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El poder del “fantasma Larroulet”: el guardián de la ortodoxia neoliberal El 11 de marzo asume formalmente un cargo que ya ejerce: el de supraasesor

El poder del “fantasma Larroulet”: el guardián de la ortodoxia neoliberal

El economista y ex director ejecutivo del Instituto Libertad y Desarrollo –el principal centro de pensamiento de la derecha–, se movió sigilosamente entre los círculos de mayor confianza del Presidente electo. Al defensor del modelo no le interesaba un ministerio, lo que buscaba era el poder del segundo piso de La Moneda, desde donde podría ejercer el control ideológico del gabinete de Piñera. Sin visitas públicas a Apoquindo 3000, Larroulet dio forma a ese poder instalando a ministros y, al menos, a 14 subsecretarios de su confianza. Pero tanto poder –aseguran fuentes– tiene sus costos, de modo que las polémicas designaciones de algunos de los subsecretarios, como los de Salud y Pesca, ya formarían parte de un “débito” en su cuenta corriente política.


Las reuniones que sostuvo a mediados de febrero en Bahía Coique (Lago Ranco) el Presidente electo, Sebastián Piñera, con su equipo político -Andrés Chadwick, Cecilia Pérez, Gonzalo Blumel, y al que se sumó también Cristián Larroulet- no solo sirvieron para conocer y discutir acerca de los nombres de los subsecretarios que acompañarían el trabajo de los ministros del gabinete del Presidente, definidos por un perfil ideológico de derecha dura. No, en esa reunión también quedó en evidencia el peso de la influencia del ex director del Instituto Libertad y Desarrollo, quien a partir del 11 marzo asume como cabeza de un experimentado equipo de asesores del Segundo Piso de La Moneda.

Esta influencia en Piñera quedó de manifiesto en las señales inequívocas que le dio el presidente electo al respaldar su propuesta de nombrar al menos a 14 hombres y mujeres de su confianza dentro de los 36 subsecretarios. Y lo que para todos quedó muy claro fue que la influencia ideológica de Larroulet no se limitaba solo a esa gestión en particular, sino que ésta venía asentándose mucho antes, sin apariciones públicas ni muchas visitas a Apoquindo 3000, pero con un impacto directo en la definición de una parte de los ministros, entre ellos el propio Gonzalo Blumel, a cargo de la Segpres. La influencia, la ejerció como dicta su carácter: con muñeca, en silencio, y sin someterse al escrutinio público. Como un fantasma.

Su incorporación en la instancia en que se conversaron los nombres del gabinete de Piñera, supone un modelo que ya usó el Presidente en los primeros años de su anterior gobierno, donde la entonces jefa del denominado segundo piso, María Luisa Brahm, participaba de las reuniones de comité político y también de las bilaterales que sostenía Piñera con los ministros sectoriales.

En el diseño de Piñera, Larroulet pasaría a tomar ese rol de control, y es, en este mismo diseño, que el papel de Gonzalo Blumel resulta funcional al economista formado al alero de los Chicago Boys, de modo que las vacaciones que tomó Blumel cuando se afinaban las decisiones sobre los nombres de los subsecretarios no implicó una pérdida de poder del futuro ministro de la Segpres, sino la fría constatación, de que, primero, donde manda capitán no manda marinero, y, segundo, que las decisiones estratégicas – de ahora en adelante- forman parte del terreno donde pisa Larroulet, sin contrapeso.

Si bien, el hombre fuerte de Libertad y Desarrollo  -según quienes conocen la interna- fue muy crítico del poder que ejerció en su momento Brahm en el primer gobierno de Piñera, siendo además gravitantes sus gestiones a la hora de fijar la salida de la abogada de La Moneda para asumir como integrante del Tribunal Constitucional, ahora el economista se empodera como una Brahm 2.0, con capacidad de influir en las decisiones del Presidente más que su antecesora. Su intención, de acuerdo a las mismas fuentes, nunca fue que le dieran un ministerio, el premio del Presidente a la confianza depositada por Larroulet fue ponerlo precisamente donde quería estar: arriba, sobre todos.

