La idea es distanciarse de la derecha dura y remarcar un aura de consenso y unidad
Los resultados del CEP de este miércoles, según el piñerismo, consolidan para el candidato de Chile Vamos la independencia de su liderazgo, sin la necesidad de depender o dejarse pautear por las agendas de la UDI como en el 2009. En el entorno del ex Presidente, aseguraron que él está convencido de que en la estrategia de apostar al centro político está la clave para amarrar su triunfo, lo que coincide con quienes agregaron que fue su decisión la de dar este giro para volver a un tono más similar a lo que fue su anterior campaña presidencial, un terreno que le acomoda, que le es más propio y acorde con su historial político en la derecha, como actor y parte del ala liberal de RN.
Si había algo que irritaba a Sebastián Piñera durante su primer Gobierno, que realmente lo sacaba de quicio, era que se insinuara o dijera que él no había ganado el 2009, sino que estaba en La Moneda porque había perdido la Concertación, que el desgaste político y los errores le habían pasado la cuenta al bloque del arcoíris, que con otro candidato más convocante que Eduardo Frei Ruiz-Tagle o sin Marco Enríquez-Ominami aglutinando a los descontentos y dividiendo el voto de la coalición, jamás habría ganado la banda presidencial. Por eso el resultado que arrojó ayer la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) instaló el mejor escenario posible para el ex Mandatario, el que siempre deseó y esperó: consolidar su liderazgo a 20 días de la elección con un claro aroma a triunfo irrefutable, lo que lo instala como el único líder real de la derecha, sin la necesidad de depender o dejarse pautear por las agendas de los partidos que sustentan su campaña.
En el comando piñerista ayer todo era felicidad, no se podían borrar las sonrisas de las caras, ni en sus mejores pronósticos pensaron un escenario así de favorable, una encuesta “tan, pero tan buena para Piñera”. Es que la primera lectura fue que el candidato de Chile Vamos va camino directo a vivir lo mismo que la Presidenta Michelle Bachelet el año 2013: “Las cifras de la CEP demuestran que en primera vuelta el resultado será contundente y la segunda vuelta se ganará con holgura, tal como lo hizo Bachelet”, sentenciaron en el círculo del ex Jefe de Estado.
No están pecando de excesivo triunfalismo, porque las cifras hablan por sí solas. En un escenario de votante probable –el que aseguró que irá a sufragar, sumado al que votó en elecciones pasadas y que representan el 44% del padrón electoral– Piñera obtuvo un 44,4% de las preferencias, mientras que la carta más competitiva de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, alcanzó al 19,7%. Mucho más abajo, y en claro retroceso, la abanderada del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, sacó el 8,5%, Enríquez-Ominami un 4,6%, la candidata DC, Carolina Goic, un 3,9% y el otro abanderado de derecha, José Antonio Kast, un 2,7%.
No solo eso, en segunda vuelta Piñera obtiene un 39,4% de los votos enfrentado a Guillier (27,2%) y un 39,7% si el balotaje fuera con Sánchez (23,3%).
Para el piñerismo no solo se estaría cumpliendo el objetivo político central de obtener una distancia en votos con Guillier superior al 15% para la primera vuelta, sino que además la suma total de Guillier-Sánchez-MEO-Goic no logra alcanzar lo que el candidato de Chile Vamos obtiene por sí solo. “La estrategia del comando ha sido la correcta”, afirmó un dirigente RN ante este resultado.
En el comando reconocieron que, independientemente de este auspicioso escenario, las cifras que “más feliz hicieron” al ex Mandatario son las referidas a sus atributos personales, sus habilidades para enfrentar materias como delincuencia (31%), crecimiento económico (47%), salud (32%), educación (31%), empleo (44%) y pensiones (32%), junto con liderar el ítem de honestidad (25%) y liderazgo (46%).
Si bien el trabajo de campo del CEP terminó el 16 de octubre y en el piñerismo reconocieron que no alcanzó a medir totalmente el impacto de la estrategia de las últimas semanas, de apostar al centro político para ganar, claramente estas cifras –celebraron varios en su entorno– permiten consolidar sin contrapesos ni tironeos políticos dicha fórmula de tomar distancia de las posturas más conservadoras de la derecha, de las que estuvo “preso” –afirmaron– durante la primera mitad del año, por la necesidad de apelar al voto duro del sector con miras a la primarias.
[cita tipo=»destaque»]No es gratuita la polémica apelación que hizo el piñerismo en la franja televisiva a la figura del fallecido ex Presidente Patricio Aylwin como ícono político, tampoco que se hable de una segunda transición, de la importancia del diálogo y los acuerdos, todo apuntando a los indecisos, pero sobre todo al centro político. En el entorno del candidato aseguraron que Piñera está convencido de que ahí está la clave para amarrar su triunfo, lo que coincide con quienes agregaron que fue su decisión la de dar este giro para volver a un tono más similar a lo que fue su campaña del año 2009, un terreno que le acomoda, que le es más propio y acorde con su historial político en la derecha, como actor y parte del ala liberal de RN.[/cita]
Ahora, la idea es remarcar su liderazgo con un aura de consenso y unidad. Por eso, no es gratuita la polémica apelación que hizo el piñerismo en la franja televisiva a la figura del fallecido ex Presidente Patricio Aylwin como ícono político, tampoco que se hable de una segunda transición, de la importancia del diálogo y los acuerdos, todo apuntando a los indecisos, pero sobre todo al centro político. En el entorno del candidato aseguraron que Piñera está convencido de que ahí está la clave para amarrar su triunfo, lo que coincide con quienes agregaron que fue su decisión la de dar este giro para volver a un tono más similar a lo que fue su campaña del año 2009, un terreno que le acomoda, que le es más propio y acorde con su historial político en la derecha, como actor y parte del ala liberal de RN.
