos ministros que te contestan siempre el teléfono” y que “siempre tiene un minuto para escucharte”.

En la oposición es reconocido como una de las voces más accesibles del Gobierno y recalcaron su “bajo perfil”, un carisma que no necesariamente se ha traducido en resultados políticos a la hora de negociar, ya que sus compromisos no siempre se materializarían.

Esto se debería a que su condición de novato en el núcleo de hierro de La Moneda lo ha dejado con un rol más de “acompañamiento” a Chadwick y Pérez –su principal defensora en el Gobierno–, quedando relegado a tareas más secundarias en el comité político, según comentaron en el oficialismo, y ponen como ejemplo que no tuvo parte en la designación de los subsecretarios.

Los ministros sectoriales también serían un dolor de cabeza para la labor de Blumel. La diputada Adriana Muñoz, jefa de la bancada PPD, señaló que “el ministro tiene las mejores intenciones”, pero apuntó a que el problema residiría en “los ministros sectoriales, que son medio aguafiestas”, junto con recalcar que, cada vez que ha buscado un acercamiento, el resto de los ministros “lo desactivan”.

El flanco débil

Uno de los puntos más criticados a Blumel sería su “tibieza” o “falta de voz de mando”. Y es que, pese a que su labor, dentro del esquema armado por La Moneda, apunta a que sea la voz y personificación del discurso de los consensos levantado por el Presidente Piñera, en más de alguna ocasión los parlamentarios de Chile Vamos se han rebelado y han tenido que “pegar un telefonazo a Interior para que se cuadren las cosas”, reconocieron desde las bancadas oficialistas.

[cita tipo=»destaque»]En La Moneda existirían sospechas de que la filtración podría haber venido desde la Segpres y que no sería la primera vez. Básicamente, asesores, lo que reflejaría una debilidad política de Blumel para mantener alineado a su propio equipo, el que es considerado en el oficialismo como un staff con “poca experiencia”,“inexperto, bastante ansioso y con ganas de lucirse”. Desde la Segpres, obviamente, aseguraron que son “solo rumores” y que no habría fundamentos para dichas acusaciones.[/cita]

Un ejemplo de esto fue el frenazo que le hizo la UDI, liderada por la senadora Jacqueline van Rysselberghe, al proyecto de Identidad de Género y la falta de diálogo con los miembros oficialistas de la Comisión de Educación de la Cámara Baja, quienes no fueron avisados de los recortes que sufriría la asignación de recursos para los asistentes de la educación.

En la oposición también reconocen esta debilidad de Blumel como interlocutor político válido. La diputada Catalina Pérez (RD) recordó que el Frente Amplio (FA) solicitó, a través del titular de la Segpres, que la invitación a la Comisión de Infancia no fuera dirigida a un parlamentario en específico, que “quedó que iba a ser así y no pasó nada, eso fue una gestión directa de Blumel. Por lo tanto, no sirve recorrer los pasillos del Congreso constantemente si no se tiene muñeca para el diálogo”.

Signos de una “debilidad” que –según fuentes de Palacio– responden a la inexperiencia del secretario de Estado y al propio ejercicio de su labor como Segpres. “Los diputados no pueden esperar que se haga lo que quieres, Gonzalo Blumel es un negociador, no un buzón de solicitudes”, indicó una alta fuente gubernamental.

En la oposición sostienen que el ministro Blumel tiene parlamentarios “favoritos” y que, entre ellos, destaca parte de la bancada frenteamplista, principalmente los diputados Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Miguel Crispi y Vlado Mirosevic. “Con ellos se ve como pez en el agua”, recalcaron en el Congreso.

Desde la oposición existen distintas apreciaciones sobre Blumel. Afirman que su carácter amable y cercano parece distanciarlo de la postura del Gobierno, “al menos en el discurso”, tanto así que se le habría visto incómodo “frente a los distintos chascarros, desde el caso de nepotismo del ministro del Interior, hasta con el ministro de Salud”, aseguró el diputado del PH, Tomás Hirsch.

Independientemente de eso, Blumel responde a la línea gubernamental y destacaron en la oposición que la política real de La Moneda se ha reducido a la vía del decreto administrativo y los cambios por secretaría. El hecho de que la mayoría de los diálogos se den fuera del mundo legislativo es visto como parte de la línea que impulsa el ministro, quien “se ha encargado de materializar la estrategia del Gobierno, buscar sacar la discusión de los proyectos en el espacio natural del Congreso y prioriza canales paralelos. Esta conversación entre cuerdas es parte de la vieja política”, indicó la diputada Pérez.

Al interior de Palacio se han abierto sospechas sobre el equipo que acompaña al ministro Blumel, no el de la subsecretaría, pero sí de su gabinete. Y esas dudas nacen a partir del clímax del desorden que se ha vivido las últimas semanas en la sede gubernamental, alimentado por la filtración de focus groups sobre la línea del discurso que debería adoptar Piñera para su primera cuenta pública, el próximo 1 de junio. Pese a que no es la primera filtración del Gobierno, esta sí habría golpeado directamente a la Presidencia, lo que tendría los ánimos crispados al interior del núcleo duro del piñerismo, ya que el contenido había sido compartido solo entre un selecto grupo.

