Opinión
Esta reflexión no es menor para un futbolista atípico, con un alto coeficiente intelectual y promotor de la iniciativa social Common Goal , que obtiene recursos a través de la donación del 1% de los salarios de futbolistas y entrenadores, que hasta diciembre del año pasado sumaban 33 colaboradores.
Hace unos días, Juan Mata, futbolista español y compañero de Alexis Sánchez en el Manchester United, señaló en una entrevista a la revista Panenka que: “Antes, los niños querían un balón para jugar al fútbol; ahora quieren las botas y la camiseta, y no tienen balón y no pueden jugar, pero da igual porque enseñan las botas y las camisetas, y eso ya es genial”, a esto añade: “Lo que me preocupa es que se pierda la esencia del fútbol, y es verdad que algunos aspectos parece que se están alejando de lo que es el juego. Se habla más de lo que sucede fuera del campo que dentro. Me preocupa que el fútbol profesional se distancie de los valores del deporte. Se habla de una celebración y no se habla del gol”.
Esta reflexión no es menor para un futbolista atípico, con un alto coeficiente intelectual y promotor de la iniciativa social Common Goal, que obtiene recursos a través de la donación del 1% de los salarios de futbolistas y entrenadores, que hasta diciembre del año pasado sumaban 33 colaboradores.
Si buscamos acercar esto a nuestra realidad local, cabe la pregunta ¿con qué sueñan nuestros niños? O más bien ¿Qué representa el fútbol para ellos actualmente?, ¿sueñan con hacer el gol del triunfo en la final a estadio lleno, o más bien con el auto de lujo y una estética más cercana a un cantante de reggaetón que a un deportista?, es más, ¿pueden los niños chilenos jugar al fútbol?, al parecer no, las calles son de los autos, no hay suficiente infraestructura pública (canchas), y un porcentaje importante de niños que viven en áreas metropolitanas lo hacen en condominios de departamentos con diversas prohibiciones. ¿Cómo se motiva entonces a un niño a practicar deporte, en este caso fútbol, si le parece una actividad tan distante?, esta actividad apasionante que solo vive a través de la videoconsola, considerando la privatización constante y monopólica de la información sobre este deporte.
Si antiguamente nuestros padres podían informarse de todo el futbol chileno en los distintos noticieros, repitiéndose los goles, hoy deben esperar por esas imágenes (tomadas en estadios fiscales en una gran mayoría). Más aún, ya ni siquiera el cable básico da cobertura de todos los partidos y exige más canales premium o packs deportivos con sus consiguientes costos, lo que ha distanciado aún más al hincha del fútbol local, en términos de costos y accesos, por que simplemente, es más fácil ver un partido del Barcelona o del City que de tu equipo local.
De esta forma la CONMEBOL y tras años de exclusividad y devaluación de la Copa Libertadores, anuncia una licitación con la final disponible en televisión abierta para el 2019, situación que se recoge en la licitación del fútbol chileno que transmitiría al menos dos partidos a la semana en señal abierta, buscando rescatar a todos esos hinchas perdidos, hoy consumidores de pasión tibia.
Sin embargo, la pasión está viva aún, aumentando la asistencia a estadios durante el 2017, quizás siempre con la esperanza de Galeano, esa en que “(…) muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”.
