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Dolor ajeno y empatía

Por: Gabriela Sepúlveda Maldonado


Señor Director:

Los dichos del Ministro de Educación el pasado miércoles ante la comisión del Senado, no hacen más que reforzar una conducta que se repite transversalmente dentro de la sociedad. Decir que “estamos citados a resolver pequeñas humillaciones” no es más que una desestimación del dolor ajeno, que desde una posición privilegiada de poder resulta difícil o muchas veces, poco conveniente de entender.

Cuando minimizamos el dolor ajeno negamos las dificultades de quien es diferente a nosotros. De esta manera, no avanzamos a la solución del problema, sino hacia un proceso de relegación y marginación, donde comenzamos a ignorar la dignidad del otro y su calidad como sujeto de derecho. Así nos ha sucedido históricamente a nosotras e innumerables minorías.
Solo a través de la empatía lograremos progresar hacia una sociedad menos arbitraria, donde el valor del respeto nos lleve a entendernos como iguales en dignidad y derechos.

Gabriela Sepúlveda Maldonado
Estudiante de Derecho, Universidad de Chile

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