El escritor criticó duramente a Felipe Berríos y a Fernando Montes
Sobre el rol del padre Fernando Montes en los casos, recordó que lo vio «pontificando en cuanto al encubrimiento de Karadima cuando en los jesuitas ha pasado lo mismo. Vuelvo al tema del encubrimiento. Cuando pasó lo de Eugenio Valenzuela, el cura Montes fue invitado por lo menos tres veces a TVN y jamás se le preguntó de esto. Berríos estuvo invitado cuatro veces a TVN e incluso había huelga en el Hogar de Cristo y no le preguntaron ni de la huelga ni de los abusos dentro de los jesuitas. Eso es encubrimiento. Hay hipocresía de muchas sacerdotes de hacer de Karadima un chivo expiatorio para hacer parecer que su mundo está limpio. Y eso no es así. Están dando una imagen equivocada a la opinión pública».
Óscar Contardo, quien lleva tres años escribiendo un libro sobre abusos dentro de la Iglesia -y que, además, ha sido uno de los protagonistas en el destape de las denuncias a sacerdotes jesuitas, en concreto contra el sacerdota Jaime Guzmán Astaburuaga-, se refirió al por qué del silencio, por tantos años, en un colegio como el San Ignacio.
«Por poder y por contactos, básicamente. Mucha gente que sabía esto dentro del San Ignacio no quería contarlo. Primero, por miedo a la sanción que iba a tener del resto y después por cuidar a la institución porque hay una fuerte idea de que la institución está por sobre las personas. Eso me parece alarmante porque significa un desdén por el sufrimiento ajeno», señaló en entrevista con La Tercera.
Sobre el rol del padre Fernando Montes, añadió que lo vio «pontificando en cuanto al encubrimiento de Karadima cuando en los jesuitas ha pasado lo mismo. Vuelvo al tema del encubrimiento. Cuando pasó lo de Eugenio Valenzuela, el cura Montes fue invitado por lo menos tres veces a TVN y jamás se le preguntó de esto. Berríos estuvo invitado cuatro veces a TVN e incluso había huelga en el Hogar de Cristo y no le preguntaron ni de la huelga ni de los abusos dentro de los jesuitas. Eso es encubrimiento. Hay hipocresía de muchas sacerdotes de hacer de Karadima un chivo expiatorio para hacer parecer que su mundo está limpio. Y eso no es así. Están dando una imagen equivocada a la opinión pública».
También apuntó a Felipe Berríos: «Nunca esos dos sacerdotes se acercaron a ellos ni nunca se interesaron por saber qué había pasado, eludieron públicamente cualquier pregunta, la contestaban con una fórmula que era decir que todo estaba bien y que esos denunciantes estaban conformes y no lo estaban».
