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Artistas, académicos e intelectuales rechazan Proyecto de Ley de Universidades del Estado Manifiesto

Artistas, académicos e intelectuales rechazan Proyecto de Ley de Universidades del Estado

El proyecto –según los firmantes– contiene normas que, de aprobarse, implicarían la anulación de órganos colegiados y de representación democrática –Senado y Consejo Universitarios– que a la Universidad de Chile le ha costado tanto construir colectivamente; asimismo, vulneraría la necesaria autonomía que les es propia a instituciones públicas, es decir, del Estado; constituiría una amenaza a las condiciones laborales del estamento funcionario y consagraría la reducción progresivamente de recursos basales del Estado para el desarrollo académico y de pertinencia-país de sus instituciones.


El documento que a continuación se transcribe circula como un Manifiesto de un importante grupo de intelectuales frente al Proyecto de Ley de Universidades del Estado impulsado por el Ejecutivo. Por considerarlo  muy importante para el debate, se transcribe íntegro por ello y por su valor noticioso:

“”La reciente presentación al Parlamento de un Proyecto de Ley de Universidades del Estado viene a confirmar el deterioro de la política pública en materia de educación superior. Y es, también, signo de una regresión político-cultural de alcance mayor.

«Se trata de un hecho grave, en la medida que no sólo evita de manera flagrante la restitución de un sistema público -es decir, estatal- de Universidades chilenas, en provecho de esquemas empresariales de gestión, financiamiento y gobernanza; sino que, más aún, ratifica la anuencia de los gobiernos de turno respecto a la consolidación de un ‘modelo’ de privatización a ultranza implantado violentamente desde hace más de treinta años, con el apoyo de una complicidad que se nutre del silencio y la inercia de una sociedad hoy en día adormecida.

«El proyecto contiene normas que, de aprobarse, implicarían la anulación de órganos colegiados y de representación democrática -Senado y Consejo Universitarios- que a la Universidad de Chile le ha costado tanto construir colectivamente; asimismo, vulneraría la necesaria autonomía que le es propia a instituciones públicas, es decir, del Estado; constituiría una amenaza a las condiciones laborales del estamento funcionario y consagraría la reducción progresivamente de recursos basales del estado para el desarrollo académico y de pertinencia-país de sus instituciones.

«La reacción política a este nuevo síntoma del deterioro al que ha llegado el país en esta materia debería enfrentar sin ambigüedades a la violencia que este proyecto implica, tal como se encuentra en su versión actual; por lo tanto, deberían ser las comunidades universitarias públicas -es decir, estatales- las que respondieran con energía, indignación y propuestas alternativas a este estado de cosas. No sólo para reaccionar frente al evidente menoscabo que este proyecto implica respecto a las lógicas de gobernanza, autonomía, participación, financiamiento que estas instituciones reclaman, sino para reaccionar activamente frente a lo que este proyecto representa como síntoma político-cultural.

«Haciéndonos parte de este necesario movimiento, queremos declarar asimismo que esta ofensa a las Universidades del Estado es una ofensa a la cultura chilena y a su ciudadanía. Si el deterioro de la cultura y la democracia parecía ser patrimonio de la política economicista, gestionaria y tecnocrática de la derecha empresarial chilena, lo más grave parece ser que tal deterioro e ignorancia están representados ahora por sectores hegemónicos al interior del gobierno que alteraron la promesa original de una reforma y un proyecto de ley que fortaleciera a las universidades del Estado para finalmente entregar un proyecto que menoscaba la política cultural, científica, formativa, intelectual del sistema de educación superior chileno.

«A esta gravedad se agrega un nuevo hecho. No solamente el gobierno hace caso omiso de las opiniones críticas que diversos actores relevantes de la política de la educación superior chilena han realizado desde sus frentes académicos, estudiantiles, funcionarios a cuatro ‘pilares’ de este engendro neoliberal: gobernanza, autonomía, financiamiento, estatus funcionario; ahora pone la pistola -es decir, la billetera- en la mesa para obligar a un sometimiento bajo la amenaza de una definitiva anulación de recursos del Estado a las Universidades del Estado que osen resistir.

«Hace treinta años, la Universidad de Chile resistió frente a la intervención militar de sus aulas y de sus proyectos de cultura universitaria. Hace otros veinte emprendió, con el impulso de su comunidad, un proceso para formular un estatuto que dejase atrás el de la dictadura. No podemos sino aspirar a estar a la altura de esas resistencia y de esa capacidad de movilización y propuesta, hoy en día, cuando la política pública se hace eco de los antiguos autoritarismos para fomentar la privatización -y, por lo tanto, la anulación- de la res publica.

