Publicidad
El primer crujido del diseño político de La Moneda PAÍS

El primer crujido del diseño político de La Moneda

En La Moneda aseguran que la errática nominación de Pablo Piñera como embajador en Buenos Aires es un tema que ya quedó en el pasado, que es solo un lunar dentro de la contingencia y que no debería afectar sustantivamente al Presidente. Insisten en que no existió nepotismo y han tomado la vía de blindar contra viento y marea al Mandatario, pero en Chile Vamos la situación es distinta, porque acusan que se abrió un flanco político innecesario, que fue un episodio que se produjo debido a que el Jefe de Estado es una persona que toma decisiones sin consultar mucho.


Cuando en las oficinas de los últimos pisos de Apoquindo 3000 se diseñó el modelo de gabinete con el que Sebastián Piñera llegaría a La Moneda por segunda vez, el principal objetivo fue establecer una fórmula que redujera a su mínima expresión los errores propios y los autogoles políticos, que fueron uno de los karmas de la gestión entre el 2010 y el 2014: un comité político que es el círculo de hierro del Mandatario y un segundo anillo de ministros sectoriales que pueden ser fusible en cualquier momento para evitar que los conflictos lleguen al Presidente. En el papel fue perfecto y en la práctica también durante casi el primer mes de Gobierno, hasta la nominación del Pablo Piñera como embajador en Argentina.

El fracaso del nombramiento del hermano del Jefe de Estado en una de las sedes diplomáticas más relevantes para Chile, en medio de una ola de críticas por nepotismo, terminó transformándose en la primera gran fractura del diseño político dibujado para la administración piñerista. El comité político no solo lleva las riendas del Gobierno, sino que también blinda al gobernante y, de ser necesario, lo aconseja y, en el caso de los ministros de Palacio, Andrés Chadwick (Interior), Cecilia Pérez (Segegob) y Gonzalo Blumel (Segpres), llevan trabajando mano a mano con Piñera hace años, desde el primer mandato y luego durante los cuatro años en la Fundacion Avanza Chile, donde se cuajó y llevó a cabo toda la campaña presidencial y se definieron posteriormente los nombres del gabinete.

Desde el 11 de marzo que en Palacio se comenta que Piñera está cambiado, más pausado, más reposado, menos ansioso, lo que reconocen las propias autoridades gubernamentales. Eso ha sido visto como un acierto, porque se suponía que esa aura de calma ayudaría a evitar problemas innecesarios, pero al final del día las personas no cambian tanto y siempre termina surgiendo su verdadera esencia.

En el seno del piñerismo, confesaron en días pasados y durante el apogeo de la crisis por el caso del Polo Piñera, que la decisión presidencial de poner a su hermano como embajador respondió al «gen empresarial», a esa necesidad de tomar riesgos, más aún –graficaron– cuando se sienten seguros, con el viento a su favor. En el caso del Presidente Piñera, agregaron, vio que las encuestas le sonreían, que el primer mes se había anotado aciertos, que los errores hasta el momento habían sido de sus ministros sectoriales, que la oposición cada semana se veía más desorganizada y desestructurada, por lo que optó por jugarse la carta pensando que el impacto sería menor del que realmente hubo.

Se sabe que el Mandatario consultó, previo a la toma de decisión, con sus dos principales orejeros, Chadwick y el jefe del segundo piso Cristián Larroulet, a quien a estas alturas se le achacan ya dos grandes errores: no avisar al Presidente del polémico decreto del Minsal sobre el protocolo en el aborto en tres causales y la fallida nómina de directores de TVN que no cumplía con la ley de cuotas. En esa conversación, aseguraron en la sede de Gobierno, los tres evaluaron los pro y los contras del nombramiento del Polo en Argentina  y el Mandatario finalmente se inclinó por darle curso.

“Todo esto guarda relación con que el Presidente se encontraba en las nubes tras el primer muy buen mes y pensó que le saldrían todas”, confesó un influyente parlamentario de Chile Vamos.

Cercanos al Gobierno comentaron, durante esas dos tensas semanas para La Moneda, que el clima interno era complejo, que era difícil hacerle algún comentario u observación a Piñera sobre el error de la nominación en Buenos Aires y que la mayoría había optado por el silencio ante el estado de disgusto del Jefe de Estado.

En el seno del comité político no tapan el sol con un dedo, no desmienten la fractura del diseño, pero optaron por el blindaje a todo evento del Presidente Piñera, asegurando una y otra vez que las decisiones son de equipo en “las buenas y en las malas». Así, se mantiene impertérrita la argumentación que se hizo en el comunicado del sábado 28 de abril, redactado en la casa del gobernante, donde se anunció el retiro de la designación de Pablo Piñera:  “El currículo de Polo hace que quede descartado de plano que ahí existió nepotismo”, se escucha en reiteradas ocasiones en los pasillos de La Moneda.

