Publicidad
Carlos Peña llama a Boric a «reconocer el error que cometió» A propósito de su viaje familiar en embarcación de la Armada de Chile

Carlos Peña llama a Boric a «reconocer el error que cometió»

Según el columnista, «el problema es que el diputado Boric y su familia hicieron el viaje en una embarcación de la Armada de Chile entre cuyos deberes y funciones no se encuentra, por supuesto, la celebración de actividades familiares». Agrega que no es relevante que el viaje no haya significado un gasto adicional para el Estado, «lo relevante es si en este caso se hizo uso de una posición de poder (de la familia o del diputado, poco importa) para tomar ventaja de un bien estatal. ¿O acaso cualquier vecino podría convencer a la Armada de trasladar a su familia a una conmemoración privada?».


En su columna semanal, el rector de la UDP, Carlos Peña, analiza la polémica a propósito del viaje familiar del diputado independiente Gabriel Boric, en una embarcación de la Armada de Chile.

Primero enuncia lo que él define como la regla de oro: «trata a los demás como quisieras que te te trataran a ti, o al revés, espera que los demás te traten como tú los tratas a ellos».

Luego dice que dicha regla viene al caso de Boric, quien ha «criticado a sus pares cada vez que advierte en ellos un aprovechamiento de su propia posición institucional, un conflicto de interés o un abandono, siquiera leve, de sus deberes», consigna El Mercurio.

La regla de oro -argumenta- indica que el diputado no debe sorprenderse, ni molestarse, cuando sus colegas o la opinión pública hacen lo mismo con él.

«Eso es lo que ocurrió la semana pasada», plantea el columnista, agregando que «el acto no tiene, en sí mismo, nada de reprochable, y por el contrario, es encomiable: un sentido de la pertenencia y gratitud familiar tan extendido y tan antiguo, es hoy por hoy más bien escaso».

«El problema es que el diputado Boric y su familia hicieron el viaje en una embarcación de la Armada de Chile entre cuyos deberes y funciones no se encuentra, por supuesto, la celebración de actividades familiares», puntualiza.

Sin darle mayor importa al hecho de que el viaje no significó un gasto adicional para el Estado, Peña recalca que lo relevante es «si en este caso se hizo uso de una posición de poder (de la familia o del diputado, poco importa) para tomar ventaja de un bien estatal. ¿O acaso cualquier vecino podría convencer a la Armada de trasladar a su familia a una conmemoración privada? Tampoco es relevante si la familia hubiera pagado por el viaje. El diputado sabe que pagar por un bien, al que la generalidad no tendría acceso, no anula un privilegio, sino que lo confirma. (¿No es eso lo que se alega en educación?)».

Añade que «es verdad que la Armada presta apoyo logístico a las islas; pero es obvio, y no vale la pena negarlo, que un homenaje a un ancestro familiar (o cualquier otro propósito privado) no es de aquellos incluidos en los deberes de esa institución (como alguna vez lo declaró de manera explícita e inequívoca la Contraloría General de la República en el dictamen 062512N08). La Armada, sencillamente, violó ese dictamen».

Peña concluye diciendo que la explicación de la Armada y Boric «son pueriles y eluden el verdadero problema; un problema del que tanto se ha quejado la sociedad chilena el último tiempo (alentada, entre otros, por el propio diputado Boric): el privilegio, la preferencia para el empleo de bienes públicos, la ventaja inmerecida, la explicación vaga».

Y la regla de oro -continúa- obliga ahora al diputado Boric a reconocer el error que cometió o en el que el entusiasmo de su familia por homenajear a un ancestro, sumado a la increíble liviandad de la Armada, lo envolvió.

Publicidad

Tendencias