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De Filósofo a mendigo

Luis Matte Díaz
Por : Luis Matte Díaz Licenciado en Filosofía y Profesor de Filosofía, Universidad de Chile
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Con los cambios que se están proponiendo como parte de la actual Reforma Educacional que busca dejar a la asignatura de filosofía fuera del plan común y hacerla un electivo optativo para los alumnos, pero también para las escuelas, entonces, mi Licenciatura en Filosofía y mi título profesional de Profesor en Filosofía, los cuales me costaron más de cinco años y medio en conseguir, tendrán la misma validez que el de aquellos estudiantes estafados por la Universidad del Mar. No obstante, lo que ocurre ahora es peor en mi opinión. Fue el Estado de Chile -y no un privado- el que dejará a los filósofos del país como pordioseros ilustrados en el mejor de los casos. Además, es este mismo Estado el cual nos permitió a varios de nosotros optar a un crédito y, posteriormente, a la famosa Beca Vocación de Profesor tipo 2, para costear los estudios –ahora casi inservibles. En particular, de acuerdo a la retribución de la beca, el Ministerio de Educación dicta lo siguiente:

“Una vez obtenido el título profesional, el estudiante becado debe trabajar por al menos 3 años en un establecimiento municipal, subvencionado o de administración delegada, donde tendrá que cumplir una jornada de mínimo 30 horas lectivas semanales.”

[cita tipo=»destaque»]Exigiría al Estado -que no se preocupa por el hecho de quedarse sin filosofía para sus ciudadanos- que se dignara por lo menos a que todos quienes estamos en mi situación se nos condone la deuda en su totalidad –licenciatura y programa de pedagogía-, y por qué no pedirlo, unas disculpas públicas a tan tamaña estafa estatal.[/cita]

En definitiva, no sólo gozaremos de una carrera sin importancia para nuestro país, sino que además de dos pesadas cargas estrechamente relacionadas. La primera son deudas económicas que ascienden a millones –me refiero al Crédito con Aval del Estado-, y la segunda se esperaba que la pagásemos con nuestro digno trabajo. Sin embargo, con estos cambios que nos dejarán con minúsculas opciones laborales, me pregunto ¿cómo esperan que paguemos y retribuyamos? Si ya con el curriculum actual en educación era titánica la tarea de devolverle al Estado sus préstamos por el hecho de las horas exigidas en aula -entendiendo que filosofía estaba reducida a tercero y cuarto medio-, con este nuevo cambio, ¿cómo me enriquezco lo necesario?, ¿recitando a Platón cada vez que entregue una pizza en bicicleta?

Exigiría al Estado -que no se preocupa por el hecho de quedarse sin filosofía para sus ciudadanos- que se dignara por lo menos a que todos quienes estamos en mi situación se nos condone la deuda en su totalidad –licenciatura y programa de pedagogía-, y por qué no pedirlo, unas disculpas públicas a tan tamaña estafa estatal.

Últimamente todos buscan modelos a seguir en educación, y un país que resuena con fuerza es Finlandia. ¿Sabrá el Ministerio de Educación de este pobre Estado al sur del mundo, que en ese país filosofía se imparte desde la educación básica?

(*) Aunque en mi firma pueda ver Universidad de Chile, bien podría salir Universidad del Mar

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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