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Halpern cuestiona el actuar de los empresarios y los responsabiliza de la crisis de confianza Dice que ellos se han transformado en aliados de las fuerzas antimercado

Halpern cuestiona el actuar de los empresarios y los responsabiliza de la crisis de confianza

El consultor y ex director de la Secom señala que las compañías “han dado flancos que han facilitado la tarea de quienes están construyendo sus carreras políticas, sobre la base de debilitar la economía de mercado. La crisis reputacional de la empresa es de tal magnitud, que se puede hacer una carrera política exitosa a expensas de una sola industria. Y hay mucho donde elegir. Los incentivos para emprenderlas contra el mercado son infinitos y los costos cero. Los presidentes tienen y seguirán teniendo una gran dificultad para resistir la presión antiempresa”.


El consultor y ex director de la Secom, Pablo Halpern, apunta a las empresas como las responsables de la crisis de confianza existente en el país, argumentando que sin quererlo se han transformado en aliadas de las fuerzas antimercados, lo cual ha contribuido a la actual orientación de la agenda pública.

Halpern dejó de asesorar a las AFP la semana pasada y en su lugar ingresaron Eugenio Tironi y Cristina Bitar, quienes ahora serán los encargados de enfrentar el debate de las reformas al sistema de pensiones que se viene​.

En su diagnóstico, el experto en comunicaciones sostiene que en los últimos 10 o 15 años ha habido un cambio en las correlaciones de fuerza en donde los estados y el mundo empresarial han perdido poder.

Advierte que “la sociedad civil organizada, a través de las redes sociales y la calle, ha generado un paisaje distinto. Los gobiernos se han vuelto mucho más vulnerables a la presión social y las empresas también”.

En entrevista con La Tercera, Halpern que las empresas por defecto y no por diseño “se han transformado en aliadas de las fuerzas antimercado. Y han dado flancos que han facilitado la tarea de quienes están construyendo sus carreras políticas, sobre la base de debilitar la economía de mercado. La crisis reputacional de la empresa es de tal magnitud, que se puede hacer una carrera política exitosa a expensas de una sola industria. Y hay mucho donde elegir. Los incentivos para emprenderlas contra el mercado son infinitos y los costos cero. Los presidentes tienen y seguirán teniendo una gran dificultad para resistir la presión antiempresa. Buena parte de las reformas que ha impulsado este gobierno y el ritmo precipitado con que se han llevado adelante sólo es posible en un escenario de extremo desprestigio de la actividad privada”.

Y explica que las empresas no son víctimas de una corriente antimercado que irrumpió de la nada, ya que “han funcionado adhiriendo al famoso precepto de Milton Friedman, que dice que el negocio de los negocios es hacer negocios. El problema es que Friedman acuñó esta frase el año 62. Han pasado más de 50 años y vivimos en un planeta distinto al que habitó Friedman. Las empresas, no digo todas, siguen exclusivamente preocupadas por sus utilidades y se han negado a aceptar que hoy la sociedad les pide más. Los casos de colusión, las modificaciones unilaterales de los contratos, el financiamiento irregular de la política, el tráfico de influencias, entre otros, han revelado que las empresas han operado sobre el supuesto de la impunidad total. Las malas prácticas que señalo han sido bombas de tiempo que las empresas no supieron detectar oportunamente y hoy les explotaron en la cara con costos para sus negocios. Vivíamos en un país en que la impunidad campeaba. Eso se terminó. La presión por más transparencia que se origina desde la sociedad civil se volvió imparable. Me atrevo a decir que la sociedad civil organizada tiene más poder que la empresa y que el Estado. Y esto sólo va a ir en aumento”.

En su análisis, el consultor señala que no es extraño que los políticos mejor evaluados en las encuestas sean Gabriel Boric y Giorgio Jackson, puesto que “si uno revisa la narrativa, tanto de Boric como de Jackson, es predominantemente antiempresa y antimercado. Y no van a desaparecer. Al revés, habrá más Boric y más Jackson, que acumularán más y más capital político a expensas de las empresas si éstas no entienden que tienen que hacer cambios profundos en el modo como operan. También se beneficiará la izquierda antisistema. Y por cierto se abre un espacio enorme para liderazgos populistas que representen a los descontentos”.

