Publicidad
La compleja apuesta de la oposición para sortear el jaque comunicacional de La Moneda Hoy debuta comisión de seguridad, la que ya generó nuevas divisiones en los partidos

La compleja apuesta de la oposición para sortear el jaque comunicacional de La Moneda

La necesidad de dividir al adversario es una ganancia política para el Gobierno, porque están conscientes de que no tienen en el Congreso los votos suficientes para llevar adelante proyectos claves en las cinco áreas que se definieron como emblemáticas. Al minar cada una de las bancadas opositoras, es viable que se logre completar lo que le resta a la derecha para alcanzar los cuórums de aprobación que requerirán las distintas iniciativas y, mientras eso ocurre, este tema tiene copada la agenda pública, todo el foco está puesto ahí y, en ese sentido, ha sido un acierto de Palacio, donde solo tienen que sentarse a observar cómo la centroizquierda se pelea públicamente.


En la oposición asumen sin discusión que el Gobierno de Sebastián Piñera les metió un gol de media cancha, político y comunicacional, con la puesta en marcha esta semana de las comisiones de Infancia y Seguridad. Nadie se salvó, desde la DC al Frente Amplio solo se ha visto desorden, descoordinación y posturas encontradas, mientras que en La Moneda se frotan las manos ante el éxito que ha tenido esa vieja y conocida estrategia que se sustenta en la premisa de “divide para gobernar”. Saben que están en el peor de los escenarios, aún golpeados por la derrota en las urnas, con la centroizquierda en el suelo, sin una conducción política de peso desde los partidos que ayude a marcar una ruta y que, por lo mismo, el único camino viable es priorizar el intento por reencantar a los propios.

Es complejo restarse a un llamado público y presidencial para aunar esfuerzos, buscar entendimientos y generar acuerdos en áreas tan sensibles como son la Infancia, la Seguridad Ciudadana, la situación en La Araucanía, la salud y la pobreza. Más aún, afirmaron transversalmente en los partidos de la oposición, cuando la administración piñerista recién va a cumplir un mes desde su debut, sin mayores dificultades y con varios aciertos, y además goza aún de la llamada luna de miel ante los ojos de la opinión pública.

Por eso ha sido complicado, para varios parlamentarios y dirigentes, mantenerse alineados con el intento de organizar una acción conjunta de la oposición ante las comisiones, la que se desplegó el fin de semana pasado a punta de llamados telefónicos. En sectores de la DC, el PPD, el PR, el PS y el Frente Amplio, creen que negarse a participar es nefasto políticamente, que quedan como intransigentes, que niegan la sal y el agua, que no les queda otra que dar la oportunidad a dichas instancias, que no hay argumentos para negarse a las comisiones en circunstancias que en los dos gobiernos de Michelle Bachelet esta fórmula fue pan de cada día.

Durante la semana llovieron las declaraciones y explicaciones en la oposición, de lado y lado, con distintos argumentos, los partidos de la Nueva Mayoría intentaron una suerte de coordinación de trabajo, restableciendo las reuniones de los lunes con los timoneles, secretarios generales y jefes de bancada, pero la señal que se trató de dar fue empañada por el anuncio de la DC de restarse formalmente de dichos entendimientos mientras se encuentra en proceso de reflexión interna, por lo que por ahora seguirán un camino propio con disposición  de entendimientos tanto con sus ex socios como con la derecha.

“No hay una sola oposición, porque no hay un objetivo común, no hay un norte ni nadie que aglutine, no hay liderazgos ni mucha capacidad estratégica, por eso lo único que se ve es un gran despelote”, se lamentaron desde el PS.

Ese desorden fue más evidente que nunca el lunes 2 de abril, cuando debutó la comisión de Infancia, con solitaria presencia del senador PPD Ricardo Lagos Weber, la llegada del ex parlamentario DC Patricio Walker y de los diputados del Frente Amplio Gabriel Boric y Natalia Castillo, las únicas cuatro figuras que estaban esa tarde en Palacio, de un total de más de 20, que no eran de Gobierno ni de derecha.

Esas visiones encontradas fueron detectadas por La Moneda y en la oposición dicen que el Ejecutivo sabía perfectamente cómo avivar las diferencias. Que no es gratuito –reclamaron en el PS– que desde Palacio se haya filtrado a la prensa que la presidenta de la Cámara de Diputados, Maya Fernández, sería parte de la comisión de Infancia, en circunstancias que la parlamentaria socialista había dejado en clara su postura al ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, el jueves 29 de marzo en una conversación reservada, en cuanto a que en los acuerdos nacionales no podía haber exclusión, no se podía elegir a dedo a los integrantes y que el lugar de debate de estas materias era el Congreso.

Hoy a las 9:00 horas debuta en La Moneda la comisión de Seguridad, a la que concurrirán el senador PPD Felipe Harboe, el ex ministro DC Jorge Burgos y el alcalde de Valparaíso Jorge Sharp. Inicialmente se iba a sumar el senador PS José Miguel Insulza –lo que también habría sido filtrado desde Palacio–, pero tras gestiones internas en el partido, el ex panzer notificó ayer en la tarde públicamente que se restaría de la convocatoria.

