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Desigualdad en Chile: modelo acortó la brecha pero apellido y cuna siguen siendo un techo Extensa nueva investigación del PNUD

Desigualdad en Chile: modelo acortó la brecha pero apellido y cuna siguen siendo un techo

Si tu apellido es Gonzalez o Tapia, el boom de la economía chilena de los últimos 30 años ha sido un obstáculo para mejorar tu posición económica. Esa es una de las tantas reveladoras conclusiones del estudio realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo que fue liderado por el economista Osvaldo Larrañaga. Otra es que la posición socioeconómica de los padres es un determinante importante de la de sus hijos.


Este miércoles, el PNUD presentará el libro «Desiguales orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile», un análisis que parte del siguiente diagnóstico: la brecha que existe en Chile es injusta y amenaza su desarrollo y estabilidad.

El trabajo, liderado por el economista Osvaldo Larrañaga junto al sociólogo Raimundo Frei y el ingeniero y sociólogo Matías Cociña, investigadores del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), arroja una serie de conclusiones lapidarias acerca de la naturaleza de la desigualdad en Chile, pero también varias para ser optimistas.

La más relevante es que la desigualdad de ingresos se ha reducido en las última dos décadas, de acuerdo a los principales indicadores que se utilizan para medirla (coeficiente de Gini, el indicador de Palma, la razón de quintiles). Y la principal razón es el alto crecimiento económico y el alza que como consecuencia experimentaron los sueldos más bajos.

Pero si tu apellido es Gonzalez o Tapia, el boom de la economía chilena de los últimos 30 años ha sido un obstáculo para mejorar tu posición económica.  Y es por eso que pese a eso, en amplios segmentos de la población existe la percepción de que la brecha no se acorta y este tema ha adquirido creciente relevancia en la política y las encuestas, como publica La Tercera.

El estudio es contundente en el sentido de que para seguir avanzando en reducir la desigualdad se necesitan medidas más profundas. Apunta a que el sistema productivo no sería capaz de absorber a todos los profesionales en el mercado y que los cambios tecnológicos y la automatización son una amenaza para el empleo.

Y es aún más lapidario en que la desigualdad política, entendida como las distintas capacidades de influir en las decisiones en ese ámbito, y la socioeconómica, se refuerzan mutuamente.

Para comprobarlo, los investigadores elaboraron una base de datos con los colegios y universidades en donde estudiaron los ministros, diputados y senadores desde 1990 hasta mediados de 2016. Esta da cuenta de que estos cargos han estado dominados por un segmento pequeño de la población y, por ejemplo, el 50 y 60 por ciento de ellos se educaron en colegios particulares pagados (actualmente menos del 8 por ciento de la matrícula nacional).

Otro de los puntos investigados fue la educación, cuyo diagnóstico, según el PNUD, es sombrío en cuanto a sus capacidades para producir movilidad social.

En Chile, según el estudio, la posición socioeconómica de los padres es un determinante importante de la de sus hijos. Para probar dicho punto, los autores hicieron el siguiente ejercicio: analizaron los apellidos de más de ocho millones de adultos chilenos que egresaron de la enseñanza media entre 1960 y 1990, y los asociaron a sus oficios, títulos, sexo y edad, y buscaron los que tienen más representación porcentual en las profesiones más prestigiosas y mejor pagadas: médicos, abogados e ingenieros.

¿El resultado? En una parte, predominan los apellidos ligados a la antigua aristocracia castellano-vasca y otros que eran comunes en los inmigrantes que se incorporaron a la elite en el siglo XIX: en total, son 50 apellidos que tienen el mayor porcentaje de profesionales de prestigio. En la otra parte, donde no hay ningún profesional de prestigio, casi todos los apellidos son de origen mapuche. “Esto sugiere fuertemente que la actual estructura de oportunidades reproduce desigualdades de muy larga data”.

Asimismo, el libro se refiere a lo que la Comisión Engel describió como “una cultura de financiamiento irregular, y a veces ilegal, de la política”, y plantea que eso probablemente ayudó a una sobrerrepresentación de los segmentos con más recursos en la política,

Los autores sostienen que todo eso explica la percepción que hay entre encuestados y entrevistados de que “los políticos” están desconectados de la realidad, lo que a su vez deslegitima el sistema, ya que dicen que los espacios de toma de decisión son “como un espejo roto en el cual la nación no puede reconocer su propia imagen”.

Cifras de la desigualdad en Chile

En el estudio, se indica que la desigualdad en Chile es una de las más elevadas de los países OCDE o, si se prefiere comparar con el barrio, está en el lugar medio alto en el contexto de América Latina. También se dice que un rasgo central de nuestro país es que parte del ingreso se concentra arriba, en el 1% más rico, el cual capta el 33% de lo que genera la economía; y, como si no fuera poco, el 0,1% más rico se lleva el 19,5% de lo que genera el país y el piso de entrada a ese segmento son 17 millones mensuales después de impuestos, mientras que el ingreso promedio de ese 0,1 % es de 111 millones.

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