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La diplomacia interétnica de los mapuche y el espectáculo de la derecha Opinión

La diplomacia interétnica de los mapuche y el espectáculo de la derecha

Fernando Pairicán
Por : Fernando Pairicán Historiador mapuche
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“Nadie consagrado a pensar sobre la Historia y la Política puede permanecer ignorante del enorme papel que la violencia ha desempeñado siempre en los asuntos humanos”, escribió Hannah Arendt en 1969. El reciente espectáculo de la derecha en la Comisión investigadora de la Operación Huracán me impactó. Tal vez sea una de las pocas veces que dirigentes del movimiento autonomista, criminalizado hasta el cansancio, son invitados para ser escuchados. A diferencia de los fiscales, Carlos Palma, Luis Arroyo y Cristián Paredes que no se presentaron el lunes 16 de abril a esta Comisión, las dirigencias mapuche si lo hicieron y dieron argumentos como sus puntos de vista. En algún sentido, los mapuche demostraron su alta diplomacia interétnica, y su interés por dialogar, con tal de encontrar puntos de concordancia para llegar a un acuerdo político. Como antes lo hicieron los antiguos mapuche del sur. Un acto, podríamos denominar, republicano.

Pero no fueron escuchados por un sector. El diputado Miguel Mellado de La Araucanía hostigó hasta el cansancio a las dirigencias mapuche, y criminalizó la historia política del werken Llaitul. Su constante agresión acabó por ocupar el tiempo destinado a un tema central: la creación de pruebas de parte de Carabineros de Chile que criminalizó a las dirigencias mapuche, asociados en una red de inteligencia, con vínculos en la población civil como es el caso del ingeniero Alex Smith. Esta asociación, vulneró los derechos de los ciudadanos indígenas, su presunción de inocencia, lo que acabó con ellos perseguidos y luego encarcelados. Con esta actitud, crearon uno de los montajes judiciales más aberrantes desde el retorno a la democracia, y resquebrajaron, una vez más, las confianzas desde el mundo indígena.

No olvidemos que ese era el objetivo de la Comisión, y los parlamentarios de Chile Vamos desvirtuaron los argumentos. La pregunta que como ciudadanos indígenas podemos realizarnos es la siguiente: ¿Por qué no quieren investigar? La machi Francisca Linconao, los werken Huenchullan y Llaitul demostraron que el diálogo y diplomacia, siguen siendo los pilares de la sociedad mapuche. Demostraron que la salida a este desencuentro será en base a la política. Como en otras instancias, los mapuche han demostrado su disposición al diálogo. Lejos de la caricatura que se han buscado forjar sobre nuestro pueblo, de “violentos” y “no dialogantes”. Durante la Comisión, como en otras oportunidades, los representantes mapuche han planteado esa disposición. No obstante, incluso siendo parte de ello, abriendo los espacios para el diálogo, la derecha chilena no deja los prejuicios, como lo expresó Juan Antonio Coloma al referirse a Llaitul: “es un intento desesperado de lavado de imagen” o el mismo Miguel Mellado: “Llaitul es muy sagaz y aprovecha las puertas que le abre la NM para colocar en una gran vitrina mediática su causa”. Diputado: no se trata de ello. Se trata de derechos humanos fundamentales consagrados en el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Pueblos Indígenas de la ONU del año 2007. Ambas instancias internacionales, resultado de los movimientos indígenas latinoamericanos en la década de los 80’ y 90’, respectivamente. Pero otro asunto es crucial: el diputado Mellado da por cierto la Operación Huracán, insiste en perpetuar algo que se resquebraja por todos lados. Mi pregunta es ¿Por qué insiste en ello?

[cita tipo=»destaque»]La machi Francisca Linconao ayer volvió a enfatizar: “no somos delincuentes y menos terrorista”. Y, como en otras ocasiones, la derecha chilena perdió la posibilidad de convertirse en una derecha del siglo XXI, moderna y liberal. Sus prejuicios e intereses, no le permite resquebrajar sus cultura política forjada en la Guerra Fría, y los jóvenes de derecha como los diputados Coloma y Torrealba repiten el discurso heredado de sus padres . Por todos estos antecedentes, ayer las palabras de Héctor Llaitul sintetizaron lo que buena parte de la comunidad política indígena pensamos: “el discurso de ustedes nos violenta, el de una derecha racista y discriminatoria que nos trata de delincuentes y terroristas”. [/cita]

La machi Francisca Linconao ayer volvió a enfatizar: “no somos delincuentes y menos terrorista”. Y, como en otras ocasiones, la derecha chilena perdió la posibilidad de convertirse en una derecha del siglo XXI, moderna y liberal. Sus prejuicios e intereses, no le permite resquebrajar sus cultura política forjada en la Guerra Fría, y los jóvenes de derecha como los diputados Coloma y Torrealba repiten el discurso heredado de sus padres . Por todos estos antecedentes, ayer las palabras de Héctor Llaitul sintetizaron lo que buena parte de la comunidad política indígena pensamos: “el discurso de ustedes nos violenta, el de una derecha racista y discriminatoria que nos trata de delincuentes y terroristas”.

“La emergencia de una nueva sociedad era precedida -escribió Arendt-, pero no causada, por violentos estallidos”. El espectáculo violento de la joven y vieja derecha, no es más que el miedo a esta nueva sociedad pluriétnica y pluricultural que sigue madurando, como lo demostraran los 2 millones 185 mil personas que se identificaron como miembro de un pueblo originario. El futuro: es Plurinacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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