En entrevista con El Mostrador, el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, sostiene que Larroulet “está mirando como modelo el rol que jugó Edgardo Boeninger, eso de ser ministro sin tener cartera, para tener poder e impulsar las reformas que tenga acordadas con el Presidente Piñera. Él fue clave en la constitución del gabinete, porque muchos de los integrantes de LyD fueron seleccionados para formar parte del gabinete. Por lo tanto, va a ejercer un poder muy importante e informal, porque tiene aliados muy poderosos, como el ministro de Economía, como el ministro de Desarrollo Social, con quien estudió en la Universidad de Chicago”.

Pero así como Larroulet se posiciona como el asesor más influyente de La Moneda en este segundo gobierno de Piñera, situación que obliga por tanto a ministros y a subsecretarios a adaptarse a las formas de Larroulet, las polémicas puntuales sobre las designaciones de Eduardo Riquelme como subsecretario de Pesca, habiendo sido abogado de un conocido narcotraficante de La Legua; o el nombramiento de Pamela Gidi en la Subsecretaría de Telecomunicaciones, en circunstancias que mantiene una demanda legal contra TVN; o la resistencia que ha despertado en varios círculos de médicos –entre ellos la Sociedad de Dermatología y el propio Colegio Médico- la designación del Dr. Juan Manuel Toso como subsecretario de Redes Asistenciales, a quien acusan de nepotismo cuando estuvo a cargo del Servicio de Salud Sur, son vistos como errores de criterio o de manejo de información sensible, que ya empiezan a formar parte del “débito” de la cuenta personal de Larroulet.

Tener a Larroulet, en todo caso, en el espacio clave para tomar decisiones, encuentra fundamento en su razonamiento ideológico, patentado desde Libertad y Desarrollo, donde la orientación determinante son las políticas públicas, más que la negociación política. Desde esa trinchera es que Larroulet se ha levantado como el defensor del modelo, de la ortodoxia neoliberal.

En su libro Chile, camino al desarrollo el punto de partida es la alternativa entre tres modelos posible: el socialismo, el Estado de Bienestar y el capitalismo en su versión chilena. Larroulet descarta al socialismo porque, a su entender, disminuye el ingreso per cápita, que con él la libertad política retrocede, y la criminalidad aumenta. Respecto del modelo de bienestar europeo continental señala que se trata de un sistema que “no incentiva el empleo, sofoca la innovación y lleva a una política fiscal insostenible”. Por descarte, al enumerar los argumentos negativos de ambos sistemas, Larroulet, concluye que “no hay un modelo alternativo mejor para Chile” que el “que tenemos”.

La cuenta corriente del asesor clave

Desde el piñerismo afirman que “el presidente electo le tiene mucha confianza y siempre conversó con él las decisiones relevantes que fue tomando en estos cuatro años”, consigna El Mercurio. En su actual cargo de asesor, en el cual tendrá un acceso constante y cercano a Piñera, se esperaría que Larroulet tenga la capacidad de ejercer un poder independiente y contundente, paralelo al de Andrés Chadwick.

El futuro ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, comparte la visión de que Larroulet es un hombre fuerte y que goza de una excelente relación de confianza con Piñera: “Será gran aporte en el segundo piso, porque tiene relaciones de mucha confianza entre los parlamentarios de Chile Vamos; es una persona que conoce en detalles los procesos políticos y legislativos, y sus años como ministro de Segpres son su principal aval”, dijo a El Mostrador.

Recalca, además, “que se ha ganado mucho la confianza del Presidente. Es una persona muy transversal, es respetado y genera confianza en todos los partidos de la coalición”.

Hay que recordar que el ingeniero comercial de la PUC y magíster en economía de la Universidad de Chicago fue miembro de los equipos programáticos de la candidatura de Piñera, como el de Desarrollo Institucional, y que, también, tuvo un rol clave durante la designación del gabinete de ministros. De hecho, fue escogido por el Presidente electo para “sondear” a varios de los entonces candidatos, junto a sus otrora colegas del comité político, Andrés Chadwick y Cecilia Pérez.

Para los partidos de Chile Vamos, no obstante, ha llamado la atención el fuerte protagonismo que ha asumido el ex ministro Larroulet, ya sea en sus tareas de coordinación para la conformación de equipos, el diseño de los primeros días de gobierno o el nombramiento de subsecretarías, tarea para la cual habría tenido un rol esencial que pasó desapercibida para muchos de sus pares.

