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Peña advierte: «La política se ha transformado en un bien de consumo, las promesas de transformación radical ahora espantan al electorado» Según Encuesta Nacional Bicentenario 2017, chilenos vuelven a creer que su bienestar es gracias a ellos

Peña advierte: «La política se ha transformado en un bien de consumo, las promesas de transformación radical ahora espantan al electorado»

Y con respecto a Alejandro Guillier, el columnista detalla que «un programa eficaz en la lucha política no es un libro pormenorizado de diagnósticos y de medidas (como el que posee Goic, que con él ha sumado a sus pretensiones de densidad ética, el anhelo de totalidad programática, describiendo, en un alarde, su extensión en cientos de páginas) ni tampoco un compendio oportunista (que recoge, como insinuó Guillier, una porción de cada perdedor a fin de sumarlo a la segunda vuelta). Lo que se requiere es algo más simple y a la vez más difícil: identificar el tipo de trayectoria vital que predomina en el electorado e identificar los temores que alberga. Y como el principal temor es la sombra del futuro, las promesas de transformación radical en vez de atraer al electorado -la mayor parte del cual está feliz con su vida personal- lo espantan».


En su habitual columna, Carlos Peña aprovecha el incidente del programa presidencial de Alejandro Guillier para hablar de «cuánto ha cambiado la cultura política».

«Sin programa», escribe el abogado, «el candidato parece una mercancía incógnita que nadie querría comprar. Y es que la política se ha transformado en un bien de consumo. No siempre fue así».

«Hasta hace poco tiempo -algunas décadas- todavía era posible trazar una línea continua entre la identidad social de las personas y su preferencia política. Se trata de lo que los manuales definían como el clivaje. Es verdad que en el margen las preferencias se desviaban; pero en lo grueso las opciones políticas tendían a coincidir con lo que tradicionalmente se llamó intereses de clase. En ese mundo, más que el programa, importaba la capacidad de las fuerzas políticas de reflejar en su discurso y en su vago horizonte la identidad de cada uno, que era también la del grupo al que, anclado en la estructura social, se pertenecía», consigna El Mercurio.

Pero ahora, según Peña, las cosas han cambiado, de modo que las personas tienden a «diseñarse a sí mismos mediante el consumo y que reconocen identidades múltiples según cual sea el factor que esgriman para construirla: la orientación sexual, la etnia, las preferencias de consumo, el género, la generación. El resultado de todo eso es que las identidades colectivas que hacían del mundo social un ámbito relativamente sencillo de entusiasmar y fácil de predecir, se ha transformado en identidades múltiples».

Tesis que va en la misma línea de lo planteado por la Encuesta Nacional Bicentenario 2017, la cual sostiene que los chilenos vuelven a creer que su bienestar es gracias a ellos, más que del Estado.

Entonces, «en ese mundo la política ya no consiste en el esfuerzo por modelar, a partir de un sueño escatológico, la vida que los ciudadanos tienen en común. Al revés, se trata de satisfacer las preferencias que cada ciudadano ha forjado para sí y de apagar los temores que lo ensombrecen», precisa el columnista.

Y con respecto a Alejandro Guillier, Peña detalla que «un programa eficaz en la lucha política no es un libro pormenorizado de diagnósticos y de medidas (como el que posee Goic, que con él ha sumado a sus pretensiones de densidad ética, el anhelo de totalidad programática, describiendo, en un alarde, su extensión en cientos de páginas) ni tampoco un compendio oportunista (que recoge, como insinuó Guillier, una porción de cada perdedor a fin de sumarlo a la segunda vuelta). Lo que se requiere es algo más simple y a la vez más difícil: identificar el tipo de trayectoria vital que predomina en el electorado e identificar los temores que alberga. Y como el principal temor es la sombra del futuro, las promesas de transformación radical en vez de atraer al electorado -la mayor parte del cual está feliz con su vida personal- lo espantan».

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