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De cromosomas y tomas universitarias

Por: Marcelo Saavedra Pérez


Señor Director:

Soy un ser humano privilegiado que arrastro conmigo diariamente trillones de células que contienen los cromosomas XY. Digo privilegiado porque desde hace milenios, cuando nuestros ancestros compartían refugio y alimento bajo algún alero o caverna pleistocénica, seguramente se estaban gestando diferencias en el quehacer cotidiano con otros seres humanos que en sus células contenían la combinación de cromosomas XX. Quizás en qué recovecos de los albores de la humanidad esas distinciones en el quehacer doméstico fueron degenerando en una presunta supremacía de la mitad de la población de humanos con esa combinación de cromosomas que poseo, por sobre la otra mitad de seres humanos con la maldita y a la vez maravillosa combinación de cromosomas XX.

Desde aquellos tiempos, esos seres humanos fueron considerados indignos de atención en el ordenamiento social, recluidos y obligados a cumplir jornadas extenuantes de trabajo, crianza y atención a los portadores de la combinación XY, la del poder. Tal segregación odiosa se fortaleció y reivindicó con la invención de la religión, que dio un nuevo significado al concepto del abuso y sometimiento de esa mitad del mundo, la que perdura hasta nuestros días.

Aquellos que portamos en nuestros genes la combinación ganadora XY, no alcanzamos a imaginarnos siquiera la mezcla de sentimientos con la que una mitad del mundo se levanta día a día para cuidarse de la sociedad que hemos construido a través de milenios para nuestro beneficio.

Quizás los que vivimos en este angosto trozo de tierra al margen del desarrollo, estemos viviendo el inicio de algo grande, de algo que regocijaría a la guillotinada Olympe de Gouges. Sincera y amorosamente así lo deseo. Como joven nación quizás estemos a tiempo de cambiar y mejorar los patrones culturales encriptados de manera espuria en nuestro material genético que menoscaba día a día a la mitad de un pueblo.

Junto con generar los protocolos y procedimientos que salvaguarden hoy día la integridad y dignidad de las jóvenes protagonistas en los espacios académicos superiores; las demandas al Estado por terminar con la odiosa educación sexista representa una patada en las verijas del imperio milenario y transnacional del abuso masculino. Sé cuanto duele y reconozco que ese par de cromosomas XY se lo merecen y mucho más.

Atentamente,

Marcelo Saavedra Pérez

Biólogo

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