Sin embargo, precisa que en los sondeos de opinión también aparece Sebastián Piñera, quien a su juicio no tiene problemas de reputación, porque “es percibido como un político y no como un empresario. En esta coyuntura se beneficia de un gobierno muy impopular. Pero yo no sé qué pasaría con Piñera si Boric y Jackson tuvieran la edad para ser candidatos. Al parecer, ellos representan mejor el clima imperante que Piñera”.

Respecto al camino que ha tomado el gobierno de escuchar las demandas de la calle y hacerlas propias para así revertir los niveles de popularidad, Halpern explica que “escuchar a la calle, cuestión que el gobierno ha hecho, no ha revertido la baja adhesión que tiene. A la larga, y a veces a la corta, las malas políticas públicas erosionan la popularidad de los gobiernos, como las malas prácticas afectan la reputación de las empresas. Un caso paradigmático es la reforma educacional con la promesa de gratuidad universal en educación superior. Esta es una reforma que, sorprendentemente, la opinión pública ha rechazado”.

El ex director de la Secom también señala que las empresas para superar la crisis reputacional deberían apostar por mayor transparencia, debido a que “una empresa que está dispuesta a mostrar la mugre debajo de la alfombra y a limpiarla a ojos de quien lo quiera ver, tiene menos posibilidades de perder su reputación y una mayor probabilidad de recuperarla cuando la pierde”.

En ese sentido, menciona que las empresas se dan cuenta que son las responsables del deterioro de su imagen, porque “quizás no saben cómo hacer las cosas de otra manera. Pero en los próximos 10 años, muchos de los empresarios que hoy son cabeza de grupos económicos van a dejar paso a una nueva generación que de a poco va a ir tomando el control de las empresas. Esa generación viene con una mentalidad distinta y más abierta”.

Añade que los caminos que pueden adoptar para revertir dicho cuadro es el de entender que “la reputación no mejora con el lobby, las donaciones filantrópicas y las comunicaciones. Hoy, las empresas viven en una casa de vidrio. La comunicación por sí sola no tapa las malas prácticas. Si se quiere mejorar la reputación, es un error centrarse en la imagen. Ese es el último eslabón de la cadena”.

“Hay que cambiar la cultura al interior de la empresa. Reducir los problemas de reputación a un asunto comunicacional y de imagen es como tener un conflicto matrimonial e intentar resolverlo invitando a la señora a un viaje. Se podrán distender las cosas por un rato, pero el problema estructural seguirá donde mismo. Si uno mira a los grandes emprendedores contemporáneos y las misiones de sus empresas, uno se encuentra con mandatos que habrían hecho que a Milton Friedman le dieran arcadas. ¿Cual es la misión de Google? “Organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible”. Cuando Sergéi Brin y Larry Page estaban creando Google, no pensaban en la plata que iban a ganar. Lo que querían era cambiar el mundo. Y lo cambiaron. De paso, generaron mucha riqueza. La misión que se trazaron tiene un correlato en la empresa. La misión de Google permea todo lo que hace: sus productos, la relación con sus empleados, el tipo de personas que reclutan, el tipo de filantropía que hacen, etc. Lo que quiero decir es que esto no es poesía”, recomienda.

Finalmente, explica que casos como SQM y Caval, como también otros que han estado en el cuestionamiento público “generan un fuerte sentimiento antisistema. Los empresarios quedan expuestos a presiones que pueden descomprimirse con medidas populistas y antimercado, que al mundo político le puede ser tentador adoptar. Este es el peor escenario. Pero no es el caso chileno hasta ahora. El camino del gobierno ha sido promover medidas anticorrupción. No todas las que se requieren, pero muchas de las que propuso la Comisión Engel”.

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