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Más diálogo para mejores políticas públicas Opinión

Más diálogo para mejores políticas públicas

Ignacia Fernández
Por : Ignacia Fernández Subsecretaria de Agricultura
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Al asumir el nuevo gobierno, el Presidente Piñera convocó al país a trabajar en un conjunto de acuerdos nacionales para “transformar a Chile en un país desarrollado”, alineándose en su discurso con la idea de avanzar en esta agenda a través de “la sana cultura del diálogo, de los acuerdos, de la colaboración entre los chilenos”.

Por estos días estamos viendo cómo esta invitación a la construcción de acuerdos se materializa en la conformación de una primera comisión por la infancia, orientada al necesario trabajo de diálogo pre-legislativo. El debate se centra, en consecuencia, en la habilidad de un Ejecutivo que no cuenta con mayoría política en el Congreso para llevar adelante su programa de gobierno y diseñar una estrategia para construir alianzas que le den viabilidad a sus propuestas –por cierto- ya definidas, o en las dificultades por las que atraviesa la oposición para ejercer su rol de manera articulada, o en el perfil de las figuras que sí aceptan la invitación, “aparecen en la foto” y emergen como posibles liderazgos presidenciales “¡a menos un mes de asumido el gobierno!”. Se centra, en síntesis, en las claves de la política “tradicional” de construcción de acuerdos “a-la-Aylwin”.

Lo que tan bien funcionó en el Chile de hace tres décadas no debiera ser el parámetro de la política, ni menos aún de la construcción de políticas públicas, en la actualidad. Hoy día se requiere mucho diálogo y acuerdos, sí, pero no sólo entre la clase política (cuya creciente pérdida de legitimidad se explica, entre otras razones, justamente por persistir en su estrategia de pactar a espaldas de la ciudadanía), sino del mundo político con la sociedad civil, la academia, el sector privado, las organizaciones gremiales y un sin fin de actores y ciudadanos que desde sus particulares lugares de expresión tienen opinión e interés sobre los asuntos públicos.

En Rimisp estamos convencidos de que no hay forma de avanzar en políticas públicas de calidad, pertinentes a las demandas y el sentir de los ciudadanos y que respondan a la complejidad de los problemas sociales que enfrentan los países latinoamericanos en la actualidad, si no es a través del diálogo. Por eso es que hace ya varios años que venimos diciendo que “la mejor política pública se hace dialogando” y trabajamos en distintos países de la región promoviendo procesos de diálogo y encuentro entre diversos actores y a diferentes niveles, que aporten a una formulación más transparente, pertinente y participativa de las estrategias de desarrollo.

[cita tipo=»destaque»]Lo que tan bien funcionó en el Chile de hace tres décadas no debiera ser el parámetro de la política, ni menos aún de la construcción de políticas públicas, en la actualidad. Hoy día se requiere mucho diálogo y acuerdos, sí, pero no sólo entre la clase política (cuya creciente pérdida de legitimidad se explica, entre otras razones, justamente por persistir en su estrategia de pactar a espaldas de la ciudadanía), sino del mundo político con la sociedad civil, la academia, el sector privado, las organizaciones gremiales y un sin fin de actores y ciudadanos que desde sus particulares lugares de expresión tienen opinión e interés sobre los asuntos públicos.[/cita]

El auténtico diálogo es distinto del debate, de la discusión y de la negociación. No se trata de imponer ideas, esperar que un argumento gane sobre otros o legitimar un acuerdo que permita obtener una ventaja. El diálogo es un proceso de interacción en el cual las personas se escuchan e intentan entender al otro y aprender en común, entender el porqué de los desacuerdos y construir alternativas de acción a partir de las legítimas diferencias. Muchas veces el diálogo no resulta en consensos, y está bien que así sea, pero ello no obsta a que realicemos esfuerzos sustantivos por comprendernos y poner en perspectiva los distintos aportes a la construcción de mejores políticas públicas.

Es un camino más largo y pedregoso, no cabe duda. Pero cada vez más necesario para enfrentar problemas tan complejos como la exclusión social, el conflicto indígena y otros que este gobierno se ha propuesto abordar, y donde son muchas y muy variadas las posiciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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