[cita tipo=»destaque»]Y como una cosa es lo que se hace y dice en público y otra lo se piensa y comenta en privado, al interior de la UDI hablan del «error grave» que cometió el Presidente. “Independientemente de toda la experiencia de Polo, no es presentable, hace 15 años pasaba piola (…) pensaron que por ser ex DC no iban a levantar polvo, pero no supieron hacerla”, sentenció un parlamentario gremialista, mientras que uno de sus pares acotó que “hubo buena intención y buena fe, pero hay que tener precaución, había que haber sondeado mejor con los partidos y eso no se hizo”. En Renovación Nacional las cosas no son diferentes, el partido «del Presidente» guardó silencio y defendió una decisión que no compartían, pero a estas alturas un miembro de la directiva resume lo sucedido como “un tema complicado, por ser el hermano, pero había que apoyarlo”.[/cita]

No solo eso, el discurso interno es unánime para descartar la posibilidad de que a Piñera se le haya pasado por la cabeza el intentar sacar algún provecho y si bien reconocen el error cometido, le bajan el perfil absolutamente.

El ruido Interno

Pero esa férrea defensa en La Moneda no es tal en Chile Vamos, donde la decisión de recular y sacar el nombre de su hermano como embajador no le salió gratis. En la coalición oficialista todo este episodio causó bastante molestia, no solo por el criterio empleado por el Presiente Piñera para la designación, sino también por haberlos hecho “quedar en ridículo” públicamente, pues fueron los parlamentarios y dirigentes de derecha los que defendieron públicamente el nombramiento, a sabiendas de que era un error y tragándose además sus críticas.

Y como una cosa es lo que se hace y dice en público y otra lo se piensa y comenta en privado, al interior de la UDI hablan del «error grave» que cometió el Presidente. “Independientemente de toda la experiencia de Polo, no es presentable, hace 15 años pasaba piola (…) pensaron que por ser ex DC no iban a levantar polvo, pero no supieron hacerla”, sentenció un parlamentario gremialista, mientras que uno de sus pares acotó que “hubo buena intención y buena fe, pero hay que tener precaución, había que haber sondeado mejor con los partidos y eso no se hizo”.

En Renovación Nacional las cosas no son diferentes, el partido «del Presidente» guardó silencio y defendió una decisión que no compartían, pero a estas alturas un miembro de la directiva resume lo sucedido como “un tema complicado, por ser el hermano, pero había que apoyarlo, no como Evópoli, de todas maneras abrieron un flanco político innecesario (…) el Presiente es una persona que toma decisiones personales, no creo que la determinación haya estado muy asesorada”.

Pero a nivel parlamentario en RN son más críticos con Piñera. “Fue una estupidez y no es capaz de hablarlo con nadie”, se lamentaron en la bancada, donde consideran que este episodio refleja que las reuniones del comité político de los días lunes en La Moneda, donde se sientan los ministros políticos con los timoneles de Chile Vamos, no valen nada, porque nunca se trató el asunto previamente y la coalición no tuvo ninguna oportunidad de haber intercedido en ninguna de las fases del fallido nombramiento.

El miércoles 3 de mayo, en un almuerzo entre el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y la bancada de RN, el tema del Polo no estuvo ausente.  Los diputados le mandaron un recado al Mandatario, su molestia por la “voltereta presidencial” que terminó por dejarlos a ellos mal parados con la forzosa defensa que se hizo de la estrategia de Palacio.

Salvavidas

La cronología, que desde un principio se avizoraba como la de una muerte anunciada, se inicia públicamente cuando desde Argentina, el jueves 19 de abril y en horas de la tarde, El Clarín devela que La Moneda ya había tomado la decisión de instalar a Polo Piñera como embajador en Buenos Aires.

Una vez que el nombramiento salió a la luz, en La Moneda se sucedió un sinnúmero de reuniones bajo completo hermetismo y, solo después de todas estas, el Gobierno difundió un comunicado en el que confirmaba la elección del hermano del Presidente, junto con otros dos embajadores –Milenko Skoknic Tapia ante la ONU y Fernando Schmidt Aristía en Brasil–, como una manera de tratar de bajarle el perfil al episodio.

Solo al otro lado de la cordillera el nombramiento del Polo tuvo una buena acogida, era lógico, si en el Gobierno de Mauricio Macri –amigo de Sebastián Piñera– vieron en la nominación una muestra de confianza y de mayor cercanía con Chile, porque –según revelaron en el seno de la comitiva que acompañó al Mandatario a su primera visita oficial a Argentina– sabían que, con el hermano del Presidente en las oficinas de la embajada, la línea directa con La Moneda sería aún mayor.

La verdadera alarma en Palacio se activó cuando el PS y el PC recurrieron a la Contraloría General, algo que La Moneda ni Piñera vieron venir, ni contemplaron en sus análisis previos. La jugada de la oposición puso en jaque al Gobierno, que hasta ese momento pensó que con la orden política a la derecha de no cuestionar la nominación presidencial y mandar a los parlamentarios a defendarla públicamente, bastaría para resistir.

La Moneda optó por bajar al nuevo embajador del vuelo presidencial que iba a Argentina, pero luego se congeló el nombramiento argumentando que, por respeto a la institucionalidad, se esperaría el pronunciamiento de la Contraloría. El viernes 27 de abril, el contralor Jorge Bermúdez salió a explicar que podían pasar hasta seis meses hasta que se conociese una resolución, palabras que marcaron un antes y un después en la historia, porque para algunos parlamentarios del oficialismo fue «el salvavidas perfecto» que encontró el Presidente Piñera y la excusa necesaria para echar pie atrás en la designación.

Publicidad

Tendencias