Una vez más le quedó en bandeja a La Moneda la posibilidad de poner el dedo en la llaga a la oposición y, en este caso puntual, al PS. Al final de la tarde, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, dijo que le costaba “entender cómo un partido político restaba a una de sus figuras”, que lo lamentaba por Insulza, porque sabía que estaba muy interesado, que con esa actitud los socialistas le “dan la espalda a la ciudadanía” en los temas –agregó– que son prioridad y que nunca ha sido el objetivo del Gobierno ni del Presidente Sebastián Piñera dividir a la oposición, sino que su voluntad es “unir y buscar los caminos del diálogo”.

La necesidad de dividir a la oposición no solo es una ganancia comunicacional para el Ejecutivo, sino también política, porque están conscientes de que no tienen en el Congreso los votos suficientes para llevar adelante proyectos claves en las cinco áreas que definió La Moneda como emblemáticas. Al minar cada una de las bancadas opositoras, es viable que se logre completar lo que le resta a la derecha para alcanzar los cuórums de aprobación que requerirán las distintas iniciativas.

Las comisiones tienen copada la agenda pública, todo el foco está puesto ahí y, en ese sentido, ha sido un acierto de Palacio, donde solo tienen que sentarse a observar cómo discuten públicamente en la centroizquierda.

Romper huevos      

“La posición del PS es incómoda y compleja ante la opinión pública, eso es cierto, sabemos que cuesta que se entienda la razón por la que nos restamos y hasta se ve mal, pero esto tiene un sentido muy profundo para su identidad política y su rol articulador”, explicaron en el partido.

En el socialismo dijeron que en estos momentos no están hablándole al país en general, sino que lisa y llanamente apuntan al mundo de la oposición a Piñera, a la militancia partidista, a su electorado de izquierda, porque no pueden hacer nada si antes no recuperan el apoyo de sus propias huestes. “Es verdad que esta estrategia es riesgosa, que se ha tratado de explicar mucho y eso es una debilidad en sí, el peligro que no se nos entienda es alto, pero es necesario, a ojos del país salimos para atrás, pero le estamos hablando a nuestro mundo para tratar de reconquistarlo”, destacaron en el PS.

Mañana en la sede del Congreso en Santiago está convocado el pleno del comité central de la colectividad, cita en la que será inevitable que se debata sobre el tipo de oposición que deben hacer a la administración piñerista, discusión en la que el criterio rector es establecer una identidad democrática, dialogante, pero a la vez en clara confrontación con La Moneda, no dar pie a confusiones.

Hablan de que optaron por la decisión política de “romper huevos”, que es el único camino viable por ahora mientras intentan instalar un esbozo de conducción y articulación de la centroizquierda desde el Congreso, pero saben que no pueden aspirar a más que ir, semana a semana, intentando coordinarse con el resto de los partidos opositores. En ese papel, agregaron, serían claves el presidente del Senado, Carlos Montes, y la diputada Fernández, porque la elección de ambos para dirigir sus respectivas cámaras ha sido uno de los pocos momentos en que desde la DC al Frente Amplio lograron alinearse.

El PS no estaría tan solitario en esta estrategia, sectores del PPD la respaldarían, lo mismo que el PC.

En esta ecuación, la situación del Frente Amplio es delicada. La Moneda se parapeta en el argumento de que, como no tienen una voz común ni acuerdos en ninguna materia, no pueden sentarse a la mesa con los 20 parlamentarios, por lo tanto, hablarán con los que accedan a ir a las comisiones. La presencia de Boric y Sharp desordenó aún más el escenario interno y el discurso en el neófito conglomerado.

En todo este panorama, la idea que se conoció de la ex Presidenta Michelle Bachelet, de instalar –junto a su núcleo de hierro Pedro Güell, Ana Lya Uriarte y Haydée Rojas– una nueva fundación, apuntaría a tratar de ser la casa común de la oposición, un lugar para precisamente tratar de aglutinar políticamente las fuerzas.

Pero la fórmula tiene varios problemas y flancos. Ese círculo de confianza de la ex Mandataria saca más ronchas que consensos en las filas de la oposición, son cuestionados por pecar de falta de autocrítica sobre los errores de los últimos 4 años y de haber “encastillado” siempre a Bachelet, generando una brecha insalvable entre ella y la Nueva Mayoría.

En los partidos no comulgan mucho con el “excesivo culto a la persona” de Bachelet que este grupo insiste en instalar, que en la práctica no son muchos los que quieren estar tan cerca del bacheletismo y que es notorio que el PS esta atrapado por la condición de militante de cepa de la ex Mandataria, por lo que criticarla sería desconocerla como parte de su patrimonio y, por eso, guardan un incómodo pero lapidario silencio.

Publicidad

Tendencias