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Peña cuestiona al Bus del Odio: «Si sus partidarios tuvieran la razón, la libertad sería un simulacro» Dice que si ellos estuvieran en lo correcto «las instituciones democráticas carecerían de sentido»

Peña cuestiona al Bus del Odio: «Si sus partidarios tuvieran la razón, la libertad sería un simulacro»

«Si la biología fuera un destino, si cada uno estuviera atado a un fin que lo excede, a un propósito que lo guía y en cuya definición en última instancia no participó, si cada ser humano tuviera inscrita en su cuerpo la forma en que habrá de comportarse y relacionarse con otros, si hubiera una sola senda de la que ninguno debiera apartarse, entonces la libertad civil carecería de todo sentido y equivaldría a decirles a los seres humanos que pueden decidir cómo quieren vivir su vida solo para revelarles, cuando ellos comenzaran a ejercitarla, que no, que en realidad no era más que otra broma cruel», critica el columnista.


El paso del llamado «Bus de la libertad» tampoco dejó indiferente al influyente columnista Carlos Peña, quien se refirió al tema, desde el punto de vista biológico.

«Si la biología fuera un destino», escribió el abogado, «si cada uno estuviera atado a un fin que lo excede, a un propósito que lo guía y en cuya definición en última instancia no participó, si cada ser humano tuviera inscrita en su cuerpo la forma en que habrá de comportarse y relacionarse con otros, si hubiera una sola senda de la que ninguno debiera apartarse, entonces la libertad civil carecería de todo sentido y equivaldría a decirles a los seres humanos que pueden decidir cómo quieren vivir su vida solo para revelarles, cuando ellos comenzaran a ejercitarla, que no, que en realidad no era más que otra broma cruel».

Esto, en referencia a las creencias de los adherentes al proyecto, quienes, según el rector de la UDP, piensan que «el cuerpo de cada uno sería un destino porque en él se revela la voluntad que el Creador inscribió en él. Este punto de vista asigna un valor normativo a la inscripción biológica: ella señalaría cómo hay que vivir la afectividad y la sexualidad, y cuál es el rol que corresponde a cada uno en la vida social».

De este modo, concluye que «si los partidarios del ‘Bus de la libertad’ tuvieran razón, las instituciones de la democracia, la autonomía de los ciudadanos, la privacidad y las libertades civiles -incluida la libertad que ese bus ejercitó esta semana- carecerían de sentido y serían una simple simulación de la libertad», consigna El Mercurio.

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