[cita tipo=»destaque»]“La reacción política a este nuevo síntoma del deterioro al que ha llegado el país en esta materia debería enfrentar sin ambigüedades a la violencia que este proyecto implica, tal como se encuentra en su versión actual; por lo tanto, deberían ser las comunidades universitarias públicas -es decir, estatales- las que respondieran con energía, indignación y propuestas alternativas a este estado de cosas. No sólo para reaccionar frente al evidente menoscabo que este proyecto implica respecto a las lógicas de gobernanza, autonomía, participación, financiamiento que estas instituciones reclaman, sino para reaccionar activamente frente a lo que este proyecto representa como síntoma político-cultural”, sostiene el documento.[/cita]

«De ratificarse este estado de cosas, de lo cual el Proyecto en cuestión es un síntoma elocuente, nos encontraríamos en la antesala de otros hechos más que preocupantes: la educación superior sería simplemente un juego de intereses empresariales, CONICYT no sería más que una agenda destinada a administrar la competencia por recursos exiguos, el Teatro Nacional Chileno quedaría abandonado a la suerte de los fondos concursables, la Orquesta Sinfónica debería viajar a otra parte para ser escuchada, los Museos quedarían como Museos de una cultura en vías de desaparición, en fin: los Premios Nacionales, serían al emprendimiento y la generación de dineros y no de cultura, ciencias o artes. Entre otros ejemplos que la vida cultural chilena podría entregar sin dificultades.

«Ante esta grave situación los abajo firmantes, académicos, artistas e intelectuales de todo el país llamamos a suscribir este manifiesto que será entregado a la Presidenta de la República y a los Presidentes del Senado y Cámara de Diputados, integrándose a otras iniciativas emprendidas por autoridades, estamentos y comunidades tanto de la Universidad de Chile como de las universidades del Estado».

FIRMAN:

Gonzalo Díaz, Premio Nacional de Artes. Profesor U. de Chile

Faride Zerán. Premio Nacional de Periodismo. Vicerrectoría U. de Chile

Roberto Aceituno. Decano Facultad de Ciencias Sociales U. de Chile

Nury González. Directora Museo de Arte Popular Americano-MAPA-U. de Chile

Pablo Oyarzún. Filósofo. Premio Juvenal Hernández. Profesor U. de Chile

Ramón Griffero. Dramaturgo. Director Teatro Nacional U. de Chile

Irma Palma. Senadora universitaria. Profesora U. de Chile

Roxana Pey. Ex rectora. U. de Aysén. Profesora U. de Chile

Cecilia Hidalgo. Premio Nacional de Ciencias Naturales. Profesora U. de Chile

Guillermo Núñez. Premio Nacional de Arte

Ricardo Uauy. Premio Nacional de Ciencias Aplicadas. Profesor U. de Chile

Flavio Salazar. Investigador. Vicerrector U. de Chile

María Olivia Monckeberg. Premio Nacional de Periodismo. Directora ICEI U. de Chile

Clara Luz Cárdenas. Decana Facultad de Artes U. de Chile

María Eugenia Góngora. Decana Facultad de Filosofía y Hdes. U. de Chile

Davor Harasic. Decano Facultad de Derecho U. de Chile

Raúl Atria. Vicedecano Facultad de Ciencias Sociale U. de Chile

Carlos Ruiz Encina. Director Departamento Sociología. U. de Chile

Claudia Zapata. Historiadora. Centro de Estudios Culturales Lat. U. de Chile

Alejandra Araya. Historiadora. Directora Archivo Central Andrés Bello. U. de Chile

Juan Pablo Mañalich. Profesor Titular Facultad de Derecho. U. de Chile

Ernesto Águila. Sociólogo. Profesor Titular U. de Chile

Grinor Rojo. Ensayista. Profesor Titular U. de Chile

Diamela Eltit. Escritora. Profesora UTEM

Óscar Barrientos. Escritor. Profesor UMAG-Punta Arenas

Naín Nómez. Poeta, ensayista. Profesor USACh

Javier Huenún. Escritor

José Angel Cuevas. Escritor

Lina Meruane. Escritora. Profesora NYU

Sergio Flores. Prof. Asoc. Facultad de Ciencias Sociales. U. de Chile

Manuel Riesco. Vicepresidente CENDA

Eduardo Santa Cruz. Profesor Titular. U. de Chile

Carlos Ossandón. Profesor Titular. U. de Chile

Loreto Rebolledo. Profesora Titular. U. de Chile

Claudio Salinas. Profesor ICEI U. de Chile

Soledad Bianchi. Ensayista. Profesora U. de Chile

Paulo Slachevsky. Director Editores de Chile

Ignacio Agüero. Cineasta. Profesor U. de Chile

Fernando Atria. Profesor Facultad de Derecho. U. de Chile

Germán Manríquez. Profesor Facultad de Odontología. U. de Chile

Cristián Gómez-Moya. Profesor Facultad de Arquitectura U. de Chile

Giorgio Solimano. Profesor Facultad de Medicina. U. de Chile

Norbel Galanti. Premio Juvenal Hernández. Profesor U. de Chile

Andrea Slachevsky. Profesora Asociada. Facultad de Medicina. U. de Chile

Federico Galende. Director Departamento de Teoría e Historia de las Artes. U. de Chile

Nelly Richard. Crítica y Ensayista.

Willy Kracht. Profesor Facultad de Ingeniería. Senador U. de Chile

Elizabeth Collinwood Selby. Filósofa. UMCE

Silvia Aguilera. Historiadora. Directora Editorial LOM Ediciones

Guillermo Soto. Senador Universitario. U. de Chile

Willy Thayer. Filósofo. UMCE

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