«Los padres nunca son responsables» afirma
La Premio Nacional de Ciencias Sociales además evalúa el panorama político: «Ahora vivimos una época de fronda, donde todos quieren ser los caudillos y tienen la panacea».
A un año de destaparse el caso Caval, que involucra al hijo y la nuera de la Presidenta Michelle Bachelet, sus efectos políticos y especialmente en la popularidad del gobierno están lejos de atenuarse.
La antropóloga Sonia Montecino, Premio Nacional de Ciencias 2013, desde su trabajo como directora del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Chile, aborda cómo este caso también toca los estereotipos machistas de nuestra sociedad.
Sin embargo, parte recordando que el primer gobierno de Michelle Bachelet fue una señal potente para el resto de las mujeres chilenas.
«Que haya una mujer en La Moneda operó de manera poderosa en lo simbólico. Cuando Bachelet fue elegida por primera vez, las mujeres se ponían la banda presidencial señalando ‘todas podemos ser presidentas’. Fue una imagen potente que reflejó un estado social que permite el acceso a las mujeres a los puestos de poder, pero como una excepcionalidad. Que exista Bachelet presidenta no ha cambiado la violencia contra las mujeres, el femicidio, la diferencia de sueldos entre ellos y ellas, la escasa participación política femenina, el modo en que los hombres se relacionan con las mujeres. Para eso faltan reformas culturales y es el punto que nadie ataca, porque el conservadurismo en esto es tanto de izquierda como de derecha», dice en entrevista con La Segunda.
Foto: El Desconcierto
A su juicio el caso, Caval ha golpeado más duro a Bachelet por el hecho de ser mujer. «Como es mujer, [su circunstancia] es mucho más dura. En Chile, la culpa de todo lo que sucede con los hijos la tienen las madres; los padres nunca son responsables. Si el hijo es alcohólico, drogadicto, estafador, la culpable es la madre», asegura.
De igual forma, su visión del panorama político actual en Chile no es más alentadora. «Ahora vivimos una época de fronda, donde todos quieren ser los caudillos y tienen la panacea. El panorama político es una mezcla de jardín infantil y sainete. Las soluciones son parche sobre parche. Típico chileno, vamos arreglando con un alambrito aquí y otro por allá».
