En una breve alocución a los medios de comunicación, Scicluna envió un mensaje de agradecimiento: «quiero manifestar mi agradecimiento a las personas que se han declarado disponibles para encontrarse conmigo durante los próximos días». El enviado del Papa también agradeció a la Nunciatura Apostólica.
Este martes el arzobispo de Malta Charles Scicluna, comenzó su trabajo de indagación sobre los casos de encubrimiento que pesan sobre el obispo de Osorno, Juan Barros.
En una breve alocución a los medios de comunicación desde la oficina de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, Scicluna envió un mensaje de agradecimiento: «quiero manifestar mi agradecimiento a las personas que se han declarado disponibles para encontrarse conmigo durante los próximos días». El enviado del Papa también agradeció a la Nunciatura Apostólica.
Posteriormente habló el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, quien fue muy enfático al decir que «Monseñor Scicluna no está aquí para establecer la verdad y hacer justicia en todos los casos de abuso sexual de la Iglesia en Chile».
Con respecto a otros casos de abuso sexual, Coiro aclaró que están siendo investigados por las instancias canónicas y de la justicia.
Por otra parte, el vocero dijo que no va entregar esta información de cuántas personas han solicitado reunirse con el arzobipso de Malta, así como tampoco los nombres. «No vamos a entregar número de personas ni nombres (…) varias de estas personas han pedido expresa reserva de su identidad».
Coiro calificó como una «buena señal» que el arzobispo de Malta haya venido a Chile para conciliar con las víctimas de Fernando Karadima, algo que ellos mismos han valorado. «Han sido escuchados», expresó.
El vocero de la Conferencia Episcopal dijo que Scicluna, que estará en Chile hasta el viernes 23 de febrero, «sigue disponible más allá de este período». «Sepan quienes no han logrado (…) dar a conocer sus testimonios, hay una vía abierta para que se entreguen esos testimonios en un sobre cerrado a la Nunciatura Apostólica que llegará directamente a las manos del monseñor Scicluna».