El secretario general de la UDI, Pablo Terrazas, quien  fue elegido como subsecretario de Minería, destaca que como “ex ministro de la Segpres tiene un conocimiento a fondo de lo que pasa en cada uno de los sectores del gobierno y, por lo tanto, va a venir a apoyarnos para tener un mejor gobierno desde el día uno, por eso es clave que los partidos estén coordinados con él. Vemos con muy buenos ojos que venga a fortalecer el equipo. Es importante que el segundo piso tenga buena coordinación con los ministros”.

Y es que el ex director de Libertad y Desarrollo (Lyd), quien ha trabajado codo a codo con Piñera para afinar cada detalle de la nueva administración, goza de amplias redes de poder, entre ellas el actual director de LyD, Luis Larraín; los diputados de la UDI Javier Macaya, Jaime Bellolio y Ernesto Silva; y el empresario formalizado por el caso Penta y financista de la UDI, Carlos Alberto Délano.

Por otra parte, su experiencia en LyD lo relaciona directamente con varios nombres del futuro gabinete que forman parte del Consejo del centro de estudios, como Marcela Cubillos (Medio Ambiente), Juan Andrés Fontaine (OO.PP) y Alfredo Moreno (Desarrollo Social); otros que forman parte del consejo de políticas públicas, como José Ramón Valente (Economía) y Susana Jiménez (Energía); y también algunos subsecretarias como Alejandra Candia, Directora del Programa Social de LyD, que se desempeñará en la Subsecretaría de Servicios Sociales.

Además, fue jefe de Gabinete de Hernán Büchi, ministro de Hacienda durante los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet. Y es uno de los fundadores de la Universidad del Desarrollo (UDD), y fue macrocoordinador de los Grupos Tantauco.

Larroulet vs. Chadwick

En entrevista con El Mostrador, el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, sostiene que Larroulet “está mirando como modelo el rol que jugó Edgardo Boeninger, eso de ser ministro sin tener cartera, para tener poder e impulsar las reformas que tenga acordadas con el Presidente Piñera. Él fue clave en la constitución del gabinete, porque muchos de los integrantes de LyD fueron seleccionados para formar parte del gabinete. Por lo tanto, va a ejercer un poder muy importante e informal, porque tiene aliados muy poderosos, como el ministro de Economía, como el ministro de Desarrollo Social, con quien estudió en la Universidad de Chicago”.

Agrega que al cofundador de la UDD le hará “un contrapeso importante al rol más político que jugará Andrés Chadwick, ya que éste tiene un rol más técnico-político. No hay que olvidar, además, que Larroulet tiene un rol más doctrinario al interior de la UDI y Chadwick un poco más pragmático; de alguna manera Larroulet intentará imponer la cosa más doctrinaria en el sentido del modelo de desarrollo, y Chadwick será más de la negociación política. Por ahora, no obstante, van a ser aliados”.

Sin embargo, precisó que si Chadwick intenta correr la cerca para su beneficio o cruzar los límites de la doctrina que intentará plasmar Larroulet, “se pueden producir tensiones, ya que el objetivo político de Chadwick podría chocar con la visión más ideológica del modelo que quiere mantener inalterado Larroulet”.

Con respecto a cuál de los dos tiene un mayor grado de influencia, el analista político sostiene que “están en una situación de empate. Uno es ministro y el otro es jefe de la “oficina del gobernante”, que tiene muchísimo poder”.

El analista político Cristóbal Bellolio, por su parte, argumenta que el seniority que tiene Larroulet, que pertenece a la generación de Piñera, es un capital que va a utilizar para que el segundo piso “no sea necesariamente un ejecutor de lo que Piñera quiere, que fue lo que pasó en el primer gobierno, con la María Luisa Brahm”.

Agrega que, en esa época, “el segundo piso no podía ser muy influyente porque justamente el personaje de Piñera era difícil de asesorar y hacía lo que quería. Larroulet va a querer que eso cambie y que el segundo piso se transforme en algo más parecido a lo que fue en los tiempos de Lagos. A él le gustaría ser más un Ottone”.

Puntualiza que el futuro jefe del equipo de asesores tendrá un rol de “mentor” y duda que le pueda disputar el espacio de poder que tiene Chadwick: “Yo veo súper difícil que alguien le quite poder a él (Chadwick)”.

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