“Lo que se ha visto estas semanas es propio del Piñera que se conocía antes, él está dirigiendo su campaña, con esta faceta más aylwinista”, agregó un piñerista histórico.
Eso explica la incorporación de Andrés Allamand a la primera fila del comando presidencial estas semanas, porque, si hay un nombre que está asociado a la llamada política de los consensos, ese entendimiento político entre el centro, la centroizquierda y el ala liberal de la derecha que caracterizó a la primera década de la transición, es precisamente la figura del ex ministro.
Pero la apuesta de Piñera en este plano va mucho más allá de una estrategia de campaña para la primera y la segunda vueltas. Tanto en RN como en el propio entorno piñerista admitieron que esta fórmula es precisamente con la que pretende gobernar los próximos cuatro años y que así lo ha planteado más de una vez entre sus cercanos. La lectura política que hace el piñerismo duro y el propio candidato es que, por más buenos resultados que se obtengan en las parlamentarias, ninguna coalición obtendrá las mayorías necesarias en el Congreso y, por ende, el “entendimiento político” será indispensable si no quiere que su segundo mandato naufrague en el inmovilismo o termine pauteado por la UDI, como sucedió entre el 2010 y el 2014.
No es un tema menor para Piñera ni menos para la convivencia en el seno de la derecha. De hecho, fue una de los principales debilidades que tuvo su primer Gobierno y ahora sigue latente. Esta semana la timonel gremialista, Jacqueline van Rysselberghe, reclamó al jefe político del comando piñerista, Andrés Chadwick, por la reunión que protagonizó el jueves 19 de octubre con el líder del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Rolando Jiménez.
No solo eso, en una entrevista al diario Pulso el lunes 23, la senadora UDI advirtió que si Piñera “se va a un eje liberal, necesita votos y los votos de la UDI no los va a tener”, junto con agregar que el ex Presidente “sabe que hay temas en los que no va a tener los votos” del gremialismo y recordó que una de las características de su partido es marcar posiciones, no actuar con medias tintas. “Sin duda, que cuando nos parezcan cosas mal vamos a plantearlo con claridad, pero no vamos a hacerlo por la prensa”, precisó.
Una de las cosas que más celebraron ayer en el comando de Piñera es que la consolidación de su liderazgo, que trajo aparejada la CEP, le otorga al abanderado una real independencia de sus partidos. “Se puede mover libremente más allá de las pataletas de los partidos, especialmente de la UDI, puede hacer guiños libremente y, como ya lo ha dicho en más de una ocasión, no se va a mover de su estrategia de centro”, sentenciaron en el entorno del ex Presidente.
Una de las candidaturas más mediáticas en las últimas semanas ha sido la de José Antonio Kast, al punto que instaló ciertas cuotas de nerviosismo en el comando piñerista ante la posibilidad de que se convirtiera en un factor que obligara al ex Presidente a quedarse preso en el discurso de la derecha dura, para tener que disputar votos con él y neutralizar así una fuga de sufragios desde ese flanco.
Kast no solo apela a resarcir la identidad más conservadora de la derecha tradicional, sino que además, de la mano de ello, convoca a ese voto “antipiñerista” que hay en la propia derecha. Hace unos días circuló la versión de que sondeos del propio comando del ex Mandatario le otorgaban al ex UDI un 10% en la primera vuelta, mientras que desde la Nueva Mayoría, puntualmente en el comando de Guillier, más de uno sonreía esperanzado ante el “daño” que le estaba provocando a la candidatura del ex gobernante, con lo que se vio una posible brecha de triunfo para la segunda vuelta.
Pero Kast no llegó al 3% en la CEP y, por más voto oculto que tenga, en la derecha dicen que el 19 de noviembre oscilará por debajo de los dos dígitos, que si supera el umbral del 5% sería un éxito para él y tendría opciones de consolidar su idea de fundar un movimiento político que esté a la derecha de la derecha.
Antes de la CEP, en el núcleo duro de Piñera ya se había instalado el convencimiento político de que no había que disputar votos con Kast, que era un desgaste innecesario y un error estratégico y, al parecer, no se equivocaron. Explicaron que con los resultados del sondeo se “despejó totalmente esa incógnita” y, de paso, le bloqueó al diputado la chance de seguir con el discurso de pedir que votaran por él para pasar a segunda vuelta junto a Piñera, como fórmula para derrotar a la izquierda.
Ya en las semanas previas, el comando del abanderado de Chile Vamos había comenzado a desplegar la estrategia del voto útil para el 19 de noviembre, apelando a que ese día sufraguen por el ex Presidente los que están dispuestos a hacerlo solo en una segunda vuelta. Todo indica que ahora dicha estrategia irá un poco más allá en esta recta final y apuntaría a instalar a Kast como el responsable de que Piñera no gane en primera vuelta.
“El resultado del CEP fue un tapaboca, las cifras son claras, si no estuviera Kast se podría ganar en primera vuelta, lo que saque es lo que le va a faltar a Piñera esa noche para ganar”, sentenció un dirigente de RN.
