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El MDPRO y el fortalecimiento del Frente Amplio

Lucy Ovando
Por : Lucy Ovando Vocera del Frente Democrático Progresista (MDPro)
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En enero de 2017 un centenar de militantes del Partido Progresista, PRO, al que pertenece Marco Enríquez-Ominami fuimos  al Servicio Electoral a desafiliarnos del partido. En esa oportunidad dejamos muy en claro las razones de nuestra decisión. Hoy,  un año después, vale la pena evaluarla a la luz de los acontecimientos ocurridos en el período que siguió y finalmente terminó en noviembre de 2017.

La renuncia fue motivada por la decisión de la Dirección Política del PRO de no hacer ningún debate interno para evaluar el destino del partido y de la candidatura presidencial de ME-O en las elecciones presidenciales y parlamentarias que se avecinaban.

Nuestra opinión era que la estrategia del PRO -después que se supiera que el tesorero había recibido dineros ilegales de SOQUIMICH- se derrumbó, porque en aras de “proteger al líder” se tomaron decisiones que resultaron un fracaso político, que lo llevaron a un aislamiento total de las otras fuerzas de la izquierda y a un previsto  fracaso electoral. Ello se comprobó al resultar  sexto entre 8 candidaturas y  reduciendo su votación a la mitad del año 2013 y a un cuarto de lo obtenido el 2009. También un fracaso anunciado en lo orgánico, porque la cúpula cercana al líder no atinaba a realizar acciones partidarias por temor a que se generaran debates que no serían capaces de enfrentar. La estrategia de ME-O fue pasar gran parte del año  2016 fuera del país. Ello llevó directamente a que el candidato no pudiese desplegar acciones en terreno, desperfilando completamente su candidatura como se comprobó en noviembre del 2017.

Es decir, el tiempo nos dio la razón, aunque entonces solo queríamos debatir la perspectiva de la coyuntura política. El absolutismo de ME-O llevó a que el PRO perdiera su imagen de tercera fuerza, la imagen de la alternativa al duopolio político derecha-nueva mayoría, convirtiéndose derechamente en menos de lo mismo que criticábamos dado que durante el 2017 trataron de establecer alianzas con diversos partidos dentro de la NM sin éxito, como era de esperar. Ese viraje y vuelta de espaldas a sus propios principios es la cuenta política que la ciudadanía les pasó a PRO y a ME-O.

[cita tipo=»destaque»]Celebramos que el solipsismo político del PRO de ME-O lentamente, después de sus malas experiencias,  deje lugar a alianzas tal como ocurre hoy entre esta organización y el partido PAIS del senador Alejandro Navarro. Pero pensamos que ello solo será un viraje virtuoso en la medida que la obsesión presidencial de ambos líderes se apacigüe, y le brinde una oportunidad a sus partidarios para realizar un verdadero trabajo político y programático en nuestra sociedad.[/cita]

Todo esto es historia, pero irrefutable realidad. Quienes nos desafiliamos, constituimos el Movimiento Democrático Progresista, MDPRO, y entramos a participar del Frente Amplio que es donde, pensamos, naturalmente debiese agruparse el progresismo chileno. Nuestra apuesta fue correcta porque el FA planteó las ideas de cambio que la ciudadanía percibió como de futuro y alternativas a las anquilosadas ideas de las cúpulas de la derecha y la fraccionada Nueva Mayoría. La ciudadanía quiere representación real: más democracia, menos abusos (fin a las AFP, las Isapres, las colusiones, las alzas exageradas de precios, y más regulación para asegurar los derechos de los usuarios en electricidad, frente a los daños ambientales, entre otras cosas.

Decidimos participar en la construcción del FA que sabemos es un proceso complejo, tanto por las dificultades para construir coincidencias programáticas más finas, como por las raíces ideológicas y doctrinarias de los participantes (liberales, marxistas, progresistas, ecologistas, humanistas). En todo caso, nada impide que ellas puedan  coincidir en un grupo de partidos -o incluso en uno solo-  con definiciones adecuadas y actuando en conjunto. Esta es una tarea difícil, pero estamos trabajando desde ahora en el FA con la perspectiva de hacer un Congreso de la coalición durante el 2018.

El MDPRO estima necesaria la convergencia incluso orgánica de la mayoría de los partidos que hoy conforman el FA. Quizás en un futuro próximo se reducirá drásticamente los 14 miembros que lo componen por la fusión de algunos de ellos. Eso es lo lógico y ayudará a consolidar la presencia política de la coalición.  En lo inmediato hay pequeños grupos que quieren engrosar el FA lo cual, en nuestra opinión, es bienvenido, siempre que se evite que  la ciudadanía confunda esta apertura con una noción inorgánica de la política, para lograr lo cual parece imprescindible que se expliciten las condiciones político-programáticas para incluirse en el FA.

Celebramos que el solipsismo político del PRO de ME-O lentamente, después de sus malas experiencias,  deje lugar a alianzas tal como ocurre hoy entre esta organización y el partido PAIS del senador Alejandro Navarro. Pero pensamos que ello solo será un viraje virtuoso en la medida que la obsesión presidencial de ambos líderes se apacigüe, y le brinde una oportunidad a sus partidarios para realizar un verdadero trabajo político y programático en nuestra sociedad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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