En La Moneda existirían sospechas de que la filtración podría haber venido desde la Segpres y que no sería la primera vez. Básicamente, asesores, lo que reflejaría una debilidad política de Blumel para mantener alineado a su propio equipo, el que es considerado en el oficialismo como un staff con “poca experiencia”,“inexperto, bastante ansioso y con ganas de lucirse”. Desde la Segpres, obviamente, aseguraron que son “solo rumores” y que no habría fundamentos para dichas acusaciones.

El estilo Larroulet

Blumel entró a los círculos políticos en el primer mandato de Sebastián Piñera, cuando trabajó como jefe de la División de Estudios en la Segpres y, luego, pasó a ser jefe del equipo de asesores de la Presidencia de la República. Un antecedente que estaría marcando su desempeño actual.

Al interior de la derecha y en la propia Moneda, aseguraron que tiene una impronta muy parecida a la del ex ministro Larroulet, lo que no sería raro, considerando que en el Gobierno señalan que la fórmula para llevar las riendas de la Secretaría General de la Presidencia la aprendió de él, quien habría marcado su sello “colaborativo y de trabajo en equipo”.

En los pasillos de Palacio ya se ha hecho correr el comentario de que el buen trato y estilo del ministro Blumel “recuerda a Larroulet”. El ex secretario de Estado y hoy jefe del equipo de asesores del segundo piso, fue bastante criticado en el primer Gobierno y se planteaba que el trabajo del día a día recaía en el entonces subsecretario y militante de la UDI, Claudio Alvarado, quien en esta segunda administración ocupa el mismo cargo.

“El hacía toda la pega”, afirmaron en el oficialismo. No es de extrañar –agregaron– que Alvarado esté repitiendo la fórmula de ser el “Segpres en las sombras”, considerando que se le puso ahí precisamente porque ya conocía de punta a cabo el ministerio y podía, precisamente, apuntalar a Blumel.

Una visión que no es compartida al interior de la Segpres, desde donde hacen hincapié en que lo que ha priorizado durante estos primeros meses ha sido “el trabajo en equipo”. Aunque reconocen que el subsecretario “carga con parte importante de las responsabilidades internas”, esto sería propio del carácter de una subsecretaría fuerte.

Por otra parte, recalcaron que el ministro Blumel “está cumpliendo un rol fundamental al afianzar lazos en el Congreso” y llevando adelante la agenda legislativa del Gobierno, “haciendo todos los esfuerzos necesarios”.

Escasez legislativa

La falta de proyectos propios se ha dejado sentir al interior de las bancadas oficialistas. La posición de minoría en todas las comisiones y la agenda de “consensos” que buscan amarrar con pisos mínimos a la oposición por fuera del Congreso, estarían dejando en un segundo plano al oficialismo en el Parlamento, donde la derecha se siente “atada de manos”, lo que estaría afectando el protagonismo de Blumel.

En La Moneda precisaron que ha habido más de catorce iniciativas de ley y modificaciones que han sido ingresadas por la cartera del ministro Blumel, entre ellas, las subvenciones Sename, la gratuidad para estudiantes de IP y CFT, el de imprescriptibilidad para delitos sexuales contra menores de edad, Ley de Inmigración y la Ley de Fármacos II. Un hecho que erradicaría la tesis sobre la escasez legislativa.

Según el senador Manuel José Ossandón (RN), la agenda propia del Gobierno “ha estado débil” y esta falta de protagonismo de Blumel se debe a varias razones: la minoría parlamentaria del oficialismo, a que la oposición mantiene una línea “súper destructiva, organizada para negar la sal y el agua” y que eso le ha significado un golpe al ministro. “En el fondo, la cosa ha sido súper dura”, plantea.

Pero la senadora Van Rysselberghe insiste en que no existe una sequía legislativa del Ejecutivo, que “efectivamente los proyectos están ingresando y están en las comisiones revisoras”. Así, desde el gremialismo algunos de sus parlamentarios sostienen que esa sensación de sequía se debería al ministro Blumel y su falta de liderazgo para zanjar temas con las bancadas.

La sequía legislativa también ha sido detectada por la oposición. Destacan que la falta de proyectos de ley se ha traducido en el envío de indicaciones para hacer “retroceder los avances conquistados». “En estos meses de Gobierno, más que tender un vínculo legislativo e iniciativas nuevas, vemos una búsqueda de desarmar lo que estaba en tramitación y, vía reglamento, detener la aprobación de las leyes”, afirma la senadora Muñoz, jefa de bancada del PPD.

Se espera que el ministro Blumel adquiera un mayor protagonismo tras los anuncios en el marco de la Cuenta Pública. Desde la Segpres remarcaron que su rol va «más allá de guiar proyectos en el Congreso, sino que debe buscar consensos y fuerza para impulsarlo, eso es lo que ha estado haciendo todo este tiempo”.

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