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El acoso callejero es violencia

Gonzalo Valenzuela
Por : Gonzalo Valenzuela Magíster Gerencia y Políticas Públicas. Integrante del Partido Progresista.
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Chile debe detener todo nivel de violencia y abuso impregnados en nuestra cultura injusta frente a miles de mujeres, niños y hombres que han sufrido abusos sexuales, violaciones y acoso sexual callejero. Debemos parar con el cinismo y la ironía incluso en la costumbre jurídica y la falta de protección que existe en las personas que son violentadas. Debemos aprender de lo ocurrido en Puerto Montt con la pequeña Sophie, en Licanten con Emmelyn y con todos los testimonios de personas que han sufrido algún tipo de abuso y violencia sexual.

Hace un tiempo publiqué un artículo donde recalcaba frenar el acoso callejero, en esa oportunidad muchas mujeres hicieron llegar sus testimonios informando que habían sufrido acoso sexual desde los 9 y 10 años de edad, aun cuando las cifras que se indican es que a partir de los 14 años las niñas comienzan a sufrir acoso sexual mientras que el 20% de las mujeres con 18 años o más, lo sufre todas las semanas según datos del Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC).

En nuestro país aún no existe regulación frente al acoso callejero y en los casos de denuncias se recurre al artículo 373 del código penal que identifica el delito de “Ofensas al Pudor”, situación que deja al desamparo la protección e integridad en las personas que son violentadas por el acoso sexual callejero ya sea mediante acercamientos intimidantes, roces, tocaciones indebidas, registros audiovisuales del cuerpo de otra persona, persecución a pie o en medios de transporte, entre otros.

Hace casi dos años (2016) se aprobó en la cámara de diputados el proyecto de ley Respeto Callejero que entiende al acoso sexual callejero como “todo acto de naturaleza o connotación sexual, cometido en contra de una persona en lugares o espacios públicos, o de acceso público, sin que mantengan el acosador y la acosada relación entre sí, sin que medie el consentimiento de la víctima y que produzca en la víctima intimidación, hostilidad, degradación, humillación, o un ambiente ofensivo en los espacios públicos”.

Han pasado casi dos años y su tramitación aún sigue inconclusa, en  siesta, en lista de espera o quizás enajenada de nuestra realidad ya que falta la aprobación del Senado, siendo difícil comprender cómo leyes tan importantes de promulgar aún siguen en algún archivador por una parte del Congreso, allí la ciudadanía que en éste último tiempo no ha ido a votar o no participa en lo que entendemos por democracia y política, es bastante cómplice, ya que debería existir un cambio por lo menos en la representación de legisladores pero siguen los mismos (Senado) con proyectos importantes sin discutir.

[cita tipo=»destaque»]En nuestro país aún no existe regulación frente al acoso callejero y en los casos de denuncias se recurre al artículo 373 del código penal que identifica el delito de “Ofensas al Pudor”, situación que deja al desamparo la protección e integridad en las personas que son violentadas por el acoso sexual callejero ya sea mediante acercamientos intimidantes, roces, tocaciones indebidas, registros audiovisuales del cuerpo de otra persona, persecución a pie o en medios de transporte, entre otros.[/cita]

Según una encuesta de OCAC 2015 apoyada por ONU Mujeres un 85% de chilenos cree que el acoso callejero debe ser sancionado por ley. Pero falta coraje y progresismo en la acción para que de una vez por todas se avance hacia un cambio cultural necesario para nuestra sociedad y que promueva algo tan sensato como es el respeto hacia el prójimo.

En abril del 2018 el proyecto cumplirá dos años de espera en el Senado y allí nos preguntamos ¿y si avanzamos hacia un parlamento unicameral, eliminándose el Senado en Chile?

Siempre en la lógica de erradicar el acoso sexual callejero, en mujeres, hombres, niñas y niños en el país, y sobre todo abocado a las cifras de acoso que entrega OCAC frente a mujeres, es inaceptable que en pleno siglo XXI una mujer no pueda caminar tranquila por la calle. Espero que la futura ministra de la Mujer y Equidad de Género del presidente electo Piñera, Isabel Pla, se haya retractado de sus dichos “no se confunda acoso con piropo” y entienda que el país requiere de un cambio cultural importante.  El acoso es violencia y nadie tiene derecho de dar “piropos” a otra persona y hostigar a alguien por su apariencia física o porque simplemente vemos a una mujer caminar sola. Es tiempo de frenar el acoso sexual callejero, lo que implica un cambio en nuestra cultura; el respeto hacia el prójimo es fundamental.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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